miércoles, diciembre 19, 2018

¡Cuidado! ¡Que viene el loVOX!

Érase una vez un pueblo que tenía mucho miedo, y con razón, del lobo. En una ocasión, al escuchar al pastor gritar ¡que viene el lobo!, todo el pueblo acudió corriendo a proteger el rebaño. Pero era una broma. El pastor repitió la broma varias veces, hasta que, un día, los vecinos no acudieron. Ese día el aviso era cierto, el lobo estaba allí de verdad, y mató a las ovejas.

Los vecinos fallaron, claro. Por dar crédito a un embaucador, por su ignorancia, actuaron cuando y donde no era necesario, y no actuaron cuando y donde era necesario actuar.
Y sufrieron las consecuencias.

Sabiduría presente en los cuentos infantiles... que muy pocos aprendieron, al parecer.



Se ha generado estos últimos tiempos mucho miedo ante la irrupción de VOX. Por todas partes hay voceros gritando ¡que viene el lobo!, casi todos, llamando al voto a UP. Y muchos les creen. Recuerdan lo que pasó con los nazis, y tienen miedo. Y repiten su mensaje.
Y naturalmente, se equivocan.
Porque es mentira.
El lobo no viene ahora, en este momento.
No puede venir, porque ya estaba aquí. Siempre ha estado aquí. Nunca se fue.

El lobo gobernaba España antes del 78. Ese año, lo maquillaron, lo hicieron pasar por perro fiel, y siguió gobernando. Hasta hoy.
Como pasó antes y después en tantos otros países.

Ya lo he dicho muchas veces. Ya lo he demostrado muchas veces.

Lo llaman democracia, y nunca lo ha sido.

Los parlamentos son una herramienta de la oligarquía económica -el lobo-, que sirve para anular al pueblo, manteniendo sometidos y dóciles a los pueblos a los que gobiernan y esquilman. Siempre fueron eso. Hasta hace 200 años, todo el mundo lo sabía.
Y los partidos políticos que ocupan esos parlamentos son -y siempre han sido- organizaciones cuya finalidad es canalizar la reacción popular hacia acciones inocuas para el poder -como votar-.
Los partidos, las elecciones, los “representantes”, impiden que el pueblo se rebele, se organice y actúe eficazmente para protegerse del lobo. 

¡Que viene el lobo, vótame, yo te salvaré!

Pues no, no nos van a salvar.
Todos los partidos políticos sirven al poder económico. Todos los que salen en los grandes medios de comunicación, al menos. Medios que sirven -son propiedad- de la oligarquía económica -el lobo-. Medios que seleccionan y dan protagonismo a un reducido grupo de partidos, que son los que pueden acceder a los gobiernos.

Al que no sale en la tele, no le votan.

No nos representan. Representan a los ricos, no a nosotros. Todos los partidos representan a los ricos. Ninguno nos representa a nosotros, el Pueblo.

Y sí, hoy, el lobo tiene unos servidores nuevos. El lobo muestra una marioneta nueva en su pata derecha. Y eso es malo.
Es consecuencia del deterioro social y económico que producen años y años de gobierno de la oligarquía económica. Cuando las cosas están ya muy mal, y van a ir a peor, aparece la extrema derecha.

Pero la solución no está en sus urnas, sus parlamentos, sus instituciones. La solución no está en votar a la marioneta que tiene el lobo en su pata izquierda.

VOX es el lobo, claro que sí. Y el PP lo es. Y C's. Y el PSOE.
Pero la otra marioneta de su mano izquierda... ¡también es el lobo! UP, sí, UP, también es el lobo*.

¿Cómo vamos a protegernos del lobo siguiendo el camino que nos marca el propio lobo?

Tenemos motivos para preocuparnos. Hoy más que hace 30 años, más que hace 20, más que hace 10... porque las cosas están peor. Y van a seguir empeorando.
Pero de nada sirve actuar sin conocimiento. De nada sirve hacer más fuerte al lobo alimentándolo con lo que quiere el lobo -votos-.

