miércoles, julio 15, 2015

Ciudad Real: el “Consejo de Ciudad” de IU-Ganemos y Ciudadanos



Ambas propuestas son la misma bazofia que había con el PP, pero con tropezones -y muy pequeños-. Esto es, el mismo paripé inútil que sólo sirve al gobierno local para dotarse de algo más de una aparente -y falsa- legitimidad democrática.

Y es que tanto IU, Ciudadanos, PP y PSOE están de acuerdo en lo esencial. Con matices -ornamentales- que expondré a continuación, todos ellos:

1. No quieren ver ni en pintura a los ciudadanos que pretenden ejercer sus derechos políticos directamente, sin representantes.

Así que nos venden una “participación ciudadana”, pero sin ciudadanos. Un Consejo de representantes. Con más representantes que antes, eso sí.

Cuando la participación ciudadana es necesaria precisamente porque la representación no está funcionando.

2. No quieren que los ciudadanos decidan.

Y nos venden un Consejo consultivo que básicamente se dedica a proponer cosas, y poco más: el Consejo, propone, la alcaldesa, dispone.

Sin embargo, en democracia, los ciudadanos no sólo proponen, también deciden. Pero no es así en este Consejo tan “participativo”.

¿Cuáles son los tropezones?

1. IU-Ganemos propone que puedan asistir ciudadanos, pero sin voto.

Pregunta: ¿por qué en las asambleas de la plaza podemos votar y aquí no?

2. Ciudadanos propone que puedan asistir cinco ciudadanos con voto, escogidos por sorteo y alternancia.

Ah, ciudadanos escogidos por sorteo y alternancia: eso ya me gusta más. Es algo que va sonando a música celestial, digo, a democracia.

Pero... ¿sólo cinco? ¿Para que sean una minoría irrelevante en el Consejo?
Un Consejo participativo debería estar compuesto íntegramente por ciudadanos, el 100% de los miembros.
Pero bueno, como no se pueden pedir peras al olmo, podríamos aceptar ser menos, tal vez la mitad: el 50%, como mínimo. Pero cinco es ornamento. Minúsculos tropezones.

Y además... ¿por qué se limita el número de ciudadanos y no el de representantes de asociaciones?
Por la misma regla de tres que sólo admiten cinco ciudadanos, ¿no deberían admitir sólo cinco representantes de asociaciones, escogidos por sorteo y alternancia?

3. IU-Ganemos propone que el Consejo elabore los presupuestos.

Cosa que estaría muy bien si en el Consejo hubiera ciudadanos -con derecho a voto-. Pero no los hay.

Y depende mucho de cómo se elaboren los presupuestos. Si se hacen con referéndum como los que propuse en este texto, la cosa podría estar bien. Pero si se trata de un “yo me lo guiso, yo me lo como” del Consejo, como es presumible, será más de lo mismo.
Y además, cuidado porque puede invadir las competencias de las asambleas de barrio (que todavía no se han creado -¿cuándo las veremos en marcha?-), que deben elaborar su propio presupuesto barrial sin interferencias del Consejo.

En fin, podría seguir, pero como siempre, ya me extiendo demasiado. Para hacerse una idea, esto vale: misma bazofia, pero con tropezones.

Mismos perros, distintos collares.

domingo, julio 12, 2015

Propuesta Completa de un Modelo Local de Participación Ciudadana


A continuación expongo una propuesta de un modelo de participación ciudadana a nivel local para un municipio como Ciudad Real.

Está pensado teniendo en cuenta las circunstancias locales, esto es, principalmente, la escasa praxis participativa de los vecinos y la escasa cultura participativa que hace que la demanda de participación ciudadana directa sea todavía minoritaria.

También tiene en cuenta otras experiencias de participación de las que he tenido conocimiento, tanto en el municipio de Ciudad Real, como en otros, que han sido, todas ellas, un completo fracaso.

