martes, noviembre 23, 2010

Pero… ¿podemos conseguirlo vaciando escaños?


Cuando explicas a la gente lo que pretendemos con Ciudadanos en blanco, les cuentas lo del voto en blanco computable en forma de escaños vacíos, les dices que esos escaños vacíos se pueden conseguir a través de un partido político herramienta cuyos electos no ocupen sus asientos, al final, cuando lo asimilan, casi siempre acaba surgiendo la pregunta del millón:

¿Y qué se puede conseguir vaciando escaños?

Lo cierto es que, en principio, parece que, incluso siendo optimistas y contando con liberar algunos escaños de los parásitos que los ocupan, ello serviría de más bien poco, ya que sin diputados no se puede ni proponer ni votar esos cambios que tanta falta nos hacen.
Así que, en esta línea, la eficacia del voto en blanco computable acabaría siendo similar a la del voto en blanco “oficial”, a la de la abstención o a la del voto nulo, opciones que basan su éxito en una masiva desasistencia del electorado al sistema actual; con la salvedad, eso sí, de que siempre es más gratificante saber que, al menos, tu escaño está libre del parásito correspondiente, cosa que no puede pasar en ninguno de los otros tres casos.
Pero eso se revela, en principio, insuficiente.

Es por ello por lo que muchos descontentos se decantan por un partido nuevo o minoritario como medio para cambiar las cosas. Sin embargo, ya hemos visto lo que hace el Sistema con estos partidos: se los come con patatas. Nuestro Sistema electoral está diseñado para mantener un muy escogido –y reducido- grupo de partidos en el poder; partidos que, todos ellos, deben contar con el apoyo del poder económico para seguir ahí; partidos que, por ello, jamás van a reformar un sistema que es el idóneo para mantener su casta parásita de políticos profesionales y el poder en manos de los de siempre.
En definitiva, que así, con una miríada dispersa y enfrentada de pequeños partidos con ánimo de reforma, no se puede conseguir nada.

La conclusión a la que muchos descontentos han terminado por llegar es que sólo hay una posibilidad de vencer al Sistema: un único partido “revolucionario” que unifique y concentre todo el voto descontento –“la unión hace la fuerza”-. Para ello, tendría que tener un programa esquelético, reducidísimo, abierto a todos y enfocado en conseguir las reformas mínimas imprescindibles que harían falta para poder empezar a considerar nuestro sistema político como una democracia real.

Pero hay un pequeño inconveniente: que esta única alternativa final, realmente, no existe. Porque… ya sabemos cómo somos los españoles; en palabras de Lamparilla, “el barberillo de Lavapiés”:

Pues aquí tenéis de España
una copia y un modelo
4 hombres, 4 opiniones
si habláramos con 200, 200 partidos
todos con sus ministros diversos.
Sería pues necesario
para estar todos contentos
que hubiera en cada familia
un ministro por lo menos.


O lo que es lo mismo, es imposible que una mayoría suficiente de descontentos nos pongamos de acuerdo en sacar adelante un único partido “revolucionario”, ni en seleccionar unos pocos puntos esenciales que constituirían su programa, ni finalmente, en votarlo.
Porque unos quieren liberalismo, otros socialismo; unos centralización, otros descentralización; unos mónadas republicanas, otros democracia directa, otros simplemente un cambio de políticos; unos listas abiertas, otros circunscripción única, otros representación proporcional; unos laicidad, otros confesionalidad; unos familia tradicional, otros familia “libre”; unos una nación española, otros una nación catalana, vasca, gallega… y así seguimos, y seguimos, y seguimos…
¿Realmente alguien cree posible unificar todo eso en un único partido?

Así que, finalmente, tenemos que volver al principio: a lo de vaciar escaños. Si queremos tener una mínima posibilidad de cambiar las cosas, tenemos que ponernos a vaciar escaños… porque, por insuficiente, por inútil que pueda parecer, desgraciadamente… no hay ninguna otra alternativa.