Y sí, por supuesto, de nada sirve no hacer nada. Es obvio.

¿Tenéis miedo del lobo? Pues organizaos y protegeros de él. Organizaos y combatidlo. Organizaos y construir, para vosotros, para vuestros hijos, un mundo mejor, un mundo justo, un mundo seguro.

Pero para no fallar, como los vecinos del cuento, tenéis que saber. Enteraos de quién es el lobo realmente. Enteraos de cómo se combate a este lobo. Enteraos de cómo se vence a ese lobo.
Es fácil. También lo he dicho ya millones de veces.
El camino a seguir se llama democracia. Pero la de verdad. La que nunca hemos tenido.

Sabiendo eso, es más fácil no fallar. Es más fácil no dejarse engañar. Y no desviar la atención del verdadero enemigo.

Dad un paso atrás. Abrid bien los ojos. Dejad de mirar las marionetas. Mirad al lobo que las maneja.

¿Lo veis? ¿No?

Pues mirad mejor. Informaos. Leed. Contrastad la información.

El lobo no viene. Siempre ha estado aquí. Nunca se fue. 

Lo llaman democracia, y nunca lo ha sido.


* Cuando VOX no era nadie, allá por 2014, el lobo comenzó a darle difusión en sus medios. Pero ese año el lobo tenía a otro partido más que promover. Aquí, ambos partidos siendo lanzados en una entrevista con una de sus propagandistas estrella.

Marioneta pata derecha, marioneta pata izquierda.

jueves, mayo 03, 2018

Radicales o necios

Imaginémonos una situación cotidiana de la vida real.
Una persona, puede ser cualquiera de nosotros, que viene sufriendo algún dolor, molestia o cansancio anormal, acude a su médico, le hacen pruebas, y llega el diagnóstico, y escucha algunas de esas palabras que nadie quiere escuchar: tumor; maligno; cáncer. Pero, dentro de lo malo, hay esperanza, le dicen, hay tratamiento, cirugía, quimio, erradicación total de la enfermedad. 
Aquí, sería lógico buscar una segunda opinión. Misma respuesta. El origen del mal está claro. El tratamiento, también.
Y entonces, y aquí llega lo sorprendente, esa persona, le dice al médico, no, mire, ese tratamiento es muy radical, con unos analgésicos para el dolor, unas vitaminas para el cansancio, ya me apaño, gracias.

Hay quien lo ha hecho, claro.
Pero no es normal. ¿Quién en su sano juicio actuaría así? ¿Quién en su sano juicio no le diría al médico, adelante con ello, y cuanto antes, mejor? ¿Quién en su sano juicio, incluso sabiendo que hay tumores de lento crecimiento que no van a llegar a causar daño nunca, incluso sabiendo que hay cánceres que no tienen tratamiento hagas lo que hagas, incluso sabiendo que te van a rajar el cuerpo con los riesgos que eso conlleva, incluso sabiendo que, en el mejor de los casos, la quimio te va a hacer polvo y te va a restar salud y calidad de vida durante meses, o años... quién en su sano juicio no le diría al médico, corte, queme, destruya, haga lo que sea, pero sáqueme eso de mi cuerpo?

Es la manera lógica y sensata de actuar para resolver un problema, de salud, o de cualquier otra cosa: buscar el origen del mal, la raíz del problema, la causa principal, y actuar ahí para solucionarlo.

Atacar la raíz del problema. De sentido común.

En estas situaciones, actuar sobre los síntomas, las causas secundarias, o sobre las consecuencias de la causa principal, no sirve de nada. Puede producir pequeños alivios temporales, que desaparecerán para dejar paso, puesto que no se trata la raíz del mal, a consecuencias y daños cada vez mayores.
Y así, hasta que el problema se haga irresoluble definitivamente. Hasta que nos reviente.

