domingo, julio 24, 2016

Gobierno de la mayoría

Al menos nos podría quedar ese consuelo.

Nuestro Sistema político hace aguas por todas partes: millones de ciudadanos son ignorados, no se cumple -por mucho- la proporcionalidad votos/escaños, no hay igualdad de oportunidades entre las candidaturas, no hay independencia de los Poderes... pero pese a todo ello, podría quedarnos el consuelo de que, al menos, “gobierna una mayoría” -de votantes-.
Seguiría quedando muy, muy corto para llamarlo democracia, aunque sería un algo.
Pero ni eso.

Pero obviamente no es el gobierno de todos. Como mucho, es el gobierno de los suyos o, si no contaba con mayoría absoluta, de los que le han apoyado en la investidura.
Que ni eso tampoco. Pero imaginémonos que sí.

El actual gobierno saliente de Mariano Rajoy se apoyó en la mayoría absoluta del PP en el Congreso. Ese gobierno que ha ejercido un Poder absoluto -Ejecutivo, Legislativo y Judicial-, durante más de los cuatro años preceptivos, lo ha hecho con el apoyo explícito del 44% de los votantes.

Una minoría del 44% de los votantes ha impuesto su voluntad a la mayoría del 56% que no votó por el PP (ni por Foro Asturias, que apoyó al PP en la investidura).
Esto es, hemos tenido un gobierno de una minoría sobre una mayoría.

Y es peor si tenemos en cuenta también a la gente que no votó, pero que también son ciudadanos con derecho a gobernar: tomando la población adulta con derecho a voto, el pasado gobierno del PP representó a menos del 31% de los ciudadanos de este país.
El gobierno de uno de cada tres ciudadanos -en teoría, en la práctica obviamente tampoco es así-. Uno gobierna, dos obedecen. En el mejor de los casos.

¿Y si miramos más atrás?

Desde 1979, sólo ha habido dos periodos en los que se podría haber afirmado que, de alguna manera, “gobernó la mayoría”: el primero del PSOE, en 1982 (54% de los votantes), y el primero de Zapatero en 2004 (52%).

Y si tenemos en cuenta al conjunto de la ciudadanía, por supuesto, no ha habido jamás un “gobierno de la mayoría” en España.

Esto son los datos de nuestra realidad política. Una vez más, lo llaman democracia, y no lo es.

Ahí va un histórico por si es de vuestro interés:
P.D. Curiosamente, por los azares de la realidad cuatripartita actual, se ha abierto la posibilidad a un gobierno “forzado” -PP&PSOE&C's- que alcanzaría unos niveles inéditos de porcentaje de votantes “representados”: nada menos que un 68%, dos de cada tres votantes habrían votado por uno de los partidos del gobierno.
Y podrían venderlo así, para justificarse. El gobierno más democrático que jamás hemos tenido.
Pero llevan tantos años vendiendo mierda como si fuera democracia, que ahora les es prácticamente imposible vender algo que sería una ganancia -muy pequeña, pero real- de democracia.
Así que tendrán que disimular. Para que la mierda siga siendo “democracia”.

P.D.2. Ojo también a la cantidad de alianzas y apoyos entrelazados entre unos y otros para las investiduras. Hoy por ti y mañana por mí. Hoy con unos y mañana con los otros, sin que ideologías y programas electorales supongan un problema para ello.

domingo, julio 17, 2016

Rajoy, Presidente elegido por 24 millones de españoles

No, la cifra del titular no es ningún error. Si se acaba por confirmar el próximo Gobierno de Mariano Rajoy, lo habrán votado algo más de veintitrés millones y setecientos mil españoles.

¿Que el PP tiene menos de 8 millones de votos?

Pues sí, es así. Y pese a ello, el titular sigue siendo correcto.

Si todavía no lo ves, es porque todavía no has comprendido cómo funciona nuestro Sistema Político.