Estas circunstancias imponen limitaciones, necesarias hasta que los vecinos de Ciudad Real adquieran suficiente experiencia participativa y madurez política para superarlas y adoptar modelos más ambiciosos en cuanto al nivel de participación.

Por último, también se contempla la poca voluntad de los gobiernos locales de poner en marcha Sistemas realmente participativos, por lo que en esta propuesta hay requisitos imprescindibles para garantizar, en lo posible, que el sistema de participación ciudadana no sea otro paripé más para dotar de un disfraz de legitimidad democrática las decisiones del gobierno local de turno.

Esquema de Modelo Local de Participación Ciudadana
1) Toma de decisiones: Referéndum generales.

Posiblemente el referéndum es el mecanismo más básico de participación ciudadana. Pero para que funcione hay que hacer las cosas bien, porque no todos los referéndum son democráticos ni útiles para la ciudadanía.
Propongo que la forma principal de toma de decisiones sean referéndum periódicos, que deberán cumplir estos requisitos:

1. Serán vinculantes. Lo que los ciudadanos decidan, se hace.

2. Periodicidad anual, para permitir a todos los vecinos ir entrando, poco a poco, sin grandes exigencias, en la dinámica participativa.

3. Contendrán múltiples cuestiones, en general, por simplicidad, a responder “SI” o “NO”.

4. La fecha para celebrarlos será poco antes de la elaboración de los presupuestos, puesto que las decisiones de los ciudadanos configurarán en gran medida dónde se destinarán los recursos económicos municipales.

5. Deben llevar asociado, de antemano, un presupuesto participativo, exclusivo para las decisiones que se tomen en los referéndum.
Podría comenzarse con un 5% del presupuesto total municipal, a repartir entre barrios y asambleas sectoriales, e ir incrementando un 5% anual, hasta llegar, con el tiempo, a la situación ideal: cubrir la totalidad del presupuesto municipal de forma participativa.

6. Incluirán también preguntas no vinculadas necesariamente a partidas presupuestarias, por ejemplo, normativa local, posicionamiento del municipio ante determinados asuntos, revocatorio de algún cargo que no esté haciendo bien su trabajo, etc.

7. Las cuestiones las podrán proponer alcaldía y concejales libremente, pero también los ciudadanos.
Para evitar un uso irresponsable, cada propuesta ciudadana deberá ir respaldada por un pequeño número de firmas, 100 a lo sumo. No más, porque la cuestión no es poner trabas imposibles a una participación ciudadana ya de por sí especialmente difícil en municipios como el nuestro.
Y por supuesto, el ayuntamiento contribuirá colaborando en la recogida de firmas, habilitando puntos permanentes para ello (si es posible, también virtuales), durante tiempo suficiente (mínimo un mes).
Todas las propuestas, tanto las que han conseguido las firmas como las que están en ello, deberán estar publicadas en un sitio bien accesible tanto en la web municipal como en el lugar o lugares físicos de recogida de firmas.

8. Podría ocurrir fácilmente que los vecinos validaran propuestas que requirieran de más recursos económicos de los disponibles. En tal caso, las propuestas se cubrirían por orden, de mayor a menor apoyo ciudadano (votos a favor menos votos en contra). Así, habrá propuestas aprobadas en el referéndum que no puedan ejecutarse por falta de fondos, pero la decisión de cuales descartar la tomarían los ciudadanos en el referéndum, no los políticos (cuya misión, en democracia, no es decidir qué hacer, sino ejecutar la voluntad de los ciudadanos).


2) Toma de decisiones a nivel de barrio: Referéndum barriales.

Las cuestiones no generales, que afecten a los barrios individualmente, se decidirán en referéndum a nivel de barrio. Deberán cumplir los mismos requisitos que los referéndum generales.


3) Gestión, supervisión, control ciudadano: Asambleas de barrio y sectoriales.