Y sin embargo, cambiando de ámbito, si no es una enfermedad de nuestro cuerpo, sino social... no actuamos así. Actuamos de una forma totalmente insensata. Sobre los síntomas, sobre las causas secundarias. No actuamos sobre la raíz del problema.
Miseria, inmigración, desempleo, pensiones, machismo, sanidad, educación, derechos humanos, represión, ayuda humanitaria al tercer mundo... los síntomas son todos gravísimos, la necesidad de actuar para paliarlos es incuestionable.
Pero... ¿por qué no actuamos sobre la raíz del problema? ¿Por qué no hacemos también el esfuerzo de acabar con la enfermedad que provoca todos esos síntomas? ¿Es que no es eso lo más importante? ¿Acabar con la enfermedad no acabaría, radicalmente, con todos los males?

Pero no. Lo radical es malo, lo dice la tele. El único camino posible es tratar los síntomas. Lo dice la tele. La reforma.
Aspirinas y vitaminas para tratar un cáncer maligno, el peor de todos, el que afecta a toda la sociedad.

Absurdo. Irracional. Nadie en su sano juicio actuaría así. Nadie en sus plenas facultades mentales actuaría así.

Pero lo hacemos. Lo hacemos mal.

Es necesario actuar sobre la raíz del problema. Ser radical.
Es lo sensato. De sentido común. De cajón.
Diga lo que diga la tele.
Ser radical es positivo. Es necesario. Es vital.

Yo soy radical. Actúo sobre la raíz de los problemas. De todos los problemas.

Capitalismo en lo económico. Representación en lo político. El cáncer.

¿La solución? ¿El tratamiento, la cura? Sólo puede existir una: la democracia.

O nos ponemos a ello, o nos ponemos a trabajar para erradicar, totalmente, la enfermedad, o malgastamos recursos y energías en tratar síntomas, conseguir pequeños alivios no duraderos, para que, al final, todo vaya cada vez peor.

Esa es la elección.



LO LLAMAN DEMOCRACIA, Y NUNCA LO HA SIDO.

La mayor estafa de la Historia. Los timados, nosotros.



Quien quiera entender, que entienda.

Corto, y cierro.

miércoles, mayo 02, 2018

La lucha medioambiental de Lisa Simpson, o la respuesta a la cuestión ¿ruptura o reforma?

Hay un episodio de “Los Simpson” en el que Lisa, en el papel de activista medioambiental, consigue “conmover” al Sr. Burns -el Poder-, convenciéndole de la necesidad del reciclaje. Así, partiendo de la archiconocida imagen del pájaro atrapado por las mallas que sujetan las latas de refrescos, el Sr. Burns construye una megafactoría pesquera donde, con una macro red de arrastre gigantesca, hecha con los plásticos reciclados de las latas, captura todo tipo de fauna marina por el método del arrastre, causando un daño medioambiental mucho mayor que el que Lisa quería evitar con su activismo.

Aún siendo una narración fantasiosa de un episodio de dibujos animados, esta escena no deja de reflejar algo que está ocurriendo, una y otra vez, en nuestras sociedades modernas: un Sistema absolutamente podrido que corrompe, como no puede ser de otra manera, todas las ideas e iniciativas que le llegan, incluso las que van respaldadas por la justicia más elemental, la más absoluta necesidad, el sentido común, o las mejores intenciones.

No tengo necesidad de pensar mucho para que me vengan a la mente montones de ejemplos de esta realidad. Por citar algunos:

La protección social (desempleo, subsidios, pensiones, dependencia), que no sólo es insuficiente o inexistente en muchos casos para personas que realmente lo necesitan -a quien se supone que debería ir dirigida esa protección-, sino que, mal aplicada, ha creado una clase social nueva, de pequeños parásitos, que viven de lo público sin aportar nada positivo a nuestra sociedad. Unos parásitos que, siendo estadísticamente muy pocos y causando un perjuicio global muy poco relevante, son magnificados por los medios de manipulación del Sistema para desprestigiar -todavía más- los sistemas públicos de protección social, con el obvio objetivo de acabar con ellos.