Y además, tal vez sí que haya esperanza, tal vez, lo de vaciar escaños, pueda funcionar.
Porque, ante la imposibilidad de llevar a la práctica todas esas ideas y convicciones “imprescindibles” de los descontentos, sí se puede, en cambio, dar la posibilidad a estos de expresar una única idea, la más básica, la esencial, la fundamental: con el voto en blanco computable, vaciando escaños, se puede generar un clamor ciudadano, pidiendo, o más bien exigiendo… DEMOCRACIA. Simplemente eso, democracia. El programa mínimo posible.
Y ese clamor, potencialmente, puede ser tan poderoso como sea necesario para que la casta política no pueda ignorarlo, so pena de acabar con un parlamento semivacío e ingobernable, un sistema político roto y deslegitimado y, lo que es más importante, con una ciudadanía, mayoritariamente, en rebeldía.
Y ante esa amenaza, las cosas, finalmente, cambiarían.

lunes, julio 12, 2010

El cuento del malvado funcionario

Estaba yo hace unos días dándole vueltas a eso de encontrar un empleo digno, algo verdaderamente difícil en estos tiempos y en estas tierras manchegas en las que vivo. Se me ocurrió que igual podría dedicarme a escribir cuentos para niños, actividad que he supuesto debe ser bien sencilla y muy bien remunerada, ya que, según tengo entendido, es ejercida por alguna esposa de presidente del gobierno.
Así que escribí un cuento, totalmente inventado, y lo conté, para evaluarlo, a un grupo de niños en un cuentacuentos callejero con marionetas. El cuento es este:

El malvado funcionario

Érase una vez un sujeto perverso, maligno, pérfido, malintencionado, vil, cruel, despiadado, traidor, vicioso, malencarado, y, lo peor de todo, funcionario -de una administración local-, que, en cierta ocasión, puso en marcha un malvado plan para derrocar al muy democrático gobierno de una próspera nación situada en un lugar remoto de un viejo continente.
Este sujeto, aprovechando un insignificante malentendido sobre la propiedad de un inmueble, procedió injustamente al embargo de unas cuentas de la Administración Pública del democrático gobierno, inmovilizando la fabulosa suma de 250.000 níqueles (el níquel, moneda de curso legal de esta remota nación, equivale a un euro aproximadamente). Este dinero estaba destinado a pagar las pensiones de multitud de pobres y desvalidos ancianitos. El plan de este malvado funcionario era aprovechar las muertes por inanición de los indefensos pensionistas, causadas al no recibir sus vitales pensiones -congeladas en las cuentas de diversos organismos bancarios-, para forzar al gobierno del bondadoso, brillante y honesto Presidente de esa gran nación a dimitir por su incompetencia y poner en su lugar un gobierno títere que atendiera únicamente a sus depravados deseos.
Sin embargo, como este malvado funcionario era, como casi todos los malvados de casi todos los cuentos, muy estúpido, cometió un error imperdonable. En lugar de cometer su fechoría en el más absoluto secreto, se atuvo al procedimiento administrativo de embargo y apremio de esa nación, y comunicó formalmente su intención de embargarla a la administración pagadora de las pensiones de los ancianitos.
Así, aunque a pesar de todo, el poderoso funcionario inmovilizó el dinero, la Administración del Estado lo descubrió de inmediato y lo llevó ante los tribunales de Justicia, donde el funcionario espera su condena y ejemplar castigo, como corresponde a un criminal de su calaña. Todo ello a pesar del apoyo cómplice de sus superiores políticos locales, que al parecer han reconocido formar parte de la taimada conspiración desde el principio. Además todo ello fue aireado en los medios de comunicación, con lo que todos los ciudadanos tuvieron constancia de su pérfida acción, frustrando así sus malvados planes.
Y desde entonces, en esa próspera nación, los ancianitos fueron felices y comieron perdices para siempre.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

