sábado, febrero 25, 2017

¡Albricias! ¡Han encontrado “oro verde” en Ciudad Real!

A unos cuantos miles de kilómetros de aquí, en la cordillera de los Apalaches, en Estados Unidos, la industria minera del carbón está provocando, hoy, con la connivencia de su propio gobierno, una auténtica catástrofe medioambiental y, de paso, una agresión genocida contra los propios ciudadanos estadounidenses que han tenido la desgracia de vivir en las zonas donde las grandes empresas extractoras encuentran su carbón.

"El impacto más catastrófico y permanente causado por la industria del carbón se debe a la minería de extracción a cielo abierto. Si la población norteamericana pudiera ver lo que yo he visto desde el aire y desde el suelo en los muchos viajes que he realizado a los campos de carbón de Kentucky y Virginia Occidental, incluidas montañas arrasadas, comunidades devastadas, economías hundidas y vidas arruinadas, se produciría una revolución en el país."
Robert F. Kennedy, Jr.

No sólo están destruyendo montañas de 500 millones de años, sus ecosistemas, o las economías locales de esas regiones. También hacen enfermar a las personas. Matan. Exterminan a sus propios ciudadanos.
Por dinero, naturalmente. 

“...más de 20 estudios científicos revisados por expertos que proporcionan pruebas que confirman que el número de casos relacionados con problemas de salud, como enfermedades renales, respiratorias y cardíacas, así como cánceres, defectos congénitos graves y el bajo peso al nacer, es considerablemente más elevado en comunidades cercanas a los yacimientos mineros de extracción a cielo abierto.”
Appalachian Voices

En una nación occidental, del llamado “primer mundo”. En una nación presuntamente “civilizada” y “democrática”. 
Como España.

No es que debamos sorprendernos. Cada día, las grandes multinacionales, apoyadas por nuestros gobiernos “civilizados” y “democráticos”, asolan regiones enteras del tercer mundo, bien directamente, bien provocando guerras, bien proporcionando armas a bandas de psicópatas, para poder llevarse los recursos naturales allí presentes al menor costo económico posible. Petróleo, gas, coltán, diamantes...
Si hacen eso... ¿por qué habrían de tener reparos en exterminar a unos cuantos de sus propios ciudadanos? Al fin y al cabo, todavía quedan muchos más. Hay gente de sobra.

Es la sociedad que hemos aceptado y construido. Una sociedad donde el valor supremo es el dinero. Donde las vidas de las personas valen muy, muy poco, o nada, dependiendo de donde te haya tocado vivir.

Siendo así las cosas, los manchegos podíamos estar tranquilos, al menos, por este motivo, puesto que no había, en nuestra tierra de olivos y vides, materias primas que despertaran la codicia del gran poder económico.
Hasta ahora.

Al parecer han descubierto el llamado “oro verde” en varias comarcas de nuestra provincia.
Y no me refiero al aceite de oliva, sino al mineral. “Tierras raras”. Lantánidos. Utilizados en telefonía móvil, iPods, automóviles híbridos, turbinas de viento, sistemas de radares, nueva tecnología láser, bombas inteligentes y misiles teledirigidos...

Estos minerales son muy valiosos. Para obtenerlos, arrasan la tierra. Consumen cantidades ingentes de agua. Y es peligroso. Entre otros factores, por la radioactividad.

China es la primera productora -con diferencia- a nivel mundial, gracias a su mano de obra muy barata y escasa exigencia ambiental.

Pero no gusta eso de que China tenga el monopolio de las tierras raras. Hacen falta otros primos, en otros lugares, que las proporcionen. Primos que toleren la destrucción de su medioambiente -y de su economía, de paso-, que soporten la contaminación y la radioactividad... por poco dinero.
Barato, barato.

Nosotros somos esos primos.

Hay “oro verde” en nuestra tierra llana. Suficiente al menos para que los depredadores afilen ya sus colmillos: tres permisos de explotación están pendientes de superar los trámites administrativos respectivos de la Junta.
Pecata minuta si hay suficiente beneficio económico -para unos pocos- en perspectiva. Si lo hay, estos saldrán; y luego, más.

Han encontrado “oro verde” en Ciudad Real. Mala suerte.

sábado, febrero 04, 2017

Charla sobre las Unidades de Gestión Clínica en Tomelloso

Tras el fracaso de Cospedal en su intento de privatización de Centros de Salud públicos, el nuevo gobierno de Castilla-La Mancha, siguiendo la estela de Andalucía, Asturias y Cataluña, planea continuar por otra vía la política de mercantilización de la Sanidad, por medio de la implantación de lo que se conoce como Gestión Clínica.