En el ámbito de la Sanidad, cómo se ha convertido lo que podría considerarse un derecho, la libertad de elección de la atención sanitaria que cada uno considere conveniente -Sanidad Privada-, en un sistema perverso de mercantilización de la salud, donde se ha puesto precio a las vidas y a la calidad de vida de las personas, donde unos viven y otros sufren y mueren en función de lo que puedan pagar, donde se administran medicamentos y tratamientos nocivos -e innecesarios- porque resulta económicamente beneficioso para algunos, donde se está deteriorando deliberadamente el Sistema Público Sanitario para beneficio económico de unos pocos.

Siguiendo dentro del ámbito sanitario, las Unidades de Gestión Clínica, que igualmente, partiendo de una idea correcta, la gestión por parte de los profesionales que tienen la experiencia para saber lo que se necesita, se ha convertido igualmente en una pantalla para generar beneficios económicos para algunos a costa de mermar la calidad de la atención sanitaria de las personas.

Cambiando de ámbito, la educación inclusiva, que, siendo una práctica absolutamente fundamental en una sociedad donde prime el respeto y la convivencia, sirve en nuestro caso para deteriorar la educación de los chavales, tanto de los que tienen necesidades educativas especiales -que no se atienden-, como para los que no las tienen -a los que se atiende aún menos que antes, si eso es posible-.

O la escolarización obligatoria hasta los 16 años, o la producción “ecológica”, o... podría poner miles de ejemplos como estos, casos reales, cotidianos, porque este mal afecta a prácticamente todo lo que hacen nuestros actuales gobiernos.

Estos últimos 30 años de Historia de nuestro país -y también fuera- han supuesto una sucesión de reformas político-administrativas que han ido reduciendo calidad de vida, derechos y libertades de las personas, minimizando los potenciales beneficios que el progreso tecnológico y el trabajo nos habrían permitido alcanzar. Añadiendo a eso el daño que hemos causado fuera de nuestras fronteras, con el expolio genocida de los recursos naturales de determinados lugares del tercer mundo.
Reformas todas ellas amparadas o excusadas en principios o causas aparentemente justos, o necesarios.

No es posible. En ningún ámbito. No hay reforma posible que cambie esto. No hay medida correctora “posibilista” que pueda funcionar. No hay reivindicación justa que pueda sacarse adelante. No a gran escala, no para todos. Pequeñas reparaciones individuales, o para unos pocos, puede. Pero medidas que mejoren las vidas de todos, de los más necesitados, de los que más sufren... no. Reformas que no nazcan ya corrompidas, reformas que no se corrompan al poco de ser instauradas... no.

No se puede.

No mientras los fundamentos del Sistema, la base, el núcleo, la raíz... estén podridos.

Es el capitalismo -en lo económico-. Es la representación -en lo político-.

Mientras estos sistemas sigan vigentes, hegemónicos, mientras sean aceptados y sostenidos mayoritariamente por la sociedad, no se puede.

Mientras la eliminación de este mal, mientras la implantación de la cura -la democracia-, no sea reivindicación y objetivo básico de cada movimiento, de cada organización o grupo de activistas, de cada persona que quiera realmente cambiar las cosas, sea cual sea su reivindicación o ámbito de acción concreto... mientras no actuemos en la raíz del mal... esto no va a mejorar.
No es posible.
Al contrario, irá cada vez peor.

¿Ruptura o reforma?
No, esa no ha sido nunca la elección real.

Democracia o representación.

Democracia o “reforma”.

Utopía o posibilismo.

Ruptura o más de lo mismo.