Nuestros procesos electorales sirven para elegir a los que van a formar parte de las Cortes Generales. Diputados y Senadores. Poder Legislativo.
Esto es, con nuestro voto, si la LOREG lo permite, podemos elegir unos presuntos representantes que se sentarán en el Congreso y en el Senado y -si les place y les complace- actuarán en nombre de quienes les hayan votado.

Por otra parte, el Gobierno -Poder Ejecutivo- no lo elegimos nosotros. Lo elige el Congreso; los diputados que han salido de las elecciones.

En el Congreso hay diputados de varios partidos. Pero en España el Gobierno no suele formarse con el consenso de todos los partidos presentes. Lo normal aquí es que el Gobierno lo forme un único partido, si cuenta con la mayoría absoluta -de escaños- suficiente para ello. Y si no, gobernará buscando el mínimo de apoyos de otros partidos para tener y mantener cuatro años esa mayoría.

Pero pese a tener ese apoyo exiguo, al Gobierno lo elige el conjunto de los diputados, es decir, aquellos a los que han escogido el conjunto de los votantes.

El Gobierno es único, y es para todos. Y al final, todos los diputados aceptan la elección. Incluso los que han votado en contra. Se posicionarán en la “oposición”, y a girar la noria cuatro años más.
Así es el juego.

Si votas a un partido en nuestro Sistema Electoral, aceptas con ello la elección de un Gobierno -el que salga- utilizando nuestro Sistema Electoral.
Que votas para que gane tu partido, claro. Pero puede ganar otro. Puede ganar ese que tanto odias.
Y ese otro partido que tanto odias va a gobernar, legitimado con tu voto.

Para eso has votado. Para que haya un Gobierno legitimado por los votos. Por el tuyo, también.

Si votaste, al PP, pero también a PSOE, Podemos, C's, incluso a PACMA... eres responsable de que tengamos ese Gobierno concreto. El que sea. Votaste para que hubiera un ganador. Lo habrá.

Elegiste jugar. Aceptaste el juego. Al votar a un partido, diste por válido el proceso electoral.
Y ahora, las consecuencias.



P.D. Si al final no es Rajoy, será otro, da igual; si al final hay otras elecciones, lo mismo. Nada cambia lo dicho aquí. Gobierne quien gobierne, lo hará legitimado por el voto de todos los que aceptaron jugar la partida.

P.D.2 Algunos no jugamos. No legitimamos la partida amañada. No aceptamos a Rajoy -ni a ningún otro- como Presidente.
Pero somos demasiado pocos.
Los que legitiman las elecciones son muchos más.
Mientras eso sea así, poco vamos a poder hacer para cambiar las cosas. O más bien nada. Al menos, a gran escala.
Mientras los españoles legitimen masivamente los procesos electorales -votando a los partidos-, toca ajo y agua.
Que en cualquier caso, podemos trabajar a nivel local. Aquí, a nuestro alrededor, tal vez podamos hacer, nuestro entorno cercano, un poquito más justo.
Pero para llegar más lejos necesitamos democracia. Una de verdad.
Y no la conseguiremos si aceptamos lo que tenemos ahora. Y menos aún si lo calificamos como democrático.

Lo llaman democracia, y no lo es.

miércoles, julio 13, 2016

Partidas amañadas

Así es el juego: si no distingues al primo en la primera media hora de partida, es que el primo eres tú".
Matt Damon. “Rounders”, 1998.

Me gustó mucho la frase. Y me ha venido recientemente a la mente, pensando en otro tipo de juego.

También en esa película, su amigo Edward Norton, alias “Gusano”, prototipo de descerebrado, participa en una partida que sabía que estaba amañada, aunque no por él. Gusano hacía trampas, y pensó que podía ganar a los tramposos en su terreno.
Perdió, claro.

Cualquiera con dos dedos de frente sabe que si juegas en una partida amañada, y no la estás amañando tú, vas a perder. En esa partida, el primo, eres tú.
La única actitud sensata ante una situación así, es no jugar.
Si juegas, pierdes.



