lunes, julio 06, 2015

Propuesta: Asambleas de Barrio y Sectoriales


El PSOE de Ciudad Real ha incluido en su programa “presupuestos participativos, dedicando partidas presupuestarias destinadas a barrios”. Y, a no ser que esa promesa sea otra tomadura de pelo más -lo más probable-, se sobreentiende que serán los propios vecinos de cada barrio los que decidan lo que hacer con las partidas presupuestarias destinadas a sus barrios.

Y para que los vecinos puedan decidir qué hacer con el presupuesto que se les asigne, debe existir un órgano o procedimiento de toma de decisiones a nivel de barrio.

Podrían ponerse en marcha asambleas, mesas o consejos barriales con ese fin.
Personalmente no me parece una buena idea, en este momento. Tal vez en el futuro, pero no ahora.

ASAMBLEAS DE BARRIO

Mi propuesta es poner en marcha asambleas de barrio, pero no para decidir qué hacer con el presupuesto que el ayuntamiento asigne. Para eso, mejor un referéndum como el que propuse a nivel general, exactamente con los mismos requisitos, pero restringido al barrio.
Un referéndum anual para decidir qué se hace en el barrio, e igualmente, para decidir asuntos que competan al barrio no vinculados a un gasto económico, por ejemplo, la hora de cierre de bares y discotecas o el nivel de ruido admisible, asuntos estos que deben ser decididos por los vecinos que sufren los inconvenientes derivados de esas actividades, no por los vecinos que, por vivir en otras zonas, no los sufren.


Y entonces, ¿para qué las asambleas de barrio?

Sobre todo, para supervisar y controlar que el ayuntamiento cumple con la voluntad de los vecinos expresada en los referéndum, tanto en los barriales como en los generales. Y, si así se decide, también para ejecutar esa voluntad, por ejemplo, haciéndose cargo del presupuesto asignado y gestionando la realización de los proyectos elegidos.

Esto es, las asambleas de barrio serían una especie de órgano gubernativo, pero a nivel de barrio.

¿Qué requisitos tienen que cumplirse para que las asambleas barriales hagan este trabajo?

1. Deben ser soberanas en el ámbito de sus competencias, esto es, el gobierno municipal no puede tener potestad para aprobar o rechazar las decisiones y actos de estas asambleas. Tampoco para decidir quiénes pueden o no formar parte de ellas o qué modelo organizativo deben utilizar.

2. Deben contar con personal funcionario asignado dependiente de ellas mismas, exactamente el mismo personal que sería necesario de todas formas pero que en alternativamente dependería jerárquicamente del gobierno municipal.

3. Deben contar con un espacio propio permanente -y suficiente- para cubrir sus necesidades.

4. Su modelo organizativo (Estatutos), decidido por ellas mismas y no por el gobierno municipal, deberá ser aprobado en referéndum en el propio barrio.

5. Y, naturalmente, deben funcionar de forma democrática.

De esta manera, lo que se consigue con las asambleas de barrio (combinadas con el referéndum a nivel de barrio) es descentralizar un poder de decisión que, correspondiendo a los barrios, en nuestro Régimen ha sido usurpado por los gobiernos municipales; acercándolo, un poco más, a los vecinos, facilitando así el control ciudadano de los asuntos públicos.

ASAMBLEAS SECTORIALES

Siguiendo la misma filosofía de las asambleas de barrio, las asambleas sectoriales serían órganos de supervisión y control ciudadano -podrían ser también de ejecución- pero referidas a los diversos ámbitos donde se requieren actuaciones del gobierno municipal.

Por ejemplo, ”Medio Ambiente”, “Urbanismo”, “Cultura”, etc.

Sus requisitos son básicamente los mismos que los de las asambleas barriales, pero en su ámbito de competencias: asuntos generales del municipio, referidos a sus sectores correspondientes.

Las asambleas sectoriales, con el tiempo, nos permitirían sustituir a las concejalías por órganos equivalentes, pero participados por los ciudadanos (esto es, democráticos).


P.D. En tanto que ambas propuestas nos acercan a un funcionamiento democrático real, soy plenamente consciente de que nuestro gobierno local actual no está por la labor de sacarlas adelante.
En cualquier caso, ahí las dejo: si queremos democracia, este es el camino.
Y, como siempre, la cuestión es, ¿cuántos la queremos realmente?

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