jueves, mayo 15, 2008
Bravo por los jóvenes diputados
El pasado 9 de mayo, cuarenta y siete alumnos de primero de bachillerato acudieron al Parlamento autonómico de Castilla-La Mancha para ejercer por un día como diputados, como parte de la experiencia “Cortes jóvenes” que nuestro gobierno regional organizó con motivo del vigésimo quinto aniversario de las primeras elecciones regionales.
Los jóvenes diputados elaboraron una serie de propuestas cargadas de sentido común, entre las que figuraba, en relación al sistema electoral, el “estudio de fórmulas imaginativas de reforma electoral que contemplen la participación de partidos minoritarios, voto en blanco computable y acercamiento de los políticos a la ciudadanía”.
Es gratificante comprobar que al menos algunos de nuestros jóvenes comprenden realmente lo que es la democracia. En una democracia representativa como la nuestra, estar representado en las diferentes cámaras es un derecho de los ciudadanos. También de los que votan en blanco o los que votan a partidos minoritarios. Este hecho fundamental, que nuestros políticos adultos no han sabido o no han querido ver, lo han captado a la perfección estos jóvenes alumnos de bachillerato.
Por ello quiero dar la enhorabuena a estos chavales, por haber sabido entender la democracia, y por haber trasladado a nuestros gobernantes esas propuestas que son tan necesarias para poder considerar nuestro sistema de gobierno realmente democrático.
También quiero agradecerles su gesto porque han ayudado a dar sentido al trabajo de Ciudadanos en blanco, de alguna forma nos confirma que vamos por buen camino y nos refuerza la esperanza de que, tal vez, algún día, consigamos ese voto en blanco computable que tanta falta nos hace.
Y, finalmente, les quiero pedir algo a estos jóvenes: que, cuando lleguen a la mayoría de edad y tengan la posibilidad de participar en mayor grado en el gobierno de nuestra nación, de nuestra comunidad y de nuestros municipios, sigan peleando por esa democracia que nos gustaría disfrutar pero que todavía no tenemos. Si quieren cambiar las cosas tendrán que hacerlo, porque mucho me temo que los políticos van a hacer caso omiso de sus propuestas.
Un merecido aplauso para estos jóvenes diputados.
viernes, mayo 09, 2008
Adiós, democracia, adiós
En referéndum no se aprueba… se aprobará en los despachos
Tiene mucha relación con lo que comentábamos en el mensaje anterior.
El texto tiene su origen en el malogrado Tratado sobre la Constitución Europea, tras ser rechazado en sendos referéndum en Francia y Holanda. Como era previsible, los nuevos tiranos han dejado pasar un tiempo prudencial y después han vuelto a la carga: le han cambiado el nombre, ahora se llama Tratado de Lisboa, y lo van a ratificar, esta vez, sin esos desagradablemente democráticos referéndum.
Aquí en España no es una noticia que importe demasiado, ya que en nuestro referéndum consultivo sobre el tema ya demostramos que estamos dispuestos a ser conducidos como borregos hacia donde quieran llevarnos nuestros nuevos amos, en este caso, hacia un estado totalitario europeo.
El vídeo es escalofriante.
En fin, hoy tengo el día pesimista.
jueves, mayo 01, 2008
Responsables
No es la primera vez ni será la última que la ineficacia de las administraciones públicas acaba teniendo consecuencias tan graves, incluso, como en este caso, mortales. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, todavía está abierta la investigación por el caso del incendio de Guadalajara, que costó la vida a 11 miembros de un retén, donde también se mencionan errores en cadena que acabaron desencadenando el fatal desenlace. En otros casos, como el del atentado del 11-M, se acabó dando carpetazo político al asunto, dejando a la justicia la condena de los ejecutores del atentado pero sin abordar responsabilidades internas dentro de las administraciones.
Estas muertes, especialmente si las víctimas son niños, hieren profundamente, no sólo a los familiares, sino a una buena parte de la sociedad. A consecuencia de ello, la ira, la impotencia, y ese deseo de justicia, o quizás, por qué no, de venganza, dan lugar al lógico clamor ciudadano que demanda que se depuren responsabilidades. Queremos que los culpables paguen. Todos ellos.
