Si alimentas al
Troll, se hace más fuerte.
Si no alimentas al Troll, se debilita.
Si no alimentas al Troll, se debilita.
Si no te gusta lo
que hace el Troll... no lo alimentes.
A veces las cosas
son muy sencillas. De cajón.
Un veterano
compañero de lucha insistía una y otra vez: la desasistencia es
esencial. No suficiente, pero sí necesaria.
Dejar
de colaborar con el Sistema.
Dejar de fortalecerlo. Dejar
de asistirlo. En definitiva,
dejar de alimentarlo.
Por coherencia,
primero: el camino hacia la democracia no puede pasar por apoyar a
aquello que actúa en contra de ella.
Recogeremos lo que
sembramos. Si queremos democracia, tendremos que sembrar democracia.
Y también por
estrategia: cuanto más débil esté
el Régimen,
menos daño hará. Más
terreno podremos ganarle en
favor de la democracia. Más
posibilidades tendremos.
Resumiendo:
El Sistema se
alimenta de votos.
La Partitocracia se
alimenta de votos.
El Poder económico
necesita votos para mantener la ilusión de que vivimos en una
democracia.
Más claro, agua.
¿Queremos?
Respuestas a las
preguntas que tal vez te estés haciendo:
1. Sí, al Troll lo
van a alimentar otros. La mayoría. Millones. Y con eso le puede
bastar.
Pero no seremos
nosotros. No seremos cómplices.
2. Y sí, el Troll
se alimenta también de otras cosas.
Y sí, habrá que
privarle también de esos otros alimentos.
Pero es más difícil
hacerlo. En algún caso, no vamos a poder evitar seguir
alimentándolo. Por ahora.
Pero se puede
empezar por lo más accesible. Lo que
depende exclusivamente de nosotros, sin coste alguno: privarle de
nuestros votos.
Y a partir de ahí,
más. Porque hará falta. Mucho más.
3. Y sí, en este
momento, en lo electoral, podemos hacer algo más que no votar a los partidos.
Algo más eficaz. Con muy bajo coste.
Si queremos realmente plantar
cara al Sistema.
Si queremos realmente cambiar las cosas.
Si queremos realmente una democracia.¿Queremos?
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