El pasado 26J, hubo una monumental timba. Las montan de vez en cuando.

¿Jugaste? ¿Sabes ya quién era el primo en esa partida?

domingo, julio 10, 2016

El Reajuste Mental Instantáneo: la bipolaridad orwelliana del votante (y V)

Un último ejemplo para terminar: el caso del votante-cigarra.

Un minuto antes de conocer los resultados electorales: seguidores de un partido indignados ante una situación de injusticia inaceptable. Los cambios no pueden esperar.
Un minuto después de conocer los resultados electorales, si su partido no ha ganado: esos mismos seguidores resignados a continuar cuatro años más en la misma o peor situación. Los cambios tendrán que esperar.

Lo que era intolerable, ha pasado a ser, de repente, tolerable por lo menos cuatro años más.

El votante-cigarra no concibe cambiar las cosas fuera de las instituciones. Sólo ve un camino: ganar las elecciones. Por ello, como las cigarras, se activa en periodo electoral, brama con todas sus fuerzas, con pasión, procrea... y después, pasada la efervescencia electoral, sea cual sea el resultado, vuelve a su estado habitual de letargo.

Ciclo vital del votante-cigarra

Si algo es importante para una persona, no espera cuatro años para empezar a trabajar en ello. Se trabaja desde ya. Se trabaja cada día.
Para el votante-cigarra, la importancia de las cosas varía radicalmente dependiendo del tempo electoral. En periodo de elecciones, se magnifican. Fuera de esos días, lo que era tan importante pasa automáticamente a la categoría de “esa triste realidad que nos ha tocado vivir y que no podemos cambiar”.

Reajuste mental instantáneo.

Conclusión

Vivimos en una continua incoherencia:

Por un lado, la versión oficial, la creencia: “tenemos democracia con sus super-importantes procesos electorales; las cosas se cambian desde las instituciones”.

Por otro lado, la realidad: oligarquía económica y una farsa electoral irrelevante cada cuatro años.

Esa divergencia absoluta entre realidad física y creencia mental produce contradicciones continuadas, las cuales hay que reparar para seguir creyendo, parcheándolas, creando un esquema mental temporal, que dura hasta que la siguiente contradicción nos lo rompe y tenemos que parchearlo de nuevo.
Para ello, damos bandazos mentales bipolares, creamos enemigos imaginarios, olvidamos la Historia -incluso la que hemos vivido nosotros-, y repetimos una y otra vez dogmas absurdos hasta convertirlos en verdades indiscutibles.

Orwell entendió perfectamente este fenómeno, llevándolo al extremo en “1984”. Un extremo en principio exagerado e irreal, pero al cual nos estamos acercando cada vez más.

A medida que aumenta el deterioro social, la divergencia entre el cuento de hadas oficial y la cruda realidad es cada vez mayor. Y ello obliga a reajustes mentales cada vez más frecuentes, cada vez más extremos.

Y así estamos. Así nos va.

Bienvenidos a “1984”.

sábado, julio 09, 2016

El Reajuste Mental Instantáneo: la bipolaridad orwelliana del votante (IV)

No voy a exponer más “cambios de enemigo”, pero en los dos siguientes casos el reajuste mental bipolar es básicamente el mismo. Diferente forma, misma esencia.
Esta situación se ha producido más de una vez en nuestra historia electoral. Incluyendo nuestra escenificación más reciente:

España. 1984-2016.

Un minuto antes de conocer los resultados electorales: seguidores de un partido con la certeza absoluta de que van a ganar las elecciones -o en su versión más suave, de que van a conseguir un resultado excelente-.

Así se lo llevan diciendo sus líderes las últimas semanas, incluso meses.
Vamos a ganar. Vamos a ganar. Vamos a ganar.

Un minuto después, han perdido.

Es difícil de aceptar que unas personas en las que habías puesto toda tu confianza, te han engañado, vendiéndote un caballo ganador, fuerte y rápido, que en realidad ha resultado ser, todo lo más, un caballo normalito, del montón. Si no un penco cojo.

