sábado, septiembre 29, 2007

Desinformando sobre el sistema educativo

Es importante que los ciudadanos confíen en el sistema educativo, ya que este es fundamental para definir lo que nos espera en el futuro. Por eso los políticos le dedican una especial atención... a desinformar sobre el mismo, ya que no pueden decir la verdad: que nuestro sistema educativo es patético y además no están haciendo nada para remediarlo.
Un ejemplo de esta labor política puede ser, en Castilla-La Mancha, nuestro consejero de Educación y Ciencia, el Sr. Valverde, que compareció satisfecho el pasado jueves, 20 de septiembre, ante las Cortes de Castilla-La Mancha para informar del estado del sistema educativo Castellano-Manchego. Ni que decir tiene que confirmó entusiasta el estado de excelencia de la educación impartida en nuestra comunidad.
Destacaría dos de los datos que aportó para justificar esa excelencia: el gran titular, un incremento de 4,5 puntos de la tasa de titulación, desde el 2000 al 2005, superior al resto de comunidades autónomas, y la tasa media, alcanzada este año 2007, de alumnos por profesor: 10,59.
Dos datos que así, sin más información, estadísticamente, no valen nada.

Un incremento del 4,5% de la tasa de titulación, desde el 2000 al 2005, aparte de ser irrisorio (menos de un 1% anual), sin conocer el valor de la tasa, no nos dice mucho. Pero si mostramos el valor de la tasa, o su contrario, la tasa de fracaso escolar, es otro cantar.

Ciertamente, en Castilla-La Mancha nos vamos acercando a la media española, pero:
1) La tasa de fracaso escolar en España es espeluznantemente alta.
2) La tasa de fracaso escolar en Castilla-La Mancha es todavía mayor.

Otro dato comparativo: en Navarra y el País Vasco, el porcentaje de fracaso escolar está en el 16,3 y el 16,9% respectivamente. En Castilla-La Mancha, en el 30,8%. Casi el doble. Para llorar.

Y aún podría ser peor, porque... ¿han aumentado las titulaciones porque los alumnos han subido de nivel, o porque se ha bajado el nivel necesario para obtener el título? No hay forma de saberlo.

Vamos a continuar, a ver si la cosa mejora un poco. El segundo dato, aparentemente, es magnífico: 10,59 alumnos por profesor. Con esa información, nos imaginamos, ilusionados, a nuestros escolares en clases de apenas 10 alumnos, perfectamente atendidos por su profesor correspondiente. ¡Desde luego nuestro sistema educativo tiene que ser excelente!
Pero... la realidad es bien diferente. No hay 10 alumnos por clase, porque no es lo mismo alumnos por profesor que alumnos por clase. Este segundo ratio es mucho más significativo que el aportado por el consejero: la media de alumnos por clase incide directamente en la calidad de estas. Por ejemplo, en la ESO, curso 2004-2005:

En nuestras clases de secundaria obligatoria tenemos una media de 25,2 alumnos por grupo (dato oficial, aunque en la práctica se queda corto, como pueden comprobar los padres castellano-manchegos con hijos en la ESO: menos de 30 alumnos por clase es un lujo por estos lares). Un número, en cualquier caso, excesivo, para dedicar a los alumnos la suficiente “atención a la diversidad”, que pregona nuestra flamante legislación educativa.
Y naturalmente, Castilla-La Mancha por encima de la media nacional. Como debe ser.

Termino ya. En su comparecencia, el consejero aportó más información: aumentos de recursos y algunas prometedoras iniciativas. Sin embargo, a partir de esos otros datos que el consejero no consideró necesario mencionar, hemos comprobado que, en Castilla-La Mancha, seguimos teniendo una altísima tasa de fracaso escolar y masificación en las aulas. Y eso entre otros muchos problemas.
Tal vez hayamos mejorado algo, en estos últimos 7 años, pero dada la paupérrima situación de nuestro sistema educativo, es claramente insuficiente. A este ritmo de “mejora” pasarán 20 años y no tendremos todavía un sistema educativo decente. Y eso asumiendo que exista alguna mejoría, lo cual es mucho asumir.
El panorama de la educación en Castilla-La Mancha era, en el 2000, cuando la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha asumió las competencias, desolador. Hoy, lo sigue siendo.

Menos mal que tenemos al Sr. Valverde para convencernos de lo contrario.

