sábado, septiembre 09, 2017

Así es como se lucha (IV)

La atención sanitaria en el Hospital del Bierzo deja mucho que desear, a consecuencia de las políticas de privatización de la Sanidad. Un grupo de usuarios se encierra para reivindicar algunas mejoras esenciales.

Pero el Hospital del Bierzo tiene un Gerente, cargo nombrado por un gobierno del PP respaldado, en las urnas, por los votos de medio millón de castellano-leoneses.
Y no sólo por ellos. El gobierno del PP de Castilla-León es producto de unas elecciones cuyos resultados han sido aceptados por todos aquellos que han votado a un partido político para que les representara en las Cortes Regionales. Esto es, que el gobierno del PP en Castilla y León es producto de unas elecciones validadas por los votos de un millón trescientos mil castellano-leoneses.

Y más allá, está el gobierno nacional, las Cortes Generales y un Sistema Electoral respaldado, en España, por los votos de cerca de 24 millones de españoles.
Una mayoría de votos que respaldan un Sistema político que admite y produce esa privatización de la Sanidad.

Y así funciona la democracia, o eso dicen por la tele.

La gente expresa “su voluntad” “respetuosamente” en las urnas, elige un “representante” cada cuatro años, y al que no le gusta lo que hacen los gobiernos, puede protestar, pero no tienen por qué hacerle caso, porque para eso ya están las urnas. Ajo y agua.

Algunos no lo vemos así, claro. Algunos sabemos que no vivimos en democracia. Y unos pocos, poquísimos, sabemos que el sistema de representantes siempre fue oligarquía, que últimamente ha sido “convertido” mágicamente en democracia a costa de repetirlo una y otra vez por los medios de propaganda.

Pero la mayoría cree los dogmas de la tele. Y vota.

Y los que votan, no luchan. No se suman -de forma permanente- a ningún encierro, ocupación, huelga indefinida...

Los que no votamos y estamos dispuestos somos muy, muy pocos. No somos suficientes.

Para que algún día seamos suficientes, una parte de la gente que hoy vota tiene que dejar de hacerlo, para, en cambio, luchar, trabajar, construir.
Tenemos que hacer que esos -unos pocos, una parte- dejen de creer.

Es esencial, si queremos cambiar las cosas. Si queremos que, en lugar de luchar y perder, luchemos y ganemos.

Es un trabajo tan fundamental, tan necesario, tan importante, que debe hacerse todo el tiempo, en todo lugar, por todos aquellos que tengamos claro que el Sistema es parte del problema.
También en cada encierro, ocupación, acción directa.

Lo llaman democracia, y nunca lo ha sido.
Es por ello por lo que debemos luchar en la calle. Encerrarnos en un hospital, tomar las plazas.
Es por ello que votar no sirve.

Pero si no lo decimos, si nos limitamos a ocupar los espacios sin explicar por qué tenemos que hacerlo, ¿qué legitimidad tenemos? ¿Por qué tendríamos que ser escuchados?

¿Y por qué la gente tiene que aceptar eso de que “la lucha es el único camino”? ¿Acaso no tenemos las urnas y la “democracia” para cambiar “civilizada y respetuosamente” las cosas que se hacen mal?

Esta omisión es algo en lo que hoy en día fallan absolutamente todos aquellos grupos que defienden la acción directa.
Actúan en su ámbito, pero no conciencian. No denuncian la farsa. No hacen nada por romper el adoctrinamiento. No justifican la legitimidad democrática de la lucha en la calle. No denuncian la ilegitimidad democrática de instituciones y parlamentos.

Hay que repetirlo una y otra vez. Explicarlo. Hablar a la gente de política. Educar. Concienciar.
Todo el tiempo, en todas partes.

El que lo vaya entendiendo, al que podamos desprogramar, podría estar dispuesto a ir más allá, y luchar.

Y algún día, tal vez, podríamos ser suficientes.


La GRAN ESTAFA ELECTORAL es uno de los factores clave que permite al Régimen mantenerse sólidamente pese a todo el mal que hace. Los mandamases lo saben, por eso utilizan cada día sus medios de propaganda para repetir una y otra vez que tenemos “democracia” -últimamente lo repiten mucho más de lo habitual, lo habréis notado, supongo-.

Si no actuamos también ahí, contra esa manipulación, ya hemos perdido.


"Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que, gracias al consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre."
Aldous Huxley

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