Las asambleas servirán, sobre todo, para supervisar y controlar que el ayuntamiento cumple con la voluntad de los vecinos expresada en los referéndum, tanto en los barriales como en los generales.
Y, si así se decide, también podrá servir para ejecutar esa voluntad, por ejemplo, haciéndose cargo del presupuesto asignado y gestionando la realización de los proyectos elegidos.

Esto es, las asambleas serían una especie de órgano gubernativo, pero a nivel de barrio o de sector (”Medio Ambiente”, “Urbanismo”, “Cultura”, etc.).

¿Qué requisitos tienen que cumplirse para que las asambleas hagan este trabajo?

1. Deben ser soberanas en el ámbito de sus competencias, esto es, el gobierno municipal no puede tener potestad para aprobar o rechazar las decisiones y actos de estas asambleas. Tampoco para decidir quiénes pueden o no formar parte de ellas o qué modelo organizativo deben utilizar.

2. Deben contar con personal funcionario asignado dependiente de ellas mismas, exactamente el mismo personal que sería necesario de todas formas pero que en alternativamente dependería jerárquicamente del gobierno municipal.

3. Deben contar con un espacio propio permanente -y suficiente- para cubrir sus necesidades.

3.1. Incluyendo los espacios necesarios en la web municipal, tanto para emitir información directamente como para interaccionar virtualmente con los vecinos. Máximas transparencia y participación.

4. Su modelo organizativo (Estatutos), decidido por ellas mismas y no por el gobierno municipal, deberá ser aprobado en referéndum en el propio barrio.

5. Y, naturalmente, deben funcionar de forma democrática. Para ello:

5.1. Las integrarán ciudadanos a título individual: ni asociaciones, ni partidos.
Esto es, participación ciudadana directa frente al modelo representativo que es precisamente el que está fallando.
Presuntos representantes ya hay en el Pleno. En las asambleas, ciudadanos.
Sin embargo, se esperará de los miembros de las asambleas que actúen teniendo en cuenta los intereses colectivos (de TODOS los vecinos del municipio o del barrio).

5. 2. Los miembros de las asambleas se escogerán por sorteo entre los voluntarios que se presenten: si siempre ocupan los puestos los mismos, la participación no es ciudadana; es de los de siempre.
Mientras haya voluntarios de sobra, nadie podrá repetir presencia en una asamblea, sea la misma o distinta, sea sectorial o de barrio.
Sólo en caso de falta de voluntarios podrían repetir presencia las mismas personas, pero siempre teniendo en cuenta que los que hayan integrado menos asambleas tendrían prioridad sobre los que hayan integrado más. El sorteo resolvería los empates.

5.3. El número de miembros de la asamblea estará limitado: por sugerir unas cifras orientativas, entre 10 y 20 personas.
Menos aumenta el riesgo de actuaciones interesadas (es más fácil corromperse). Más, de ineficiencia.
Naturalmente, todas las sesiones serán abiertas, pero el número de miembros “currantes” de la asamblea debe ser limitado.

5.4. Habrá una elevada rotación: como máximo cada 6 meses se renovarán completamente sus miembros. La participación debe alcanzar al mayor número de vecinos posible.

5.5. Habrá una retribución económica para los miembros de las asambleas, en reconocimiento al trabajo que estos van a realizar para la comunidad.
Esta retribución será modesta (no se entra en política para ganar dinero): se podrían asignar 200 € mensuales a cada miembro (asumiendo 10 horas semanales de servicio a la comunidad, son 5 €/hora, 4 veces menos que lo que cobra uno de nuestros actuales concejales).
Esto es, una asamblea de, por ejemplo, 15 miembros, costaría 3.000 € al mes, menos que uno de los concejales liberados. Y sacaría mucho más trabajo (150 horas semanales frente a 40).

5.6. Las decisiones se tomarán, siempre que sea posible -y debería serlo la gran mayoría de las veces-, por consenso, por lo que siempre deberán estar justificadas y argumentadas. Excepcionalmente, cuando el consenso no sea alcanzable, se recurrirá a la votación por mayoría simple.