En estos casos siempre acaban siendo “señalados” algunos presuntos responsables. En el caso de Mari Luz el escogido ha sido un juez, al que se está investigando para averiguar si ha existido alguna negligencia por su parte. En otros casos, como el del incendio, son técnicos del servicio 112 de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Sin embargo, independientemente de si estos presuntos responsables lo son realmente o son simples cabezas de turco, lo que está claro es que, cuando se dan tan frecuentemente tantos errores, los responsables no pueden ser únicamente los trabajadores “de a pie”, sino que hay que buscarlos más arriba: los responsables de la ineficacia de las administraciones públicas son, en primer lugar, los que las dirigen.
En el caso de Mari Luz hablamos de un juez. Puesto que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) es el órgano de gobierno de los Jueces y Magistrados, parece lógico entonces, además de investigar al juez, buscar responsabilidades entre los miembros de este Consejo.
Aunque no sólo entre ellos. El sector judicial se defiende, y con razón, aludiendo a la falta de medios, el retraso en la aplicación de las nuevas tecnologías, la descoordinación entre las administraciones de justicia de las diferentes comunidades... hechos todos que no son responsabilidad de los jueces, sino de los políticos. Es decir, en nuestra búsqueda de los responsables hay que mirar más alto. Diputados, senadores, y, naturalmente, el Gobierno, con el Ministro de Justicia y su Presidente a la cabeza, son quienes organizan el sistema judicial, quienes elaboran las leyes que los jueces intentan aplicar, y quienes eligen a los miembros del CGPJ.
Similarmente, en el caso del incendio de Guadalajara, así lo ha debido entender la juez que instruye el caso del incendio, que ha imputado a varios altos cargos de la Junta. Otro tema bien distinto es que esa imputación se traduzca finalmente en castigo, claro.
¿Deberíamos pues exigir responsabilidades a los diputados? ¿A Zapatero? ¿Al Ministro de Justicia, el señor Bermejo, recién reafirmado en su cargo? ¿Al Señor Barreda, Presidente de Castilla-La Mancha y a su ex-consejera de Medio Ambiente, Rosario Arévalo, a la que, a raíz del incendio, recolocaron en otro jugoso cargo?
Deberíamos. Pero no lo vamos a hacer, ¿verdad? No lo hemos hecho en los treinta años que llevamos de democracia. Sabemos qué clase de políticos tenemos, y ahí están, con los votos de la mayoría de los españoles.
Por ello, la búsqueda de responsables no puede terminar aquí.
Los políticos, también tienen, por encima, quien les manda. O al menos, quien les escoge, cada cuatro años, para sus tareas: los españoles. Y es que en España, dicen, hay una democracia, ¿no es así? Quien gobierna es el pueblo, a través de sus representantes. Son los ciudadanos los que les eligen y, por tanto, de alguna forma, los que mandan.
Como le dijo el tío Ben a su sobrino Peter Parker, alias Spiderman, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. La democracia otorga el poder al pueblo, pero también le hace responsable de las consecuencias del uso de ese poder. En una democracia, los responsables de los errores de los políticos electos (también de sus aciertos) son los ciudadanos.
Aunque no todos, claro. Sólo los que les votan.
Tengo la impresión de que este aspecto de la democracia todavía no lo tenemos, los españoles, asumido. Por ello, cuando pasa algo que nos disgusta, como el asesinato de Mari Luz, nos volvemos hacia los políticos, y nos quejamos.
Pero eso, naturalmente, no sirve de nada. No apuntamos en la dirección correcta. No nos estamos dirigiendo a los auténticos responsables: nosotros mismos. Somos los españoles los que tenemos que cambiar las cosas, si es que eso es lo que queremos. Los políticos valen lo que valen y, si no nos sirven, hay que poner a otros. Pero si no lo hacemos, si elegimos a estos políticos, debemos asumir sus actos, que también son nuestros.
Y por esos actos, hoy, esa niña está muerta.
Por mi parte, tengo alguna responsabilidad en esa muerte, porque hace años, cuando era joven y estúpido, mi voto fue a parar a esta clase política que padecemos. Ese voto contribuyó a mantenerlos y consolidarlos en el poder, y así, entre otras cosas, a mantener y consolidar unas administraciones ineficaces e ineficientes, entre ellas la de Justicia.
