Posiblemente el
referéndum es el mecanismo más básico de participación ciudadana.
Pero, ¿qué condiciones se deben cumplir para que este mecanismo
funcione?
1. Forma: referéndum
anual con múltiples cuestiones generales.
Es lo más indicado,
de entrada, en municipios, como Ciudad Real, donde hay poca o ninguna
praxis de participación directa. Un referéndum anual permite a
todos ir entrando, poco a poco, sin grandes exigencias, en la
dinámica participativa.
Eso sí, el
referéndum, bien cargado. Múltiples cuestiones, en general, por
simplicidad, a responder “SI” o “NO”.
2. La fecha para
celebrarlo debe ser poco antes de la elaboración de los presupuestos,
puesto que las decisiones de los ciudadanos configurarían en gran
medida dónde se destinarían los recursos económicos municipales.
3. El referéndum
también debe poder incluir preguntas no vinculadas necesariamente a
partidas presupuestarias, por ejemplo, de posicionamiento del
municipio ante determinados asuntos, revocatorio de algún cargo que
no esté haciendo bien su trabajo, etc.
4. Las cuestiones
las podrán incluir alcaldía y concejales libremente, pero también
los ciudadanos.
Para evitar un uso
irresponsable, cada propuesta ciudadana debería ir respaldada por un
pequeño número de firmas, 100 a lo sumo. No más, porque la
cuestión no es poner trabas imposibles a una participación
ciudadana, ya de por sí especialmente difícil en municipios como el
nuestro.
Y por supuesto, el
ayuntamiento tiene que colaborar en la recogida de firmas,
habilitando puntos permanentes para ello (si es posible, también
virtuales), durante tiempo suficiente (mínimo un mes).
Todas las
propuestas, tanto las que han conseguido las firmas como las que
están en ello, deben estar publicadas en un sitio bien accesible
tanto en la web municipal como en el lugar o lugares físicos de
recogida de firmas.
5. Y naturalmente,
el referéndum debe ser vinculante. Lo que los ciudadanos decidan, se
hace.
6. Podría ocurrir
fácilmente que los vecinos validaran propuestas que requirieran de
más recursos económicos de los disponibles. En tal caso, las
propuestas se cubrirían por orden, de mayor a menor apoyo ciudadano
(votos a favor menos votos en contra).
Así, habrá propuestas
aprobadas en el referéndum que no puedan ejecutarse por falta de
fondos, pero la decisión de cuales descartar la tomarían los
ciudadanos en el referéndum, no los políticos (cuya misión, en
democracia, no es decidir qué hacer, sino ejecutar la voluntad de
los ciudadanos).
Un referéndum bajo
estos requisitos daría lugar a un auténtico “presupuesto
participativo”.
Ahora bien, ¿es
esperable que este año los culipardos tengamos ya un presupuesto
participativo?
En mi opinión, no.
Ni este año, ni nunca. No con estos partidos, no con estos
políticos.
El PSOE, desde
luego, no lo llevaba en su programa, donde hablaba de referéndums,
sí, pero “demandados, al menos, por un 5% de los votantes”. Esto
es, un paripé, porque ese requisito es cuasi-incumplible, a no ser
que sean los propios partidos los interesados en que salga adelante
un determinado referéndum.
El trabajo que exige
conseguir ese volumen de firmas hace que la utilización del
referéndum sea algo, en el mejor de los casos, muy excepcional.
Nada que ver con la
auténtica participación ciudadana, que idealmente debe ser
continuada, permanente, y tener lugar cada día, todos los días.
El PSOE, como el PP,
le tiene alergia a la participación ciudadana. Tienen que ponerlo en
su programa, para fingir que son distintos... pero es pura fachada.
Por dentro, lo mismo. Y de participación ciudadana, cuanta menos,
mejor.
Pero bueno, veremos qué pasa. Tiempo
al tiempo.
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