Con motivo de la abdicación de Juan Carlos I, ha existido una considerable movilización, tanto ciudadana como partidista, exigiendo un referéndum Monarquía-República.
Pero… eso… ¿tiene sentido? ¿Verdaderamente tenemos derecho a ese referéndum?
En democracia, por supuesto. Es lo que tienen las democracias, que los ciudadanos deciden.
Sin embargo, en España, obviamente, NO lo tenemos: los súbditos tenemos los derechos que el Poder Partitocrático nos concede graciosamente, entre los cuales no está el de un referéndum Monarquía-República.
En realidad, la respuesta la conocemos todos. Si viviéramos en democracia hace ya mucho tiempo que habríamos tenido un referéndum Monarquía-República.
Entre otros muchos.
También habríamos tenido un referéndum para decidir sobre la última modificación “Express” de la Constitución, esa que consolidaba la priorización del dinero sobre las personas.
También sobre nuestra intervención en la guerra de Irak.
Y sobre la autodeterminación o independencia, al menos en Cataluña y Euskadi.
Y sobre la aplicación de las políticas de supresión de derechos humanos fundamentales que nos están imponiendo aprovechando la “crisis”: Sanidad, Educación, Vivienda, Libertad de expresión y reunión…
Y sobre otros muchos asuntos relevantes para el desarrollo de la vida de los españoles, determinados por Tratados, Leyes, Decretos, Reglamentos y actuaciones políticas sobre las que ni se deja participar, ni se pregunta ni, generalmente, se informa adecuadamente a los ciudadanos.
Y también, desde luego, habríamos tenido un referéndum de ratificación de la propia Constitución, que hace años que quedó obsoleta.
Pero claro, no vivimos en democracia. En una Partitocracia como la nuestra no tenemos los mismos derechos que si viviéramos en democracia. Es de cajón.
Eso, a estas alturas, lo tenemos todos claro.
¿O no?
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