Y todavía es más difícil de aceptar si quieres seguir creyendo a toda costa en el cuento de hadas. 

¡Quiero que sea un caballo ganador! - ¡Tiene que serlo! - ¡Lo es!

Así que hay que reajustar la mente. 

El líder no nos ha engañado. Seguimos creyendo en el líder. Los culpables son otros.

“¡Sabotaje! ¡Los agentes de Goldstein son los culpables!”

RESET ALL. Reajuste mental instantáneo.

Hay que buscar culpables. Es fácil. Hay mucho donde elegir.

Algunos tirarán de culpables más plausibles, como la manipulación mediática o la manipulación de las encuestas. Así, el líder, en lugar de estafador, es otra víctima, como ellos. Un líder que, cual Ave Fénix, resurgirá de sus cenizas, y superará -no se sabe cómo- las artimañas de esos que han impedido su victoria esta vez. La próxima vez, ganarán. O se autoengañarán de nuevo.

Los peores casos de ceguera fanática ni siquiera reconocerán la derrota electoral, agarrándose a cualquier excusa, como los fallos chapuceros habituales, para magnificarlos y convertirlos en el pucherazo que les ha robado la victoria segura. *

Y otros, sencillamente, echarán la culpa a cualquiera que no haya hecho lo que ellos, cualquiera que no pertenezca a su rebaño de creyentes. Abstencionistas, votantes en blanco o nulo, votantes a partidos minoritarios...

Siempre hay a mano alguien ajeno a quien culpar de los errores propios: credulidad, ignorancia, negación de la realidad.

1984. George Orwell.

¿Exageración? ¿Anacronismo?



* Nota: Pucherazo ha habido, pero ha sido el de siempre. El que está regulado en la LOREG y en la Constitución.

Lo llaman democracia, y no lo es.

jueves, julio 07, 2016

El Reajuste Mental Instantáneo: la bipolaridad orwelliana del votante (III)

Toledo. Castilla La Mancha. 2015. Medianoche del 24 al 25 de mayo.

Emiliano García Page sale a dar su discurso Post-Electoral.

El PSOE ha sacado 15 diputados. El PP 16. ¡El PSOE ha ganado! ¡Page es el próximo Presidente de CLM!

Page anuncia la “victoria” con total naturalidad. Él mismo se autonombra Presidente con su minoría de escaños, teniendo la total certeza de que puede contar, a discreción, incondicionalmente, con los dos diputados de Podemos.

Muchos de los que votaron a Podemos no lo sabían.

Pero lo asimilaron instantáneamente.



En mayo de 2011, muchos salimos a la calle. Lo teníamos claro. El enemigo era el PPSOE.

¡PP y PSOE, la misma mierda son!”

Una parte de los quinceemeros que tenían eso tan claro en 2011, apoyó a Podemos cuando este salió a escena. Votaron a Podemos en las municipales-autonómicas de 2015.
Y una parte de esos quinceemeros -los que siguieron votando y apoyando a Podemos- reajustó su mente en la medianoche del 24 al 25 de mayo de 2015. Instantáneamente.
El enemigo ya no era el PPSOE. Ahora era el PP. Ahora el PSOE era aliado -circunstancial, no fiable, con pinzas en la nariz... pero aliado al fin y al cabo-.

Y para ello, los votantes de Podemos provenientes del 15M tuvieron que olvidar que el PSOE gobernaba en España -desde 2004, 7 años ya- cuando se vieron obligados a salir a las plazas.
Los votantes castellanomanchegos de Podemos provenientes del 15M tuvieron que olvidar que el PSOE llevaba gobernando en CLM desde 1983.
Y estábamos mal. Tan mal como para tener que tomar las plazas.
El PSOE también era el enemigo. Y lo sabían.

Pero lo olvidaron. Instantáneamente. Borraron de su disco duro todos los archivos anteriores a mayo de 2011. Borraron todo aquello que les mostraba lo que era el PSOE realmente.

