jueves, junio 08, 2017

El gran error de la izquierda (II)

Una parte -demasiado pequeña- de las personas de izquierdas de hoy en día, aún mantiene la lucidez suficiente como para tener claro que, para poder alcanzar ese “Pan, Trabajo, Techo, e Igualdad” al que aspiran, es imperativo erradicar una lacra cuya mera existencia hace inviable la consecución de esos objetivos: el actual sistema económico, esto es, el Capitalismo.

Hoy, el Capitalismo establece las reglas de forma global. Y la consecuencia directa de la aplicación de esas reglas es la tendencia a generar, sostener y aumentar las desigualdades e injusticias.
Por ejemplo, la Pobreza, que es consecuencia directa del sistema económico que la genera. O los déficit en atención sanitaria -tanto en la “Sanidad Pública” como en la privada-, que son consecuencia directa de la priorización de lo económico sobre la vida humana. Etc.

Mientras sigan funcionando las mismas reglas económicas, ninguna lucha por cambiar las cosas tendrá efectos importantes o duraderos. Las trabas que impone el sistema económico impiden los grandes objetivos, mientras que las victorias parciales que se arrancan con tanto sacrificio, con los años, acaban por perderse de nuevo.
Como bien hemos podido comprobar hoy en día en nuestro país.

Cuando las reglas son perversas, cuando condicionan absolutamente el resultado final de lo que hacemos, no queda más remedio que cambiarlas si queremos resultados suficientes y permanentes.

Y por ello, hay personas de izquierdas que tienen claro que el Capitalismo es parte del problema.

Y en consecuencia, trabajan por modelos económicos diferentes variados, desde la clásica abolición de la propiedad privada, hasta la reciente, reformista y moderada propuesta de la “Economía del Bien Común” de Christian Felber, mucho más digerible para el domesticado ciudadano medio europeo de hoy en día.

Pero casi todas esas personas bienintencionadas se dejan el trabajo a medias.

Y es que, la misma lógica que se aplica a la Economía, igual hay que aplicarla a la Política: si el sistema económico es parte del problema, obviamente el sistema político también tiene que serlo. Exactamente por los mismos motivos: el sistema político hegemónico hoy en día, la “Representación” -con sus partidos políticos y sus parlamentos-, también impone las reglas a consecuencia de las cuales llegan la desigualdad y la injusticia.

Si cambiar las cosas requiere del cambio del perverso sistema de reglas en lo económico, por lógica también requerirá del cambio del perverso sistema de reglas en lo político.
De cajón.

Por desgracia, la consciencia de este hecho, pese a ser de sentido común, no está en las mentes de casi nadie. El lavado de cerebro funciona.

Y a consecuencia de ello, ahí tenemos a la gente de izquierdas pretendiendo defender sus objetivos, codo con codo con políticos y demás actores del Régimen, sujetos estos cuya misión es precisamente que esos objetivos se alcancen en el menor grado posible.

Y ahí tenemos a la gente de izquierdas pidiendo a la gente que se una a la “lucha”, codo con codo con políticos y demás actores del Régimen, que están ahí precisamente para mantener a la gente fuera de esa lucha, sumisa, dependiente, inmadura, limitada políticamente a echar un voto a una urna cada cuatro años.
Esto es, codo con codo con aquellos que trabajan contra la Democracia.

No se puede ser más incoherente.

Y por ahí, vamos mal. Por ahí sólo hay más Régimen. Por ahí está el Sistema.

Lo llaman democracia, y nunca lo ha sido.

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