Lo cierto es que la reacción de los niños me desanimó bastante. Una de ellos, una espabilada pilluela de unos 5 años, se erigió en portavoz del grupo y, al finalizar el teatrillo, me indicó, algo molesta:

"Señor, este cuento no es creíble, por varios motivos. Principalmente por lo siguiente:
Primero, es absurdo que un funcionario de una administración local pueda embargar las cuentas de una administración estatal, así, por las buenas, ante la oposición expresa de esta. Un funcionario local no puede tener tal poder. Además, en caso de discrepancia, lógicamente se llegaría antes a un proceso judicial, donde un juez dictaminaría la ejecución, o no, de dicho embargo.
Por otra parte, aun en caso de proceder a la inmovilización de esos fondos, estos supondrían una cantidad insignificante comparada con el volumen total de dicha administración estatal, por lo que para nada se vería afectado el pago de las pensiones, que además serían intocables, puesto que antes se bloquearían otros pagos de menor importancia, como los salarios de los políticos.
Y en cualquier caso, los pensionistas no morirían de hambre, pues podrían recurrir a los múltiples servicios sociales que permiten unas condiciones de vida dignas para todos los ciudadanos.
Y por último, obviamente los superiores políticos locales del funcionario serían los principales responsables de la acción y por tanto son ellos los que debían ser encausados. El funcionario no es más que el peón en la conspiración, y por tanto no es posible que sólo él sea juzgado y castigado cual simple cabeza de turco.
En definitiva, que este cuento no tiene razón de ser en una nación democrática y próspera gobernada por brillantes dirigentes, tan sólo tendría sentido en otro tipo de gobierno, por ejemplo, una república bananera gobernada por necios, incompetentes y/o corruptos."

No tuve más remedio que convenir con la perspicaz pilluela en sus apreciaciones.

"Y ya puede revisar el cuento para que el héroe sea una bella e inteligente conspiradora rebelde que, naturalmente, depondrá a los indeseables administradores tanto locales como estatales, restaurando así la paz y la justicia y casándose con un guapo, simpático y bondadoso ladronzuelo". Terminó diciendo esta redicha justiciera infantil.

Así que tengo que redactar otra vez el cuento... o dedicarme a otra cosa. Esto de escribir cuentos para niños no es tan fácil como parece... ¿o sí lo es?

Otro cuento para niños, escena 1

Otro cuento para niños, escena 2

Otro cuento para niños, escena 3

Otro cuento para niños, escena 4

sábado, marzo 07, 2009

La participación ciudadana, según los políticos


En este artículo describo cómo se está organizando hasta ahora la participación ciudadana en el municipio donde vivo, Ciudad Real, aunque posiblemente encontrarán muchas similitudes con lo que está ocurriendo en otros municipios españoles. He pensado que puede ser útil conocer nuestra experiencia, así como también me gustaría conocer, de primera mano, cómo se están desarrollando las distintas experiencias "participativas" en otros municipios.



La participación ciudadana en Ciudad Real


“Nosotras, ciudades, garantizaremos el acceso a la información a todos los ciudadanos y grupos interesados y velaremos por que puedan participar en los procesos locales de toma de decisiones.”
Carta de Aalborg, Dinamarca, el 27 de mayo de 1994


Este compromiso fue adquirido en el 2004 por el anterior alcalde de Ciudad Real, José María Gil Ortega, al firmar la adhesión del Ayuntamiento a la Red de Ciudades y Pueblos Sostenibles de Castilla-La Mancha. Esta Red está formada por un conjunto de Entidades Locales que se han comprometido a implantar y desarrollar la Agenda 21 Local, “una moderna herramienta de gestión municipal cuyo objetivo es el desarrollo sostenible del municipio” y que, para ello, asume la participación ciudadana como uno de sus pilares fundamentales.