¡El enemigo ya no es el PPSOE! El enemigo es ahora el PP, sólo el PP. ¡Odiamos al PP! ¡Siempre hemos odiado al PP! ¡El PSOE es aliado de Podemos!

RESET ALL. Reajuste mental instantáneo. Cambio de enemigo.


¿Exageración? ¿Anacronismo?

miércoles, julio 06, 2016

El Reajuste Mental Instantáneo: la bipolaridad orwelliana del votante (II)

España. 1984-2014.
Dos enemigos irreconciliables, antagónicos y mutuamente demonizados, odiados y temidos: PP vs PSOE.
Desde hace ya algunos procesos electorales, millones de personas acuden a las urnas para votar al PSOE, no porque este partido les represente, sino por el terror que sienten ante un potencial triunfo del PP.
Igualmente, millones de personas acuden a las urnas para votar al PP aterrorizados ante un potencial triunfo del PSOE.

2014. Hace su aparición en escena Podemos.

Diciembre de 2015. Elecciones Generales. La calculadora electoral habla: las cuentas no salen.

Rajoy:
El enemigo ya no es el PSOE. ¡El enemigo es Podemos! El PSOE es un potencial aliado. Un “pacto de Estado” es necesario. ¡Hay que defender juntos nuestra Patria, Una, Grande y Libre, frente al nuevo enemigo! ¡Odiamos a Podemos! ¡Esos malvados comunistas-terroristas-iraníes-separatistas-bolivarianos y su maligno líder rojo! ¡Te odiamos, Coletas!

Cerebro de una buena parte de los millones de votantes del PP -que seguirán votando al PP en el futuro-:
Borrado instantáneo de más de treinta años de animadversión visceral contra el PSOE.
El enemigo es Podemos. Terror. Terror.
El PSOE es potencial aliado.

RESET ALL.
Reajuste mental instantáneo. Cambio de enemigo.
ACEPTAR.



P.D.1 No descartemos lo mismo también en una parte de los votantes del PSOE en unos meses, si su partido hace posible el gobierno del PP.
¡El enemigo es Podemos! ¡Podemos es peligroso! ¡Odiamos a Podemos!

P.D.2 Y sí, vale, estos reajustes mentales “instantáneos” no lo son tanto. Los propagandistas del Régimen preparan previamente a la gente para aceptar estos cambios antes de que los hagan efectivos. La manipulación mediática es continuada. 24x7. Cada día, todos los días. Como en “1984”.
Así, cuando llega el día D, el reajuste mental se produce fluidamente. La gente acepta con normalidad una situación que un tiempo antes habría considerado impensable, intolerable.





¿Exageración? ¿Anacronismo?

martes, julio 05, 2016

El Reajuste Mental Instantáneo: la bipolaridad orwelliana del votante (I)

La primera vez que leí “1984”, siendo bastante joven y, en consecuencia, ignorante, me pareció una novela muy interesante, pero tal vez en exceso anacrónica y exagerada. Sin embargo, cuanto mayor me hago, cuanto más aprendo, más certera y real me parece, y más admiro la visión y capacidad de análisis de George Orwell para identificar patrones de comportamiento psicológico de las masas y de funcionamiento de las dictaduras.

Precisamente uno de los pasajes que más exagerado me pareció entonces, lo veo hoy de la más rabiosa actualidad. Lo tengo que transcribir entero. Merece la pena releerlo una vez más sin dejarse una coma. Saboreadlo y disfrutadlo:

En el sexto día de la Semana del Odio, después de los desfiles, discursos, gritos, cánticos, banderas, películas, figuras de cera, estruendo de trompetas y tambores, arrastrar de pies cansados, rechinar de tanques, zumbido de las escuadrillas aéreas, salvas de cañonazos..., después de seis días de todo esto, cuando el gran orgasmo político llegaba a su punto culminante y el odio general contra Eurasia era ya un delirio tan exacerbado que si la multitud hubiera podido apoderarse de los dos mil prisioneros de guerra eurasiáticos que habían sido ahorcados públicamente el último día de los festejos, los habría despedazado... en ese momento precisamente se había anunciado que Oceanía no estaba en guerra con Eurasia. Oceanía luchaba ahora contra Asia Oriental. Eurasia era aliada.