El Consejo de Salud de Tomelloso organizó ayer sábado por la mañana, en la Casa de la Cultura, la charla “Contra las Unidades de Gestión Clínica: Tu salud no es un negocio”, para informar sobre esta práctica de gestión de los centros sanitarios y de sus consecuencias para la salud de los castellanomanchegos.

En la primera parte del acto, Juan Antonio Gómez Liebana, de la Coordinadora Anti-Privatización de la Sanidad Pública de Madrid (CAS-Madrid), explicó que la Gestión Clínica consiste, fundamentalmente, en trasladar a los médicos la gestión del presupuesto de sus Centros Sanitarios, estableciéndoles objetivos de ahorro económico, incentivándoles con un sobresueldo en caso de cumplir con esos objetivos.

 
En la práctica, la Gestión Clínica acaba por convertirse en una reducción progresiva del gasto económico por paciente, lo cual se consigue a costa de empeorar la calidad de la atención sanitaria, recortando en personal, medicamentos, derivaciones a especialistas, pruebas diagnósticas... con las funestas consecuencias que todo ello implica sobre la salud de los pacientes.
Básicamente, se traslada a los médicos hacer el “trabajo sucio” de los recortes en Sanidad, compensándolos con un goloso incentivo económico, lo cual hace que muchos acepten la implantación de este sistema de gestión. Por ese motivo, en general, no van a ser los médicos los que se opongan a este modelo; y, en consecuencia, vamos a tener que ser los usuarios y paganos de los Servicios de Salud, esto es, los castellanomanchegos de a pie, los que peleemos por impedir la implantación de las Unidades de Gestión Clínica en nuestra región.

Apuntó además que la aplicación de los modelos empresariales a la gestión sanitaria se está haciendo con la connivencia de todos los partidos políticos, sin tener en cuenta su color, ideario o programa. En diferentes comunidades los diferentes gobiernos están aplicando las reformas, apoyándose en leyes estatales que ninguno cuestiona, como la Ley 15/1997.
Esto es, ningún partido político nos va a ayudar en esto. Somos los ciudadanos los que tenemos que movilizarnos y actuar directamente en defensa de nuestra salud -y de nuestras vidas-.

Juan Antonio también matizó que lo que se pretende con este modelo no es reducir el coste total del Sistema Sanitario: solamente se ahorra en el concepto de gasto económico por paciente, pero no en otras partidas presupuestarias como la del gasto global en Farmacia o en derivaciones a centros privados, que incluso podrían incrementarse. Esto es, el dinero que se recorte en atención a los pacientes no necesariamente nos lo ahorraremos los restantes castellanomanchegos ni se aprovechará mejor, sino que, muy probablemente, acabará en los bolsillos de los cuatro de siempre.

Finalmente resaltó la casi nula atención de los gobiernos a los determinantes de la salud: la contaminación, los químicos que ingerimos o respiramos cada día, la pobreza, la precariedad, el estrés... factores estos sobre los que no se actúa ni se destinan apenas recursos económicos, y que sin embargo, junto a nuestra biología, son la causa de la muerte anticipada de 9 de cada 10 personas.
Esto es, se destina dinero y recursos -cada vez menos- a paliar la enfermedad una vez esta aparece, pero no se destina ni dinero ni recursos a evitar la aparición de la enfermedad. Más bien hacen todo lo contrario: los gobiernos contribuyen -y mucho- a empeorar el medio ambiente y la calidad de vida de las personas.

En la segunda charla, Roberto Colino, que se autodefine como un “médico de pueblo” de los de antes, habló de una de las consecuencias de la mercantilización de la Sanidad: la aplicación de forma masiva de pruebas, tratamientos o medicamentos que no sólo no mejoran la salud de las personas, sino que incluso son perjudiciales -algunos mortales-, pero que a cambio dejan importantes beneficios económicos a la industria hospitalaria y farmacéutica privada. Por ejemplo, algunas vacunas (papiloma o gripe), los tratamientos contra el "colesterol malo", las mastectomías e irradiaciones preventivas a mujeres sanas... incluso la invención de enfermedades inexistentes para recetar fármacos a personas que no los necesitan, como la hiperactividad: ni los niños son respetados.

Finalmente destacó la falta de cohesión como primera causa de la escasez de respuesta de la sociedad: hemos perdido la conciencia de grupo, de comunidad, lo cual hace que seamos incapaces de unirnos para responder con fuerza suficiente ante esta agresión que todos estamos sufriendo.

Tras varias intervenciones de los asistentes, los ponentes concluyeron el acto haciendo un llamamiento para que demos la máxima difusión al conocimiento de lo que son las Unidades de Gestión Clínica y nos organicemos para impedir su implantación en Castilla-La Mancha.

También en vídeo.