Hoy me he acordado
de mi primera experiencia laboral. El habitual grupo de jóvenes
explotado por una multinacional ávida de mano de obra barata y
complaciente.
Transcurrido tal vez
un par de años, hubo un pequeño conato de rebelión. Poca cosa, muy
moderadamente, tan sólo una respetuosa petición colectiva de que
“nos dejaran tranquilos”. Sin ánimo de dejar de echar horas
extra sin cobrar, a tanto no se llegaba. La gente quería conservar
el trabajo, pero el tema del maltrato psicológico no lo estaba
llevando demasiado bien.
Pero incluso eso fue
demasiado para los de arriba. Pasando por encima del Director del
Centro, al que tal vez consideraron demasiado blando, enviaron desde
Madrid al gran sheriff, el Director de Recursos Humanos a nivel
nacional, para restaurar el orden entre la díscola masa trabajadora local.
Y puso orden, claro.
Todo volvió a su cauce. Los jóvenes curritos agacharon
sumisamente la cabeza y volvieron a su tarea, sin volver a repetir
tamaña muestra de rebeldía.
Me ha venido a la
cabeza este recuerdo -más o menos distorsionado por el tiempo-,
cuando he visto la noticia de la amenaza de bancos y grandes empresas
catalanas.
Me ha dado la impresión de que, ha llegado el momento de que se llame al orden a las revueltas masas de independentistas (y no independentistas) catalanes, que han tenido la osadía de pretender tomar por sí mismos una decisión que, en nuestro “democrático” Régimen, siempre ha estado ya tomada desde arriba.
Me ha dado la impresión de que, ha llegado el momento de que se llame al orden a las revueltas masas de independentistas (y no independentistas) catalanes, que han tenido la osadía de pretender tomar por sí mismos una decisión que, en nuestro “democrático” Régimen, siempre ha estado ya tomada desde arriba.
El pueblo debe
acatar y servir, y no pretender tomar decisiones. Eso ya lo hace el
amo, por medio de sus leales esbirros, los políticos profesionales.
Que con esto de las
masas me refiero a la gente, claro, no a los políticos del PDeCat,
los cuales, igual los amos han considerado que no han sabido
controlar adecuadamente a la plebe.
Y por eso ha llegado
la hora de que el amo alce la voz, y ponga al populacho en su lugar.
El amo en persona.
La oligarquía económica. Quienes realmente gobiernan en Cataluña.
Y en España.
Y en España.
Demostrando quién manda aquí.
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