Por ello, pido perdón al padre de Mari Luz, y a su familia, y a todas las víctimas que han causado estas administraciones públicas que de alguna forma he ayudado, en el pasado, a sostener.
Hoy no puedo cambiar lo que hice, pero lo que sí puedo prometer es que, por mis actos, por mi voto, algo así no volverá a ocurrir nunca.
Y si pasa, será responsabilidad de otros, de ese 68,7% de españoles que sí está representado por esta clase política, y que son responsables de lo que los políticos hacen con el poder que les otorgan.
Ahí tiene el padre de Mari Luz a sus culpables.
miércoles, abril 16, 2008
El ridiboicot
¡Qué tremenda amenaza! Seguro que el presidente chino, Hu Jintao, en cuanto se enteró de la noticia, corrió raudo a llamar al Dalai Lama para “seguir dialogando” con él; no sea que, en lugar de acudir el presidente Zapatero a la inauguración de los Juegos, el gobierno español considere enviar a la vicepresidenta De la Vega. ¡Qué trauma para los Chinos supondría eso!
La República Popular China es el país más poblado de la tierra, con más de 1.300 millones de habitantes; es la cuarta potencia económica mundial, por detrás de EEUU, Japón y Alemania; es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU; se incorporó como miembro de la Organización Mundial del Comercio en el 2001; dispone de armas nucleares desde hace más de 40 años. China no es una república bananera de medio pelo, cuyos dirigentes necesiten de algún tipo de legitimidad o reconocimiento internacional para subsistir. Que Sarcozy, Brown, Merkel o Zapatero se personen o no en esa inauguración, es algo totalmente insignificante para los Juegos Olímpicos, para China y para sus dirigentes. Considerar y plantear esa ausencia como un boicot es, sencillamente, ridículo.
En cualquier caso, no me preocupa, ni me sorprende, que nuestros dirigentes hagan el ridículo. Lo que verdaderamente me inquieta es el motivo por el cual nuestros eurodiputados, teóricos representantes de los ciudadanos europeos, malgastan su tiempo y nuestro dinero incluyendo semejante bobada en su resolución de condena a China, en lugar de preparar algún tipo de respuesta verdaderamente eficaz para intentar parar lo que está ocurriendo en el Tíbet.
La explicación de esta “blandura” de nuestros europarlamentarios con China la tiene, naturalmente, el “poderoso caballero”.
China es el principal socio comercial de la Unión Europea, superando los 200.000 millones de euros anuales en importaciones y exportaciones. Es nuestra principal fuente de importación, mientras que la Unión Europea , a su vez, acaparó en 2006 el 15,5% del comercio exterior chino, siendo su mayor proveedor de tecnología (superando a Japón y EEUU). China, en definitiva, ha abierto sus puertas a las multinacionales, entre ellas, las europeas, que llevan allí sus fábricas y venden allí sus productos.
Los dirigentes europeos no tiene ninguna intención de poner en peligro este estado de cosas por mucha represión que haya en el Tíbet. Por el contrario, a pesar de las reconocida y sistemática violación de derechos humanos en China, la Unión Europea destina desde hace años millones de euros a medidas de cooperación, para mantener y fomentar esta “sociedad”.
Es decir, lo boicotear de verdad a China o a los Juegos ni se plantea.
Pero claro, no queda bien esto de llevar los Juegos Olímpicos a ese país que, entre otras cosillas, está teniendo el mal detalle de reprimir las protestas de los disconformes tibetanos matándolos.
Así que hay que hacer algo de cara a la galería. Hay que maquillar esta indiferencia notoria de los países europeos hacia los pobres, maltratados y asesinados tibetanos.
Y ya está hecho. Los ciudadanos europeos ya pueden quedarse tranquilos, con esta resolución ya hemos puesto a los dirigentes Chinos en su sitio. ¡Qué se habrán creído! ¿Que íbamos a quedarnos tan tranquilos con lo que les están haciendo a los tibetanos? ¡Que tengan cuidado! o... nos plantearemos no enviar a Zapatero a la inauguración de los Juegos.
