Es difícil expresar
en menos palabras, tan claramente, la cruda realidad de esta falsa
democracia que nos colaron en el 78. Por mi parte, nada que objetar.
Pero esa frase tan
demoledora tiene su complementaria: “si la
abstención sirviera de algo, también estaría prohibida”.
Es de pura lógica.
Si el voto es inútil, y eso queda demostrado al ser legal en nuestro
país, lo mismo ocurre con la abstención, que también es, lo mismo
que el voto, una opción electoral legal en España.
Y es que los que
diseñaron nuestro Sistema político hicieron un buen trabajo. Nos
ofrecieron un Sistema político casi absolutamente blindado, donde
cualquier elección que hagamos es inocua para el Poder establecido;
incluida la elección de no participar en la farsa.
- Si votamos a un
partido de los que pueden ganar (los que salen en la tele), nada
conseguimos, porque todos sirven al Poder establecido.
- Si votamos a un
partido de los que no pueden ganar, lo mismo, porque no pueden ganar.
- Si votamos en
blanco, tampoco importa, porque lo han neutralizado privándole de
valor electoral, lo cual desincentiva considerablemente su uso (otra
opción minoritaria más); además de con la habitual desinformación
sobre su significado (la mayor parte de la gente ignora para qué
sirve).
- Si votamos nulo,
ídem, porque tampoco tiene valor electoral.
- Y si nos abstenemos,
nuestro rechazo al Sistema, minoritario también entre los
abstencionistas, pasa desapercibido entre los millones de
abstenciones pasivas que hay.
Un callejón sin
salida. Da igual que entremos o que no entremos. Al final, acabamos
siempre en el mismo sitio.
Pero, pese a ello,
no todas las opciones son iguales. Aunque acabemos en el mismo sitio,
aunque “no sirva de nada”, cada acción posibilita la transmisión
de un mensaje al resto de los ciudadanos. Un mensaje diferente según
hagamos una cosa u otra.
Así que, para mí,
la cuestión es, con nuestra elección... ¿qué mensaje queremos
transmitir?
* La frase la dice Carmen, joven vallecana, en el documental “Carmen y Jimena: Futuro imperfecto”.
Es cortito, y merece la pena verlo.
Mucho ojo a la
experiencia vallecana de autogestión. Tal vez ese sea el único
camino que nos va a quedar en este país. En Vallecas ya es así. Ya
no es sólo Grecia. Ya ha llegado a España.
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