Ciudad Real: un modelo de participación ciudadana

Tengo que reconocer que Ciudad Real es sin duda un modelo a destacar en lo que a gestión de la participación ciudadana se refiere; incluye, nada menos, cuatro vías de participación: El Consejo de Participación Ciudadana, el Plan Estratégico Ciudad Real 2015, la Agenda 21 Local y el Presupuesto Participativo. Intentaré describirlas brevemente, intentando seguir un orden cronológico aproximado desde su aparición:


1) El Consejo de Participación Ciudadana

El nacimiento de este consejo se origina en la Ley Reguladora de las Bases de Régimen Local, del año 1985, en la que se regula la participación de los vecinos en la gestión municipal. Once años después, el Ayuntamiento elaboró un reglamento donde se menciona la futura constitución del Consejo de Participación Ciudadana, que en estos momentos ya es una realidad.
Este Consejo tiene carácter consultivo; también, pese a su nombre, está vetado a los ciudadanos que pudieran querer participar a título individual, dando lugar a una curiosa paradoja: un Consejo de Participación Ciudadana sin la participación de los ciudadanos.

Cabe destacar de este Consejo su escasa representatividad: los 7 u 8 presidentes de asociaciones vecinales que se molestan en acudir a sus reuniones, deben representar, siendo generosos, a unas decenas de ciudadrealeños (sus asociados); y eso suponiendo, y es mucho suponer, que representen a alguien más aparte de a sí mismos. El resto de los 70.000 vecinos de este municipio no están contemplados como posibles sujetos con derecho a participar.

El resultado práctico de este consejo es el siguiente: una vez al año, se reúnen algunos presidentes de asociaciones de vecinos con el alcalde, presentan algunas quejas y propuestas que van a ser ignoradas, se toman unas fotos para sacar una escueta noticia en los medios, y se despiden hasta el siguiente pase de la función.


2) El plan estratégico “Ciudad Real 2015”

Como muestra de la alta consideración en la que el anterior alcalde tenía al Consejo de Participación Ciudadana, creó otra vía alternativa de participación.
El plan estratégico 2015 es una iniciativa que se ha puesto en marcha en diversos municipios ligada a la Agenda 21 Local. Se trata de definir "un modelo de ciudad, y unos ejes estratégicos a alcanzar en el municipio en un horizonte temporal lejano”. En principio, son los ciudadanos los que definen, en los órganos de participación asociados a la Agenda 21, el modelo y el plan.

Pero en Ciudad Real no ha sido así. En el 2005, el gobierno local presentó el plan estratégico. En 2007, mostrando una velocidad inusualmente sorprendente, y ahorrando a los ciudadanos la molestia de tener que participar, ya había proporcionado el “Plan Operativo Ciudad Real 2015”, que es, en palabras de la actual alcaldesa, “el conjunto de proyectos que transforman la voluntad de la ciudadanía sobre el futuro deseado para la ciudad a largo plazo, en actuaciones reales y concretas, ejecutables en el corto plazo”. El plan operativo “recoge proyectos concretos y especifica los detalles de ejecución de los mismos, tales como, fechas, líneas de actuación y presupuestos estimados”. Algunos de esos proyectos ya se están ejecutando.

También se ha creado una asociación, “Ciudad Real 2015”, para elaborar y hacer seguimiento del Plan Operativo. Los miembros fundadores de la asociación han sido: Ayuntamiento de Ciudad Real, Asaja, Caja Castilla-La Mancha, Caja Rural de Ciudad Real, Cámara de Comercio, CEOE-CEPYME, CSI-CSIF, IMPEFE, UGT, USO, Unión Interprofesional y Universidad de Castilla-La Mancha. La asociación está abierta a otros miembros (“de Número”) y a algunas personalidades relevantes, siempre que sean del agrado de los fundadores. Naturalmente, siguiendo la particular interpretación de la alcaldía de lo que es la participación ciudadana, la asociación está vetada a los ciudadanos de a pie. Además, para hacer más selecto este club privado, los miembros fundadores y los “de Número” son “de pago”.