5.7. Todas las decisiones tomadas podrán ser revertidas por asambleas posteriores: esto es, nada de esas aberraciones antidemocráticas de contratos de 25 años con indemnización por cancelación.

5.8. Se habilitará un sistema de revocación conjunta de la asamblea: si al menos un tercio del total de miembros establecido para la asamblea así lo solicita, la asamblea se disolverá y renovará completamente.
Para todos los miembros salientes, hayan estado un día o 5 meses, constará como si hubieran completado un mandato completo, a la hora de volver a plantear su presencia en esta u otra asamblea del municipio.

El motivo de este revocatorio por la minoría es protegernos de un funcionamiento normal basado en “asambleas tóxicas” que por sistema toman decisiones por mayorías simples ajustadas, esto es, sin buscar el consenso -ni, en consecuencia, el interés común-.
Así, si un tercio de los miembros es ignorado sistemáticamente, estos pueden unilateralmente disolver la asamblea, perdiendo ellos mismos su puesto.
Igualmente pueden actuar si, ante una decisión especialmente importante, la asamblea intenta tomarla sin suficiente consenso.
Nadie garantiza que la siguiente asamblea salga mejor... pero, al menos, serán otras personas distintas las que estén ahí.

Para evitar un sabotaje -partidista- deliberado utilizando esta opción, se inhabilitará para la cuarta asamblea si ha habido tres revocaciones consecutivas.

Esta opción “de seguridad” no sería necesaria con una ciudadanía solidaria y madura políticamente, pero hasta que llegue ese momento hay que actuar de acuerdo a nuestra realidad.




ANEXO: ¿Por qué los requisitos de limitación de número de miembros, sorteo y elevada rotación?

Si utilizamos asambleas con número ilimitado de miembros, la experiencia nos dice que van a ocurrir cosas como estas:

- Una vez establecidas las normas de funcionamiento, a la primera sesión podría acudir muchísima gente. Todos querrán hablar, todos querrán proponer, y no habrá tiempo para ello. Casi ninguno se habrá mirado el orden del día ni las normas de funcionamiento, con lo que los incumplimientos serán constantes, junto a las interrupciones, las protestas, etc. La gente saldrá cabreada y no volverá más.

- También podría ocurrir que, a las primeras sesiones, acuda mucha gente, pero que vayan perdiendo el interés (al ver el caos y la ineficiencia, o simplemente porque sobra gente para realizar las tareas) y cada vez acudirán menos, hasta que al final queden cuatro que serán los que acaben yendo siempre, con lo cual se perderá la participación ciudadana, que es precisamente lo que se busca.

- La gente acudirá únicamente a las asambleas a ver “qué hay de lo mío”, esto es, interesadas por algún asunto particular que se trata en ellas. Esto fomenta la participación egoísta, basada en intereses particulares, que es también otra de las malas praxis que nos han llevado a esta situación que estamos viviendo. De lo que se trata es de educar en la participación cooperativa, donde se trabaja por los intereses colectivos, esto es, para el bienestar de TODOS los vecinos.

- Especialmente, partidos políticos, sindicatos, u organizaciones similares, movilizarán sus recursos (humanos y económicos) para tratar de conseguir las mayorías en las asambleas y controlarlas en beneficio propio o, en caso de no poder, sabotearlas.

- Al ser algo abierto, “de gratis”, que parece que se puede participar con sólo desearlo, habrá gente que acuda sin preparación, sin informarse de lo que se va a tratar, y en consecuencia, participará (opinará y votará) irresponsablemente, sin conocimiento suficiente. Y se tomarán malas decisiones.

- Además, estas personas no preparadas ni informadas son fácilmente manipulables por otras con altas habilidades sociales u oratorias (especialmente pertenecientes a partidos políticos), lo que de nuevo llevará a tomar malas decisiones y a que las asambleas caigan bajo control de unos pocos sujetos.