Pueden encontrar estadísticas sobre el sistema educativo de toda España en la web del Ministerio de Educación y Ciencia.

martes, septiembre 18, 2007

¿Ayudas para quién?

Ya está el actual gobierno tomando las últimas medidas de la precampaña oficial. Entre ellas, la de las subvenciones de 210 €/mes durante 4 años a los jóvenes de 22 a 30 años que ganen menos de 22.000 € anuales, para alquiler de viviendas.

Reflexionemos un poco sobre esta ayuda:

Una obviedad: la medida es discriminatoria, es injusta. Discrimina a los menores de 22 años y a los mayores de 30 años. Si el problema es la falta de ingresos, los límites para recibir subvenciones tendrían que ser exclusivamente por ingresos, no por edad. Y las ayudas proporcionales a la necesidad, no fijas.

Otra obviedad: una parte de los potenciales inquilinos van a disponer de más dinero para pagar alquileres. Puesto que el alquiler de viviendas está liberalizado, eso supone que los precios se van a adaptar, al alza, al nuevo nivel adquisitivo de los “consumidores” del mercado de alquiler. Es decir, que los alquileres van a subir, no 210 €, naturalmente, pero subirán, tanto más cuanto más ayudas se repartan.

Y una tercera obviedad: El dinero de estas subvenciones no sale de los bolsillos del presidente del gobierno. Sale de los bolsillos de todos los ciudadanos. Por tanto, la medida lo que supone es un “reparto de riqueza”: se toman fondos de unos ciudadanos, y se dan a otros. Unos ganan, otros pierden.

Analicemos:
¿Quién gana con esta medida?
1) Los perceptores de la ayuda, algunos de los cuales realmente la necesitan para emanciparse. Otros no la necesitan. Y ojo, que sólo dura 4 años.
2) Los propietarios de viviendas en alquiler, que van a ganar más dinero con la subida de los precios. Estos no necesitan esta ayuda en absoluto.

¿Quién pierde con esta medida?
1) Los ciudadanos que pagan impuestos. No será una afección significativa, tocamos a poco.
2) Los que van a alquilar viviendas pero no van a recibir la ayuda. A la mayoría no les afectará demasiado, pero unos pocos (rentas más bajas) van a notar mucho la subida del alquiler. Algunos no podrán emanciparse (incluso con más de 30 años) o tendrán que volver al nido.

Es difícil evaluar si el efecto global de estas subvenciones es positivo o negativo. Entre los más necesitados de apoyo social hay perjudicados, pero también beneficiados.
Sin embargo, es más penoso que un “maduro” de 35 años no pueda emanciparse, que el que no pueda sea un “chaval” de 25 años. Y no digamos si estamos ante el daño causado a un pensionista con una ínfima pensión. Es decir, aunque globalmente no podamos estimar con seguridad el efecto de esta medida, lo que está claro es que es perjudicial para los casos más extremos de personas necesitadas.
Y también está claro que para los propietarios de viviendas en alquiler la medida es beneficiosa.

Los más necesitados pierden, los que más tienen ganan.

¿Por qué aplica entonces esta medida, tan poco social, un gobierno socialista?
Calculemos un poco.

Inversión anual 2008: 411 millones de euros (según Solves).
Ayuda por joven/año: 210*12=2.520 €.
411 M/2.520 = aproximadamente 160.000 jóvenes subvencionables = 160.000 potenciales votantes agradecidos, de forma directa. Más indirectos.

Una pregunta fácil. Teniendo en cuenta estos datos... ¿para quién es la ayuda realmente?

jueves, septiembre 13, 2007

Adoctrinamiento en las aulas

“Ética y cívica”. Así se llamaba la asignatura con la que me “adoctrinaron”, en Castilla-La Mancha, hará ya más de 20 años, en los inicios de nuestra “democracia”. Aunque lo cierto es que de esa asignatura lo único que recuerdo es el nombre, que era una maría y... a la profesora (cosas de adolescentes, supongo).
¿Adoctrinado? En absoluto.

Ni la asignatura de “Ética y cívica” causó efectos significativos en los alumnos de los 80, ni “Educación para la Ciudadanía” va a causarlos en los jóvenes de hoy en día. Aunque algunos, tal vez, así lo pretendan. Los valores cívicos y morales no se aprenden de los profesores. Se aprenden de la familia y, sobre todo, de la sociedad.
Y los políticos lo saben.