El Plan Operativo Ciudad Real 2015: cómo se hizo

La elaboración del Plan operativo se realizó contando adicionalmente con la colaboración de algunos colectivos asociativos, sindicatos, empresarios y organismos municipales, y con la consultora Soluziona como encargada de organizarlo todo. Se siguió un procedimiento ya estandarizado en España para estos casos: mesas temáticas donde los colaboradores hicieron propuestas, debatieron, rellenaron unas encuestas en las que puntuaban diversos aspectos de las propuestas, y con ello se realizó una baremación: los proyectos mejor puntuados conformaron el Plan.
Como se podía esperar, las carencias participativas en la elaboración del Plan fueron considerables, entre otras, estas dos:
- Al igual que el Consejo de Participación, la elaboración del Plan no ha estado abierta a la ciudadanía. Tampoco lo está ahora, cuando sigue siendo necesaria para el control y seguimiento del desarrollo de los proyectos, que pueden ser ejecutados, o no, a capricho del gobierno local.
- La falta de proporcionalidad representativa de los colaboradores, constituyéndose mesas de trabajo en las que el número de participantes ligados al sector público o empresarial era muy superior al de otros colectivos sociales o cívicos. Esto ha resultado decisivo a la hora de puntuar los proyectos, otorgando un carácter marcadamente empresarial al Plan Operativo.


3) La Agenda 21 Local

Ciudad Real ya tiene un Plan Operativo producto, según la alcaldesa, de “involucrar a la sociedad con una participación permanente para tomar decisiones estables”.
Pero todavía falta que los ciudadanos participen en algo, aunque sea de forma testimonial, para darle un atisbo de credibilidad a eso de “involucrar a la sociedad”. Para eso está la Agenda 21.
La Agenda 21 Local persigue básicamente el mismo objetivo que el Plan Estratégico, ornamentado con el concepto de desarrollo sostenible del municipio. En palabras del Concejal de Medio Ambiente: “es un proyecto de desarrollo municipal basado en el modelo de desarrollo sostenible”.
La empresa PYEMA S.L. se está encargando de la implantación de la Agenda 21 en Ciudad Real. El procedimiento de desarrollo de la Agenda 21 se inicia con una fase de diagnóstico, en la que se recogen datos sobre la ciudad, y una fase de participación, en la que “mediante unas mesas formadas por la población interesada, se debatirán todos aquellos aspectos que se consideren importantes y que conciernan a Ciudad Real”. Los resultados de ese “debate” tomarán forma en una serie de propuestas con las que se debería elaborar un plan operativo.
El Control de la Agenda 21 se va a realizar desde otro consejo, el Consejo Local de Sostenibilidad, formado “por representantes del Consistorio y de todas las asociaciones y colectivos que tienen que ver con el medio ambiente y el consumo, además de asesores en la materia de otras administraciones e instituciones”. Es decir, más o menos los mismos actores presentes en la Asociación Ciudad Real 2015 más alguna asociación extra. Me han informado desde el Área de Sostenibilidad que tal vez podrían incluirse en este Consejo representantes de las mesas de participación.

El Consejo Local de Sostenibilidad debería haber iniciado hace meses su andadura, y las mesas de participación ya deberían haberse convocado, pero el tiempo pasa y no hay noticias al respecto. Está claro que esto de la participación ciudadana, en Ciudad Real, no es una prioridad.

De qué va a servir la Agenda 21

Supongo que no soy el único que se puede estar preguntando en estos momentos que, dado que el Plan Operativo ya está terminado, ¿qué demonios van a decidir ahora los ciudadanos? ¿Van a hacer otro plan que reemplace al anterior, que está empezando a ejecutarse?
Lo cierto es que es difícil intentar adivinar qué tienen pensado los políticos locales para la Agenda 21, si es que tienen algo en mente más allá de retrasar su implantación todo lo que puedan y hacer un tímido llamamiento a participar a ver si, cuando convoquen las mesas, no se presenta nadie. Esta táctica ya se ha empleado, con éxito, en gran parte de los municipios españoles.