En definitiva, que en las asambleas necesitamos personas comprometidas, honestas, que trabajen por el interés colectivo, bien preparadas e informadas tanto sobre los asuntos a tratar como sobre el funcionamiento de la propia asamblea.
Es decir, participación ciudadana responsable y de calidad.
Conseguir eso en asambleas abiertas es, a día de hoy, absolutamente imposible. Y no sólo en Ciudad Real, en casi toda España. La ciudadanía debe educarse en la participación. Y eso lleva tiempo.

En definitiva, el sistema propuesto de limitación de número, sorteo y elevada rotación nos permite aumentar las posibilidades de conseguir esa participación de calidad, que la gente vaya aprendiendo a utilizar responsablemente la democracia, a la vez que conseguimos maximizar el número de personas que participan directamente en el mayor grado posible. 

¿Cómo lo logramos?

La limitación de número de miembros:
- Permite funcionar más eficaz y eficientemente que en una asamblea multitudinaria.
- Otorga importancia al puesto de miembro de la asamblea: sólo unos pocos pueden acceder a esa responsabilidad en cada momento.
Así se enfatiza que participar en las asambleas no es algo baladí, es un servicio importante para la comunidad que hay que desempeñar responsablemente.

El sorteo:
- Nos iguala a todos: abre las asambleas a todos los ciudadanos por igual, sin discriminar ni favorecer a nadie.
Como siempre debe ocurrir en una democracia.

El sorteo y la rotación elevada:
- Reducen el riesgo de que personas hábiles socialmente y/o respaldadas por unas siglas u organizaciones acaparen el poder en las asambleas para beneficio propio o de esas organizaciones.
- Posibilitan que una gran mayoría de vecinos asuman la responsabilidad de ser miembro de una asamblea, al menos, en una ocasión. Esto es, las responsabilidades públicas, se comparten entre todos.
- Permiten que todos asuman que si se toman decisiones interesadas, estas pueden ser anuladas rápidamente por la siguiente asamblea (donde habrá otras personas distintas, escogidas aleatoriamente), con lo que es más difícil que sea rentable participar en las asambleas para beneficiarse personalmente: eso aumentará la probabilidad de que los voluntarios que se presenten lo hagan teniendo en mente el interés colectivo antes que el propio, e igualmente, de que los miembros de las asambleas sean personas honestas.





Esta "Propuesta Completa de un Modelo Local de Participación Ciudadana", en documento, aquí.

sábado, julio 11, 2015

Funcionamiento democrático de asambleas de barrio y sectoriales

Uno de los requisitos fundamentales que deben cumplir las asambleas de barrio y sectoriales en un sistema de participación ciudadana local digno de ese nombre, es ser democráticas.
Por desgracia, en nuestro país, en aquellos lugares en los que se han creado foros, asambleas, consejos, mesas de participación, etc., en general han sido un completo desastre.

La razón principal es la falta de costumbre de los españolitos de a pie en cuanto a praxis democrática. Es la herencia de tantos años de dictadura (1936-2015) en los que, a base de no practicar, a base de censura, y a base de manipulación, nos han convertido en menores de edad en cuanto a política se refiere: somos niños pequeños, y la democracia es una herramienta política para adultos. Nos viene grande.

El otro motivo es que los gobiernos locales se han cuidado mucho de poner en marcha unos auténticos sistemas de participación ciudadana. Han puesto en marcha modelos en apariencia participativos, pero que, a la hora de la verdad, no eran más que otro paripé para dotar de un disfraz de legitimidad democrática las decisiones del gobierno local de turno.

Respecto a este segundo inconveniente, poco se puede hacer. Si nos hemos equivocado al votar, el mal está hecho. Durante cuatro años más seguiremos sin oler la democracia, al menos, a nivel institucional.
Esta propuesta enumera unos requisitos para las asambleas que nos permitirían ir superando el primer inconveniente:

1. Las integrarán ciudadanos a título individual: ni asociaciones, ni partidos.
Esto es, participación ciudadana directa frente al modelo representativo que es precisamente el que está fallando.
Presuntos representantes ya hay en el Pleno. En las asambleas, ciudadanos.
Sin embargo, se esperará de los miembros de las asambleas que actúen teniendo en cuenta los intereses colectivos (de TODOS los vecinos del municipio o del barrio).

