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Cuando los socialistas de estado en el Congreso de París de
1889, definieron el 1º de Mayo como un día de huelga internacional,
fue meramente una de esas definiciones platónicas que se hacen en
los congresos simplemente por declarar un principio, y que son
olvidadas tan pronto como el congreso termina. Tal vez pensaron que
esa decisión podría ayudar a darle importancia a su partido, y a
serle útil a ciertos hombres como cabecera electoral; pues
desgraciadamente estas personas parecen tener corazones que solo
laten con entusiasmo por propósitos electorales. En cualquier caso,
sigue siendo cierto que desde el momento en que percibieron que la
idea se había abierto paso, y que las manifestaciones se volvieron
imponentes y que amenazaban con llevarles por senderos
revolucionarios, se esforzaron por controlar el movimiento y por
despojar el significado que el instinto popular le había dado. Para
probar esto, no se requiere más que recordar los esfuerzos que se
han hecho por cambiar la manifestación desde el primer día de
mayo al primer domingo de mayo. Puesto que no es la regla
trabajar los domingos, hablar de suspensión del trabajo en ese día
es simplemente una farsa y un fraude. Ya
no es una huelga, ya no es un medio para afirmar la
solidaridad de los trabajadores y su poder de resistir las órdenes
de los empleadores. Queda como un simple fête o feriado
— un poco de marcha, unos cuantos discursos, unas pocas e
indiferentes resoluciones, con el aplauso de grandes o pequeñas
congregaciones — ¡eso es todo!
Y para matar con aún más eficacia al movimiento que sin
pensarlo comenzaron, han llegado a tal punto de querer pedir al
gobierno ¡que declare el 1º de Mayo feriado oficial!”
Errico Malatesta, 1893.
Más claro, agua.
Hoy, el 1º de mayo es fiesta oficial.
Y,
como anunciaba Malatesta, hoy, el
“movimiento” está muerto, y bien muerto.
"Un poco de marcha, unos cuantos
discursos, unas pocas e indiferentes resoluciones, con el aplauso de
grandes o pequeñas congregaciones... y eso es todo."
Y después, a casa sin haber hecho
nada útil por nadie, pero con la conciencia tranquila, después de
la dura mañana de “lucha”.
De “lucha” programada por el
Régimen, en un día festivo oficial del Régimen.
Un evento festivo para que los descontentos desfoguen y
vuelvan al rebaño al día siguiente.
Un evento festivo para que esos descontentos que tienen cargo
de conciencia, por la sociedad injusta y despiadada que consentimos y
mantenemos, puedan limpiar ese cargo fácil y rápidamente,
y volver al rebaño al día siguiente.
Un evento festivo útil para maquillar un poco más el
Régimen: "como ahora se
puede protestar, vivimos en democracia”.
Este Primero de Mayo no es el
Primero de Mayo de 1893.
Este es
un paripé. Una feria. Un
aburrido y patético desfile que sirve para maquillar y sostener al
Régimen. Un desfile en el cual todavía, y esto es lo más triste,
participan, con toda su buena intención, unas
cuantas almas cándidas que,
creyendo que hacen algo por cambiar las cosas, en realidad no hacen
nada más que
seguir el guión establecido por el Régimen.
Este movimiento no es el que Malatesta quería salvar en 1893. Ese
está muerto.
Este “movimiento” es como el de la noria de
un hamster, vueltas y más vueltas, haciendo lo mismo una y otra vez,
sin llegar jamás a ninguna
parte.
Paseo. Pancartas. Gritos.
Discursos. Aplausos. Fiesta. Y a casa.
Año
tras año. Lo mismo una y otra vez. Girando la rueda, para que todo siga igual.
¿Hasta cuando vamos a estar
cometiendo los mismos errores?
¿Cuándo vamos a madurar? ¿Cuándo vamos a evolucionar?
Lo repito de nuevo, así NO es como se lucha.
Así, se hace el primo. Así, se hace el ridículo.
Y así, se pierde.
“Si
buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.”
Albert
Einstein.
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