También hay que tener en cuenta otra cuestión clave: la decisión sobre los proyectos seleccionados por el Consejo Local de Sostenibilidad corresponde finalmente a la alcaldía, ya que las decisiones del consejo no son vinculantes. Lo mismo que ocurría con el Consejo de Participación y también con el Plan Operativo Ciudad Real 2015. Así, la alcaldesa puede hacer caso omiso de las propuestas que no sean de su interés, aunque hubieran sido seleccionadas por los ciudadanos. Este hecho, además de desincentivar en gran medida la participación, en la práctica deja sin sentido todo el proceso: al final, el gobierno local únicamente tiene en cuenta las propuestas que coinciden con sus planes.



4) El Presupuesto Participativo

El presupuesto participativo es un proceso en el cual una parte del presupuesto municipal es gestionado directamente por los ciudadanos. El procedimiento de trabajo suele ser similar a los que ya se han descrito, sólo que abierto a la ciudadanía: consejos o mesas sectoriales o asambleas vecinales y/o consejo o asamblea general; en este caso, son los vecinos (y no la alcaldía) los que deciden qué proyectos se realizan con la parte del presupuesto disponible.
En 2008 debería haber existido en Ciudad Real una partida asignada al presupuesto participativo, pero no fue así. De momento es una promesa incumplida más.
Así, esta cuarta vía de participación es más bien una vía virtual, más que material. Pero, para completar el cuadro, ahí queda.

Nota: Los presupuestos participativos son ya una realidad creciente en algunos países iberoamericanos, como Brasil, Argentina, Perú, Uruguay, Chile o Ecuador. En España algo más de veinte Ayuntamientos han declarado la puesta en marcha de presupuestos participativos, sin embargo no he podido encontrar información que indique el nivel de participación en los mismos o la calidad de su funcionamiento. La carencia de información es tal que en algunos casos ni siquiera he podido contrastar que efectivamente están funcionando.


Conclusión

Supongo que ahora se podrá entender por qué indicaba, al comienzo del escrito, que el sistema de participación de Ciudad Real es modélico: un modelo de tergiversación, de falta de transparencia y de despropósitos encadenados.

La conclusión a la que inevitablemente se llega es que este sistema de supuesta participación ciudadana está diseñado específicamente contra la participación ciudadana. Su objetivo real es vestir con un disfraz de legitimidad democrática las decisiones del gobierno local, asociándolas a una presunta voluntad de los ciudadanos que, realmente, va a ser cuidadosamente filtrada para que no perturbe los planes preconcebidos de los políticos.

Sin embargo, a pesar de todo ello, no quiero finalizar dejando la impresión de que se debe ignorar los distintos procesos “participativos” de los municipios. En absoluto. Eso sería seguir el juego de los políticos. Mi sugerencia es que hay que participar en ellos y, desde ahí, hacer todo lo posible para que el poder de decisión se traslade, de las manos de los políticos, a las de quién debe poseerlo en las democracias: los ciudadanos.

lunes, diciembre 29, 2008

El futuro de la educación en Castilla-La Mancha

La Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha está elaborando, en estos momentos, una Ley de Educación propia, castellano-manchega. La finalidad de esta ley no es otra que dar el respaldo legal necesario al brillante camino emprendido por nuestras autoridades regionales desde que, hace ya nueve años, asumieran las competencias en materia de educación, que se ha coronado exitosamente estos últimos años superando la cota del 30% de fracaso escolar. Nuestro sistema educativo es uno de los peores de España, lo que supone un gran logro, teniendo en cuenta que los diferentes sistemas educativos españoles están a su vez entre los peores de Europa.
Para obtener el máximo consenso posible en lo que a la elaboración de la Ley se refiere, la Consejería ha llevado a cabo una campaña de recogida de las aportaciones que los miembros de la comunidad educativa tuvieran a bien realizar. Todavía se pueden hacer propuestas aquí.
Una pequeña parte de la comunidad educativa ha respondido al ofrecimiento, y ha hecho una buena cantidad de sugerencias que podrían servir, de ser escuchadas, para arreglar un poco el soberano desaguisado que actualmente es nuestro sistema educativo regional.
Pero no caerá esa breva. Mucho me temo que el problema de nuestro sistema educativo no se va a resolver con esta Ley. Ni siquiera aunque contemplara las propuestas más necesarias de las realizadas por la comunidad educativa. Existen impedimentos demasiado grandes para ello.