Esa ha sido siempre la elección.

martes, mayo 01, 2018

A la mierda el Primero de Mayo

Cuando los socialistas de estado en el Congreso de París de 1889, definieron el 1º de Mayo como un día de huelga internacional, fue meramente una de esas definiciones platónicas que se hacen en los congresos simplemente por declarar un principio, y que son olvidadas tan pronto como el congreso termina. Tal vez pensaron que esa decisión podría ayudar a darle importancia a su partido, y a serle útil a ciertos hombres como cabecera electoral; pues desgraciadamente estas personas parecen tener corazones que solo laten con entusiasmo por propósitos electorales. En cualquier caso, sigue siendo cierto que desde el momento en que percibieron que la idea se había abierto paso, y que las manifestaciones se volvieron imponentes y que amenazaban con llevarles por senderos revolucionarios, se esforzaron por controlar el movimiento y por despojar el significado que el instinto popular le había dado. Para probar esto, no se requiere más que recordar los esfuerzos que se han hecho por cambiar la manifestación desde el primer día de mayo al primer domingo de mayo. Puesto que no es la regla trabajar los domingos, hablar de suspensión del trabajo en ese día es simplemente una farsa y un fraude. Ya no es una huelga, ya no es un medio para afirmar la solidaridad de los trabajadores y su poder de resistir las órdenes de los empleadores. Queda como un simple fête o feriado — un poco de marcha, unos cuantos discursos, unas pocas e indiferentes resoluciones, con el aplauso de grandes o pequeñas congregaciones — ¡eso es todo!
 
Y para matar con aún más eficacia al movimiento que sin pensarlo comenzaron, han llegado a tal punto de querer pedir al gobierno ¡que declare el 1º de Mayo feriado oficial!
Errico Malatesta, 1893.

Más claro, agua. 

Hoy, el 1º de mayo es fiesta oficial.
Y, como anunciaba Malatesta, hoy, el “movimiento” está muerto, y bien muerto.
"Un poco de marcha, unos cuantos discursos, unas pocas e indiferentes resoluciones, con el aplauso de grandes o pequeñas congregaciones... y eso es todo."
Y después, a casa sin haber hecho nada útil por nadie, pero con la conciencia tranquila, después de la dura mañana de “lucha”.
De “lucha” programada por el Régimen, en un día festivo oficial del Régimen.
Un evento festivo para que los descontentos desfoguen y vuelvan al rebaño al día siguiente.
Un evento festivo para que esos descontentos que tienen cargo de conciencia, por la sociedad injusta y despiadada que consentimos y mantenemos, puedan limpiar ese cargo fácil y rápidamente, y volver al rebaño al día siguiente.
Un evento festivo útil para maquillar un poco más el Régimen: "como ahora se puede protestar, vivimos en democracia”.

Este Primero de Mayo no es el Primero de Mayo de 1893. Este es un paripé. Una feria. Un aburrido y patético desfile que sirve para maquillar y sostener al Régimen. Un desfile en el cual todavía, y esto es lo más triste, participan, con toda su buena intención, unas cuantas almas cándidas que, creyendo que hacen algo por cambiar las cosas, en realidad no hacen nada más que seguir el guión establecido por el Régimen.

Este movimiento no es el que Malatesta quería salvar en 1893. Ese está muerto. Este “movimiento” es como el de la noria de un hamster, vueltas y más vueltas, haciendo lo mismo una y otra vez, sin llegar jamás a ninguna parte.

Paseo. Pancartas. Gritos. Discursos. Aplausos. Fiesta. Y a casa.

Año tras año. Lo mismo una y otra vez. Girando la rueda, para que todo siga igual.

¿Hasta cuando vamos a estar cometiendo los mismos errores?
¿Cuándo vamos a madurar? ¿Cuándo vamos a evolucionar?

Lo repito de nuevo, así NO es como se lucha.
Así, se hace el primo. Así, se hace el ridículo.
Y así, se pierde.



Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.”
Albert Einstein.


jueves, marzo 08, 2018

Huelgas, manifestaciones, y otras zarandajas

“Los gobiernos y las clases tiemblan, y tienen buena razón.”

Eso escribía Errico Malatesta en su manifiesto en relación al Primero de Mayo, allá por 1893.

“…porque cuando los oprimidos comienzan a sentir el peso y la deshonra de la opresión, cuando se sienten como hermanos, cuando olvidan todos los odios históricos fomentados por las clases gobernantes, cuando se toman de las manos cruzando las fronteras y sienten la solidaridad en la lucha por una emancipación común, entonces el día de la liberación se acerca.”

Obviamente, nada de esto está ocurriendo hoy en día. Y obviamente, los gobiernos y las clases, hoy, no tiemblan, en absoluto.

Ni ante el Primero de Mayo, ni ante huelgas ornamentales como esta que se ha convocado para este 8 de marzo de 2018, Día de la Mujer, ni ante tantos otros actos de protesta que se vienen realizando desde hace ya muchos años.

La huelga es una herramienta importantísima de lucha social. Pero hay que utilizarla bien. Si no se usa como es debido, no sólo es un acto inútil, sino que incluso perjudica, porque transmite la enseñanza, a los que la hacen, y a los que no, de que las huelgas no sirven para nada.
Que vaya si sirven, pero así, no.

Cada huelga o manifestación de estas de medio pelo que se hacen, pone un poco más difícil el uso eficaz futuro de estas acciones, porque hace que cada vez sean menos los que participen en ellas.
Así, la huelga, “ya no es un medio para afirmar la solidaridad de los trabajadores y su poder de resistir las órdenes de los empleadores. Queda como un simple fête o feriado — un poco de marcha, unos cuantos discursos, unas pocas e indiferentes resoluciones, con el aplauso de grandes o pequeñas congregaciones — ¡eso es todo!”

Una feria. Un desfile. Postureo. La huelga de los “bien quedan”.

Incluso en el mejor de los casos, si la huelga se hace de buena fe, por candidez o por ignorancia, no es más que un adormecedor de conciencias, un gesto para hacernos creer a nosotros mismos que estamos haciendo algo para defender unas ideas, cuando la realidad es que hace ya muchos años que no hacemos nada que sea verdaderamente eficaz para cambiar las cosas.

Pero hoy hacemos la huelguecita, sacrificamos un día de sueldo, y ya nos podemos poner la insignia de luchadores por la dignidad las mujeres. Y mañana, pues otra medallita, por la causa que toque.

Así, no.

Yo al menos ya no estoy para estos gestos de cara a la galería.
No tengo nada que demostrarme a mí mismo, yo trabajo por cambiar las cosas. También por las mujeres.
Pero si hago algo, es para para conseguir resultados.
Si “los gobiernos y las clases no van a temblar” con una huelga, con una manifestación, con algo que hagamos, entonces, no merece la pena.

Así que, si alguien quiere realmente cambiar las cosas, y me quiere a su lado, ya sabe dónde estoy.
Pero para posturitas, nunca más.



P.D. La huelga, bien planificada, bien preparada, masiva, e indefinida.
El objetivo, afirmar “la solidaridad real entre los trabajadores, el odio a la explotación, y la voluntad, día tras día más determinada, de darle fin al sistema existente.

El odio a la explotación de todos, y por tanto, también de las mujeres.
Para darle fin a un sistema que es el origen de esa explotación, de la desigualdad, de la injusticia.

“Lo sabio entonces, e incluso lo oportuno, requiere que no malgastemos tiempo y energía en reformas sedantes, sino que luchemos por la completa emancipación de todos — una emancipación que sólo puede volverse realidad mediante la puesta en común de la riqueza, y mediante la abolición de los gobiernos.

Esto es, mediante la democracia. La de verdad.

Así, sí.