2. Los miembros de las asambleas se escogerán por sorteo entre los voluntarios que se presenten: si siempre ocupan los puestos los mismos, la participación no es ciudadana; es de los de siempre.
Mientras haya voluntarios de sobra, nadie podrá repetir presencia en una asamblea, sea la misma o distinta, sea sectorial o de barrio.
Sólo en caso de falta de voluntarios podrían repetir presencia las mismas personas, pero siempre teniendo en cuenta que los que hayan integrado menos asambleas tendrían prioridad sobre los que hayan integrado más. El sorteo resolvería los empates.

3. El número de miembros de la asamblea estará limitado: por sugerir unas cifras orientativas, entre 10 y 20 personas.
Menos aumenta el riesgo de actuaciones interesadas (es más fácil corromperse). Más, de ineficiencia.
Naturalmente, todas las sesiones serán abiertas, pero por ahora no es factible que todo el mundo sea responsable de los asuntos públicos todo el tiempo. Es algo que, al menos a día de hoy, no nos podemos permitir. Ni tenemos tiempo, ni madurez política suficiente.

4. Habrá una elevada rotación: como mucho cada 6 meses se renovarán completamente sus miembros. La participación debe alcanzar al mayor número de vecinos posible.

5. Habrá una retribución económica para los miembros de las asambleas, en reconocimiento al trabajo que estos van a realizar para la comunidad.
Esta retribución será modesta (no se entra en política para ganar dinero): se podrían asignar 200 € mensuales a cada miembro (asumiendo 10 horas semanales de servicio a la comunidad, son 5 €/hora, 4 veces menos que lo que cobra uno de nuestros actuales concejales).
Esto es, una asamblea de, por ejemplo, 15 miembros, costaría 3.000 € al mes, menos que uno de los concejales liberados. Y sacaría mucho más trabajo (150 horas semanales frente a 40).

6. Las decisiones se tomarán, siempre que sea posible -y debería serlo la gran mayoría de las veces-, por consenso, por lo que siempre deberán estar justificadas y argumentadas.
Excepcionalmente, cuando el consenso no sea alcanzable, se recurrirá a la votación por mayoría simple.

7. Todas las decisiones tomadas podrán ser revertidas por asambleas posteriores: esto es, nada de esas aberraciones antidemocráticas de contratos de 25 años con indemnización por cancelación.

8. Cada asamblea contará con los espacios necesarios en la web municipal, tanto para emitir información directamente como para interaccionar virtualmente con los vecinos. Máximas transparencia y participación.

Creo que esto es lo esencial. No está todo, pero ya me estoy extendiendo demasiado. Con esto, y con los dos textos anteriores, es más que suficiente para hacerse una idea de cómo va la cosa.

¿Qué conseguimos con unas asambleas con este funcionamiento?

- Máxima participación ciudadana.
- Máxima implicación de los vecinos a los que les ha tocado ser responsables de los asuntos públicos (participación de calidad, no como la de ahora).
- Mucha más imparcialidad y justicia a la hora de tomar las decisiones.

En definitiva, conseguimos mejores decisiones, y mucho más control ciudadano.

Además de un espacio para aprender a trabajar, y a vivir, la democracia.



Nota: este texto hay que entenderlo dentro de la propuesta de referéndum-asambleas que está desarrollada aquí:
1. Referéndum locales.
2. Asambleas de barrio y sectoriales.

lunes, julio 06, 2015

Propuesta: Asambleas de Barrio y Sectoriales


El PSOE de Ciudad Real ha incluido en su programa “presupuestos participativos, dedicando partidas presupuestarias destinadas a barrios”. Y, a no ser que esa promesa sea otra tomadura de pelo más -lo más probable-, se sobreentiende que serán los propios vecinos de cada barrio los que decidan lo que hacer con las partidas presupuestarias destinadas a sus barrios.