Para empezar, los mandamases educativos hacen gala de una absoluta falta de autocrítica: están tremendamente satisfechos con su trabajo, y así lo repiten cada vez que tienen ocasión. El mensaje que transmiten es que, aun reconociendo que la situación del sistema educativo castellano-manchego es catastrófica, se está trabajando bien, incluso muy bien. La justificación de esta asombrosa afirmación es que antes la cosa era todavía peor -lo cual es, cuanto menos, discutible-, y que, en “sólo” nueve años la Junta no ha podido todavía mejorar suficientemente el deficiente sistema educativo que “heredó” del Estado español. Y es que en nueve años no da tiempo a nada, ya saben. Un instante insignificante.
Luego, puesto que lo están haciendo bien, no van a cambiar su forma de actuar.

Otra consecuencia de esta autocomplacencia es que no se buscan soluciones fuera. Puesto que lo hacemos bien, no necesitamos estudiar lo que hacen en otras partes, otros países, donde según esos malinterpretados informes PISA, la calidad de sus sistemas educativos es muy superior a la del nuestro.
Así que nada de ayudas externas.

Uno más. Existe un enorme desconocimiento de la situación real de nuestro sistema educativo, ya que sabemos que la situación es mala, pero no sabemos cuánto. Desde que la Junta decidió dejar de utilizar el informe PISA, el único dato que está manejando (al menos públicamente) es el número de suspensos y aprobados, el cual, como único indicador de la calidad del sistema educativo, es insuficiente. Al ser este número de aprobados el único indicador, el objetivo de la autoridad educativa es mejorar esa cifra, es decir, conseguir más aprobados. Y hay dos vías para obtener ese fin: la primera, elevando el nivel de formación de los alumnos; la segunda, bajando la exigencia a la hora de evaluarlos, o lo que es lo mismo, regalando los aprobados. La primera vía es difícil de conseguir, requiere voluntad, esfuerzo y capacitación; la segunda vía no requiere más que motivar ligeramente al profesorado para que suba las notas de los alumnos, aunque estos no mejoren, o incluso aunque empeoren. Adivinen cual de estas dos estrategias es la que está empleando la Consejería de Educación.

Se podría añadir mucho más, pero a grandes rasgos, están esbozados los motivos por los que la educación de nuestros alumnos no va a mejorar. Resumidos en uno, que no hay voluntad de que eso ocurra.

Pero eso no es lo peor. Lo más grave es que, en cierto modo, esta actitud negligente de las autoridades educativas está justificada, ya que, como comentó recientemente nuestro Director General de Personal Docente, tiene el respaldo de esa mayoría de votos recibida elección tras elección, desde hace ya 30 años. Este Sistema Educativo es como es porque una mayoría de castellano-manchegos así lo quiere, y así lo expresa en las urnas; o al menos, así lo permite. Y también se asume, en consecuencia, el daño que está causando, y el que va a causar, la incorporación a la vida de adulto de un creciente porcentaje de jóvenes cada vez más deficientemente formados.
En fin, esperemos que, por el bien de todos, por nuestro futuro, los castellano-manchegos cambien, lo antes posible, de parecer.

Me parece esencial que haya pordioseros ignorantes. No debemos instruir a la mano de obra, sino al buen burgués”. Voltaire.

Escolarizar no es lo mismo que instruir.

jueves, diciembre 04, 2008

El Terror

Por entonces la política reinaba en Roma; tenía por ministros a sus dos hermanas, la Trapacería y la Avaricia. Se veía a la Ignorancia, al Fanatismo y al Furor correr a sus órdenes por Europa; la Pobreza las seguía por todas partes; la Razón se escondía en un pozo con su hija la Verdad. Nadie sabía dónde estaba ese pozo; y, de haberlo sospechado, habrían bajado a él para degollar a la hija y a la madre.

