Sigo con el caso de
los usuarios de la Sanidad Pública encerrados en el Hospital del Bierzo. Hacen lo que tienen que hacer. Pero -en mi opinión- van a
perder. ¿Por qué?
El primer factor
clave ya lo comenté en el primer artículo: no
puede haber más plazo de finalización de la lucha que el de la
consecución de las reivindicaciones.
Y repito,
consecución de las reivindicaciones, no de compromisos o promesas.
Las promesas de un político no valen nada, bien que lo sabemos ya.
Y llegar a eso
significa muchísimo tiempo de lucha.
Es algo que tal vez
algunos saben (“no tenemos prisa”), pero pienso que no son
realmente conscientes de las implicaciones de esa larga, larguísima
duración.
La lucha no tiene
plazo de finalización.
Esto es, que la
acción debe planificarse para durar de forma indefinida.
O lo que es lo
mismo, como si fuera a ser para siempre.
Eso implica
organización.
Y como parte de esa
organización, en el caso de un encierro, como mínimo, debe existir
una planificación de turnos.
El mismo grupo de
personas no va a aguantar encerrados toda la vida. Hay que hacer
relevos.
¿Qué personas
concretas van a estar presentes en el encierro de día y de noche,
hoy, mañana, pasado mañana... el año que viene?
Si el encierro se
plantea de duración indefinida, deben estar planificados los turnos
con mucha antelación. Cuánto más, mejor.
Para unas
reivindicaciones de este calado, un año no sería demasiado.
El hecho de poder anunciar públicamente, en septiembre de 2017, que ya está programado
quienes van a estar encerrados en septiembre de 2018, con nombres y
apellidos, aporta una fortaleza y una credibilidad enormes a la
acción.
No poder afirmarlo,
evidencia la debilidad del grupo: “son cuatro gatos”.
Y cuatro gatos se
pueden ignorar: “ya se cansarán”.
Incluso se les puede
echar a patadas, llegado el momento oportuno: “son cuatro gatos, no
representan a los vecinos”.
Así que hay que
planificar turnos. Dejar claro, a los de fuera, pero también a los
de dentro, que el encierro es permanente.
Y además, hay que
sumar vecinos a la lucha: una mañana cada tres meses, una tarde a la
semana, las noches de una semana al año... lo que cada uno pueda,
pero que se sumen.
Para sostener el
encierro indefinidamente, pero también porque la lucha es de todos.
Si se consigue ese
objetivo, si se puede afirmar -hoy- que hay personas dispuestas a
mantener el encierro al menos un año... si todos tienen claro y son
plenamente conscientes de lo que implica que la ocupación sea
indefinida... entonces, tal vez, se pueda ganar.
Y así es como se
lucha: para ganar.
- 3 personas para mantener el encierro por la noche.
- 5 por la mañana.
- 5 por la tarde.
Eso hacen 13 al día. 91 a la semana si todas hacen un turno semanal. 100 por tener margen.
100 personas, como
mínimo. Concienciadas y dispuestas a quedarse ahí permanentemente,
haciendo un turno de 8 horas a la semana.
Lo que hace falta
para empezar a considerar que se puede ganar una batalla como esta.
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