Y para que los vecinos puedan decidir qué hacer con el presupuesto que se les asigne, debe existir un órgano o procedimiento de toma de decisiones a nivel de barrio.

Podrían ponerse en marcha asambleas, mesas o consejos barriales con ese fin.
Personalmente no me parece una buena idea, en este momento. Tal vez en el futuro, pero no ahora.

ASAMBLEAS DE BARRIO

Mi propuesta es poner en marcha asambleas de barrio, pero no para decidir qué hacer con el presupuesto que el ayuntamiento asigne. Para eso, mejor un referéndum como el que propuse a nivel general, exactamente con los mismos requisitos, pero restringido al barrio.
Un referéndum anual para decidir qué se hace en el barrio, e igualmente, para decidir asuntos que competan al barrio no vinculados a un gasto económico, por ejemplo, la hora de cierre de bares y discotecas o el nivel de ruido admisible, asuntos estos que deben ser decididos por los vecinos que sufren los inconvenientes derivados de esas actividades, no por los vecinos que, por vivir en otras zonas, no los sufren.


Y entonces, ¿para qué las asambleas de barrio?

Sobre todo, para supervisar y controlar que el ayuntamiento cumple con la voluntad de los vecinos expresada en los referéndum, tanto en los barriales como en los generales. Y, si así se decide, también para ejecutar esa voluntad, por ejemplo, haciéndose cargo del presupuesto asignado y gestionando la realización de los proyectos elegidos.

Esto es, las asambleas de barrio serían una especie de órgano gubernativo, pero a nivel de barrio.

¿Qué requisitos tienen que cumplirse para que las asambleas barriales hagan este trabajo?

1. Deben ser soberanas en el ámbito de sus competencias, esto es, el gobierno municipal no puede tener potestad para aprobar o rechazar las decisiones y actos de estas asambleas. Tampoco para decidir quiénes pueden o no formar parte de ellas o qué modelo organizativo deben utilizar.

2. Deben contar con personal funcionario asignado dependiente de ellas mismas, exactamente el mismo personal que sería necesario de todas formas pero que en alternativamente dependería jerárquicamente del gobierno municipal.

3. Deben contar con un espacio propio permanente -y suficiente- para cubrir sus necesidades.

4. Su modelo organizativo (Estatutos), decidido por ellas mismas y no por el gobierno municipal, deberá ser aprobado en referéndum en el propio barrio.

5. Y, naturalmente, deben funcionar de forma democrática.

De esta manera, lo que se consigue con las asambleas de barrio (combinadas con el referéndum a nivel de barrio) es descentralizar un poder de decisión que, correspondiendo a los barrios, en nuestro Régimen ha sido usurpado por los gobiernos municipales; acercándolo, un poco más, a los vecinos, facilitando así el control ciudadano de los asuntos públicos.

ASAMBLEAS SECTORIALES

Siguiendo la misma filosofía de las asambleas de barrio, las asambleas sectoriales serían órganos de supervisión y control ciudadano -podrían ser también de ejecución- pero referidas a los diversos ámbitos donde se requieren actuaciones del gobierno municipal.

Por ejemplo, ”Medio Ambiente”, “Urbanismo”, “Cultura”, etc.

Sus requisitos son básicamente los mismos que los de las asambleas barriales, pero en su ámbito de competencias: asuntos generales del municipio, referidos a sus sectores correspondientes.

Las asambleas sectoriales, con el tiempo, nos permitirían sustituir a las concejalías por órganos equivalentes, pero participados por los ciudadanos (esto es, democráticos).