En fin, el año que viene hay elecciones europeas. Es buen momento para reflexionar sobre si queremos que estos eurodiputados que tenemos ahora sigan teniendo la potestad de llamarse representantes nuestros y de actuar en nuestro nombre.
domingo, abril 13, 2008
El inútil cambio de hora
Menuda gracia lo del cambio de hora. Todos los años por estas fechas, la misma broma. El lunes de después del cambio, el despertador suena una hora antes. Una hora menos de sueño, así, por las buenas. ¿Quién sería el gracioso al que se le ocurrió gastarnos esta bromita a los españoles?
Según dicen, se ahorra energía. Aunque la deben ahorrar los demás, porque en mi casa el ahorro no se nota lo más mínimo.
En cambio, lo que sí he notado estas últimas dos semanas ha sido la falta de sueño: dolores de cabeza, irritabilidad, somnolencia, falta de concentración... todo ello gracias al cambio de hora. Y es que hay afortunados a los que no les afecta el cambio, pero otros no tenemos esa suerte.
Si verdaderamente cambiar la hora estuviera justificado, si verdaderamente se ahorrara una cantidad significativa de energía, tendría sentido el sacrificio que algunos hacemos con esto del cambio horario. Pero... ¿es así? ¿De verdad se ahorra energía?
Tal vez hace 30 años así ocurría. O tal vez en los países del norte de Europa, que tienen menos horas de luz en invierno y más en verano, tenga sentido cambiar la hora. Pero lo que es en España, en este año 2008, no lo tiene.
Y si lo tiene, que lo demuestren.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), entidad pública adscrita al Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, justifica la idoneidad de la medida en un estudio realizado en el año 1999 por encargo de la Comisión Europea. Sin embargo ese estudio no está fácilmente accesible al público: ni se puede descargar de la web del IDAE, ni de la del Ministerio. Está, por así decirlo, oculto.
La únicas referencias a ese misterioso estudio que he podido encontrar hablan de un ahorro de energía de entre un 0% y un 0,5%. Es decir, nada o casi nada.
El IDAE, por su parte, “estima” un ahorro que “puede llegar a representar un 5% del consumo eléctrico en iluminación”, pero sólo en caso de un “comportamiento responsable en el hogar” y de “utilización de tecnologías de ahorro en iluminación por aprovechamiento de la luz natural, en edificios del terciario y en industrias”. Vamos, que si nos ponemos a ello, ahorramos energía, evidentemente. Lo que no dice el IDAE es si ese ahorro del 5% es debido al comportamiento responsable de ciudadanos y empresas, o al cambio de hora. Que más bien va a ser lo primero.
Conclusión: por lo que sabemos, de ahorro energético, nada o casi nada.
Busquemos otra justificación: ¿qué otras ventajas supone el cambio horario?
Seguro que muchos estarán pensando en lo agradables que son las largas tardes de primavera y verano, en cómo se puede aprovechar esa hora adicional de luz vespertina.
Estoy de acuerdo. Me gusta el horario de verano, me gusta esa hora adicional de luz solar por las tardes. Y si encima, ese horario supone un ahorro energético, pues mejor. Bienvenido sea el horario de verano.
Pero, fíjense, lo que apreciamos es el horario de verano, no el cambio de hora.
Es decir, si el horario de verano es “el bueno”... ¿por qué lo cambiamos? ¿Por qué volvemos al horario de invierno en octubre? ¿Por qué renunciamos a esa hora de luz extra en las tardes de noviembre a marzo?
No hay ningún motivo para hacerlo.
En fin, esto del cambio de hora tampoco es que sea excesivamente grave. Pese a unos cuantos días malos que algunos habremos pasado, nuestros políticos cometen tropelías con consecuencias mucho peores que algún que otro dolor de cabeza. Pero aun así, el cambio horario es un ejemplo especialmente significativo de un hecho que sí es tremendamente preocupante: la situación de subordinación que tenemos los ciudadanos españoles con respecto a la clase política.
Los políticos nos dicen que adelantemos la hora, y la adelantamos. Nos dicen que la atrasemos, y la atrasamos. Nos dicen que votemos SI a la Constitución Europea sin leerla ni entenderla, y así lo hacemos. Los políticos disponen y, tenga sentido o no lo que ordenen, los ciudadanos obedecemos.
Espero que algún día los españoles se den cuenta de que, en una democracia, los ciudadanos mandan y los políticos obedecen. No al revés.