Así describía François-Marie Arouet, alias Voltaire, la situación en la Europa de mediados del siglo XVIII, en su relato “Elogio histórico de la Razón”. Voltaire hacía referencia, fundamentalmente, a las acciones de ese enorme poder que suponía la Iglesia Católica en aquellos tiempos, en los que todavía la Inquisición seguía haciendo de las suyas. Voltaire fue, toda su vida, extremadamente crítico con la Iglesia, a la que culpaba, casi en exclusiva, de todos los males de su época.
Hoy, la Iglesia Católica no es la misma que antaño, y sin embargo, supongo que ese párrafo les habrá resultado tan familiar como a mí.
Esto es porque una parte de lo que se describe lo estamos viviendo cada día en esta España nuestra del tercer milenio, en la que la política reina, y sus ministros, hoy ministros y ministras, siguen siendo los mismos. También la ignorancia, el fanatismo y el furor siguen al servicio del poder imperante, tal y como ocurría entonces. Es cierto que la pobreza no es la misma que la que hace dos siglos y medio se extendía por la Francia de Voltaire: los avances tecnológicos y la globalización nos han permitido, hoy, trasladar esa miseria extrema lejos de nuestras casas, a otros continentes, a otros hombres y mujeres, asiáticos, africanos y sudamericanos; dejando a un lado, claro, algún que otro barrio marginal de nuestras grandes urbes y esos más de 8 millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza “relativa”, en estos mismos momentos, en nuestro país. Pobreza que gracias a esta última crisis no va a ser tan “relativa”.
Fuera de España, esa misma descripción se ajusta, como un guante, a nuestro actual mundo globalizado, tan bien como se ajustaba a la Europa de entonces.

Pocos años después de que Voltaire escribiera su Elogio a la Razón, en Francia estalló la Revolución Francesa. Para muchos, fue el símbolo de la lucha del hombre por la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad. Pero también trajo consigo algo más, personificado en nombres como Marat, Danton y Robespierre: el Terror.
Y es que la pobreza, la ignorancia, el fanatismo, y el furor, siempre traen consigo al mismo acompañante indeseado.

Hoy convivimos cada día con el Terror. Unas veces lo vemos de lejos, en los países del tercer mundo azotados por el hambre y la miseria, la ignorancia y el fundamentalismo religioso. Pero otras veces lo sentimos en nuestras carnes. La semana pasada fue protagonista en La India. El pasado sábado, en Azcoitia. Nadie está completamente libre de que, algún día, ese tren o ese aeropuerto concreto, ese colegio, supermercado o calle, sean los suyos.

Para acabar con el Terror hay que evitar aquello que lo origina. Si no se ataca el mal en su raíz, no es posible acabar con él. Se puede llegar a atenuar por un tiempo, pero siempre volverá a rebrotar. Se puede apagar un fuego, pero no se dejarán de quemar los bosques mientras se sigan prendiendo otros fuegos.
Acabar con la pobreza es, a nivel global, el mejor punto de partida, y no sólo porque es una obligación moral: también es lo mejor desde un punto de vista puramente egoísta. Mientras un único ser humano padezca la falta de alimento, de agua potable, de medicamentos básicos, o de, en definitiva, una vida mínimamente digna, esa miseria continuará siendo caldo de cultivo del Terror. Hoy, gracias a esos avances tecnológicos y esa globalización, es posible acabar con la pobreza. Todas esas muertes, todo ese sufrimiento causado por la falta de recursos, es evitable. Y también, por ello, su existencia representa otra forma, mucho más deleznable, de Terror. Pongámosle fin, y cuanto antes, mejor.

No hay nada mejor para desincentivar el terrorismo, especialmente el suicida, que una vida digna de ser vivida.