P.D. En tanto que ambas propuestas nos acercan a un funcionamiento democrático real, soy plenamente consciente de que nuestro gobierno local actual no está por la labor de sacarlas adelante.
En cualquier caso, ahí las dejo: si queremos democracia, este es el camino.
Y, como siempre, la cuestión es, ¿cuántos la queremos realmente?

jueves, julio 02, 2015

Propuesta: Referéndum locales


Posiblemente el referéndum es el mecanismo más básico de participación ciudadana. Pero, ¿qué condiciones se deben cumplir para que este mecanismo funcione?

1. Forma: referéndum anual con múltiples cuestiones generales.

Es lo más indicado, de entrada, en municipios, como Ciudad Real, donde hay poca o ninguna praxis de participación directa. Un referéndum anual permite a todos ir entrando, poco a poco, sin grandes exigencias, en la dinámica participativa.

Eso sí, el referéndum, bien cargado. Múltiples cuestiones, en general, por simplicidad, a responder “SI” o “NO”.

2. La fecha para celebrarlo debe ser poco antes de la elaboración de los presupuestos, puesto que las decisiones de los ciudadanos configurarían en gran medida dónde se destinarían los recursos económicos municipales.

3. El referéndum también debe poder incluir preguntas no vinculadas necesariamente a partidas presupuestarias, por ejemplo, de posicionamiento del municipio ante determinados asuntos, revocatorio de algún cargo que no esté haciendo bien su trabajo, etc.

4. Las cuestiones las podrán incluir alcaldía y concejales libremente, pero también los ciudadanos.
Para evitar un uso irresponsable, cada propuesta ciudadana debería ir respaldada por un pequeño número de firmas, 100 a lo sumo. No más, porque la cuestión no es poner trabas imposibles a una participación ciudadana, ya de por sí especialmente difícil en municipios como el nuestro.
Y por supuesto, el ayuntamiento tiene que colaborar en la recogida de firmas, habilitando puntos permanentes para ello (si es posible, también virtuales), durante tiempo suficiente (mínimo un mes).
Todas las propuestas, tanto las que han conseguido las firmas como las que están en ello, deben estar publicadas en un sitio bien accesible tanto en la web municipal como en el lugar o lugares físicos de recogida de firmas.

5. Y naturalmente, el referéndum debe ser vinculante. Lo que los ciudadanos decidan, se hace.

6. Podría ocurrir fácilmente que los vecinos validaran propuestas que requirieran de más recursos económicos de los disponibles. En tal caso, las propuestas se cubrirían por orden, de mayor a menor apoyo ciudadano (votos a favor menos votos en contra).
Así, habrá propuestas aprobadas en el referéndum que no puedan ejecutarse por falta de fondos, pero la decisión de cuales descartar la tomarían los ciudadanos en el referéndum, no los políticos (cuya misión, en democracia, no es decidir qué hacer, sino ejecutar la voluntad de los ciudadanos).

Un referéndum bajo estos requisitos daría lugar a un auténtico “presupuesto participativo”.


Ahora bien, ¿es esperable que este año los culipardos tengamos ya un presupuesto participativo?

En mi opinión, no. Ni este año, ni nunca. No con estos partidos, no con estos políticos.

El PSOE, desde luego, no lo llevaba en su programa, donde hablaba de referéndums, sí, pero “demandados, al menos, por un 5% de los votantes”. Esto es, un paripé, porque ese requisito es cuasi-incumplible, a no ser que sean los propios partidos los interesados en que salga adelante un determinado referéndum.
El trabajo que exige conseguir ese volumen de firmas hace que la utilización del referéndum sea algo, en el mejor de los casos, muy excepcional.
Nada que ver con la auténtica participación ciudadana, que idealmente debe ser continuada, permanente, y tener lugar cada día, todos los días.
El PSOE, como el PP, le tiene alergia a la participación ciudadana. Tienen que ponerlo en su programa, para fingir que son distintos... pero es pura fachada. Por dentro, lo mismo. Y de participación ciudadana, cuanta menos, mejor.

Pero bueno, veremos qué pasa. Tiempo al tiempo.