Pero entonces, ¿cómo se explica toda esta polémica sobre adoctrinamiento?
Si EpC no sirve para adoctrinar, ¿por qué se queja el PP?
Si EpC no sirve para adoctrinar, ¿para qué la ha impuesto el PSOE?

Muy sencillo. EpC existe para crear polémica. Para generar titulares. Para hacer creer a los ciudadanos que ambos partidos, cada uno a su manera, luchan por sus votantes, por la educación de sus hijos. Y para distraer la atención de los ciudadanos del auténtico problema del sistema educativo español: que es una monumental bazofia y va a seguir siéndolo. Nuestras escuelas son fábricas de zotes. Somos los reyes del fracaso escolar. ¿Cómo van a adoctrinar a nuestros escolares, si ni siquiera son capaces de enseñarles a leer y escribir correctamente, a sumar y restar sin calculadora...?

No. No van a adoctrinar a las nuevas generaciones gracias a asignaturas como EpC. No es así como funciona. El adoctrinamiento se realizará, pero fuera de las aulas.
Aunque para ello es necesario que se cumpla una condición. Que los futuros ciudadanos no piensen, no razonen y que ignoren, cuantas más cosas, mejor. Y esa es la función que realiza nuestro sistema educativo. No adoctrinar, sino dejar a los adolescentes sin recursos intelectuales suficientes para resistirse al adoctrinamiento al que van a ser sometidos. Cuando salgan de la escuela.
Y a fe mía que está funcionando.

Ah, les voy a contar un secreto. Sí que hay una asignatura importante con respecto al adoctrinamiento. Pero no es “Ética y cívica”, y tampoco es “Educación para la Ciudadanía”. Para nada. La asignatura clave son... las ”mates”.
Adivinen por qué.

viernes, agosto 31, 2007

“Héroes”, villanos y propaganda política

De la inagotable industria cinematográfica estadounidense nos ha llegado recientemente una curiosa serie de televisión, que relata la existencia de algunas personas con poderes sobrehumanos: la serie “Héroes”. Esos individuos, además de sus poderes, tienen al parecer una misión, salvar Nueva York de... no, no he cambiado el tema del blog de repente. Ya voy al grano.
En el episodio 5º de esta serie, uno de los personajes, candidato a congresista, buscando financiación para su campaña política, acude a un mafioso de Las Vegas. En un determinado momento se establece una negociación sobre montante de la financiación, y el candidato se expresa así: “...con 2 millones tan sólo seré un candidato comprado. Con 4, seré un congresista.

Me gustó la frase. Naturalmente es una serie de fantasía-ficción, no la realidad. Y transcurre en Estados Unidos, no en España. Pero propongo que hagamos un ejercicio de imaginación y supongamos que la frase encajara realmente en la democracia estadounidense y, por qué no, en la española.
Imaginemos pues que el valor de la financiación de las campañas electorales es decisivo. Imaginemos que un número muy elevado de votantes resulta “influido” por la propaganda electoral hasta el punto de resultar determinante a la hora de hacer la selección de los que van a ser nuestros diputados, senadores, concejales y por tanto, nuestros gobernantes. Solo imaginemos.

En los inicios de nuestra democracia, en esta situación hipotética, esa, digamos, debilidad de los ciudadanos, habría sido aprovechada por algunas personas con gran capacidad de financiación, para dirigir, gracias a costosas campañas electorales, una considerable cantidad de votos hacia determinados partidos políticos (partidos que, una vez victoriosos, saldarían su deuda, con creces, con esos financieros). Esos partidos políticos habrían sido los triunfadores de las primeras elecciones y se habrían repartido los distintos órganos de poder por todo el país.
Una vez en el poder, ese grupo escogido, y reducido, de partidos ganadores, ligados todos a algún poder financiero, lo habrían tenido mucho más fácil. Los 4 años de propaganda gratuita diaria que otorga la presencia en gobiernos, Congreso, Senado, etc., se sumarían a apoyo financiero privado a la hora de influir en los ciudadanos (aderezado además con la financiación que la Ley Electoral ofrece a los partidos “consolidados” para sus campañas electorales). [Podríamos añadir a eso varios millones de votos comprados, una vez en el poder, con dinero de los ciudadanos. Pero bueno, esa es otra historia.]
En pocos años, tras algún reajuste inicial transitorio, se produciría un estancamiento de la situación política: unos pocos partidos, todos ligados a poderosos entes privados, se consolidarían como las únicas opciones posibles de voto.
Sería prácticamente imposible que un nuevo partido político, diferente a los ya establecidos, entrara en escena y llegara a tener posibilidades de poder real, salvo que tuviera el mismo apoyo financiero que los demás, en cuyo caso no sería un partido distinto a los ya existentes. El pluralismo político, en la práctica, no existiría.

Esta situación refleja lo que sería un sistema oligárquico o, como prefieren algunos, una partitocracia. Con un disfraz de democracia, claro. Pero no sería una verdadera democracia.

Una conclusión de todo esto: un sistema democrático no puede mantenerse así, democrático, si un número demasiado elevado de ciudadanos es fácilmente manipulado para que vote en un determinado sentido.

En fin, eso estaría ocurriendo en España, si el supuesto hipotético que he planteado al principio fuera cierto. Pero no lo es, ¿verdad? Simplemente imaginábamos. Es un supuesto de película, es ficción, para entretener con eso de los políticos corruptos, y tal. No es real.

En la España real la mayoría de los ciudadanos votamos racionalmente, no nos dejamos manipular por los políticos, que por otra parte son honrados. En realidad nuestros medios de comunicación son independientes e informan verazmente sobre la situación política. En realidad en España hay pluralismo político, y en cualquier momento puede surgir un partido político nuevo, innovador, que reciba apoyo ciudadano suficiente como para tener poder para mejorar las cosas. Aunque en realidad, no hay tanto que mejorar, porque en realidad España va bien. En realidad en España el sistema educativo es excelente y genera jóvenes sobradamente preparados, entre otras cosas, para resistir una hipotética manipulación política. En realidad la Justicia en España es independiente del poder político. En realidad... En definitiva, en realidad, en España, hay una democracia de verdad. De verdad de la buena.

Y en realidad yo soy Obi-Wan Kenobi. Que la fuerza os acompañe.

lunes, agosto 27, 2007

ETA

ETA está de nuevo de actualidad. Otro atentado. Brutal, niños en peligro... en fin, lo de siempre.
Con cada noticia de este tipo, se apoderan de la gente diferentes sentimientos. Miedo, odio, desesperación, escepticismo, o tal vez euforia... dependiendo de quién seas.
Algunos, además, pensamos sobre ello. Sobre la violencia, sobre el nacionalismo, sobre el “conflicto vasco”, sobre el terrorismo, sus causas, posibles soluciones... podría llenar un buen número de mensajes en este blog sobre el tema. Pero no tendría sentido. Hoy no.
Otros, en cambio, no piensan, pero sí “llenan” los medios de comunicación. Son los que no condenan públicamente los atentados... y los que los condenan, los que dicen que hay que estar unidos contra el terrorismo, los que dicen que hay que ilegalizar a tal o a cual partido, los que dicen que no hay que dialogar con los terroristas, los que... En fin, ETA está de nuevo de actualidad.

Yo voy a dejar aquí únicamente preguntas. Preguntas que me hice y que me hago. El que quiera, que les busque respuesta. Si la encuentra, tendrá más información de la que nunca va a aparecer en ningún medio de comunicación. Ahí van:

¿Por qué los terroristas españoles son vascos y no manchegos, o canarios, o... catalanes? ¿Por qué hay tantos vascos que apoyan el terrorismo? ¿Por qué ese odio hacia los “españoles”? ¿Es que los vascos están locos? ¿Son violentos y fanáticos por genética? ¿El famoso RH negativo les altera el cerebro?

Es entendible que haya terroristas fundamentalistas, salidos de la ignorancia, la miseria y el fanatismo religioso propios de algunos países del tercer mundo. Pero... ¿Y en España? ¿En un país del primer mundo? ¿Con una democracia? ¿Con la libertad, justicia, igualdad... que se supone que disfrutamos?
¿Por qué siguen saliendo jóvenes dispuestos a matar o morir por algo tan insignificante, comparado con una vida humana, como de qué color es un trapo colgado de un palo? ¿Mataría usted por una bandera?

¿Por qué después de tantos años de “lucha contra el terrorismo”, de una “poderosa” nación contra una “simple” banda terrorista, la justicia española todavía no ha acabado con ETA?
¿Están haciendo nuestros políticos todo lo que pueden contra el terrorismo?

¿Quién se beneficia de la existencia de ETA?

En fin, no es sencillo, pero tampoco es demasiado complicado responder a estas preguntas. No hay más que pensar un poco y usar el sentido común. Aunque las respuestas no son agradables.

Que las busque el que quiera.