Desde luego, no se reconoció que se hubiera producido ningún engañó. Sencillamente, se hizo saber del modo más repentino y en todas partes al mismo tiempo que el enemigo no era Eurasia, sino Asia Oriental. Winston tomaba parte en una manifestación que se celebraba en una de las plazas centrales de Londres en el momento del cambiazo. Era de noche y todo estaba cegadoramente iluminado con focos. En la plaza había varios millares de personas, incluyendo mil niños de las escuelas con el uniforme de los Espías. En una plataforma forrada de trapos rojos, un orador del Partido Interior, un hombre delgaducho y bajito con unos brazos desproporcionadamente largos y un cráneo grande y calvo con unos cuantos mechones sueltos atravesados sobre él, arengaba a la multitud. La pequeña figura, retorcida de odio, se agarraba al micrófono con una mano mientras que con la otra, enorme, al final de un brazo huesudo, daba zarpazos amenazadores por encima de su cabeza. Su voz, que los altavoces hacían metálica, soltaba una interminable sarta de atrocidades, matanzas en masa, deportaciones, saqueos, violaciones, torturas de prisioneros, bombardeos de poblaciones civiles, agresiones injustas, propaganda mentirosa y tratados incumplidos. Era casi imposible escucharle sin convencerse primero y luego volverse loco. A cada momento, la furia de la multitud hervía inconteniblemente y la voz del orador era ahogada por una salvaje y bestial gritería que brotaba incontrolablemente de millares de gargantas. Los chillidos más salvajes eran los de los niños de las escuelas. El discurso duraba ya unos veinte minutos cuando un mensajero subió apresuradamente a la plataforma y le entregó a aquel hombre un papelito. Él lo desenrolló y lo leyó sin dejar de hablar. Nada se alteró en su voz ni en su gesto, ni siquiera en el contenido de lo que decía. Pero, de pronto, los nombres eran diferentes. Sin necesidad de comunicárselo por palabras, una oleada de comprensión agitó a la multitud. ¡Oceanía estaba en guerra con Asia Oriental! Pero, inmediatamente, se produjo una tremenda conmoción. Las banderas, los carteles que decoraban la plaza estaban todos equivocados. Aquellos no eran los rostros del enemigo. ¡Sabotaje! ¡Los agentes de Goldstein eran los culpables! Hubo una fenomenal algarabía mientras todos se dedicaban a arrancar carteles y a romper banderas, pisoteando luego los trozos de papel y cartón roto. Los
Espías realizaron prodigios de actividad subiéndose a los tejados para cortar las bandas de tela pintada que cruzaban la calle. Pero a los dos o tres minutos se había terminado todo. El orador, que no había soltado el micrófono, seguía vociferando y dando zarpazos al aire. Al minuto siguiente, la masa volvía a gritar su odio exactamente como antes. Sólo que el objetivo había cambiado.”
1984. George Orwell.


Reajuste mental instantáneo. En cuestión de segundos, de décimas de segundo, se pasa de creer ciegamente una cosa, a creer ciegamente la contraria.

¿Exageración? ¿Anacronismo?

domingo, julio 03, 2016

¿Y ahora, qué?

Bueno, pues ya hemos votado.

Y ahora toca preguntar a quienes afirmaban que los cambios vienen de las urnas, esto es, que los cambios los tienen que sacar adelante los políticos electos desde las instituciones:

¿Y ahora, qué? ¿Cuál es el plan? ¿Qué hacemos hoy, mañana, pasado mañana, cada día de aquí hasta la próxima cita electoral?

O de otra manera:

¿Qué ocurre si ese partido que iba a poner freno a tanta injusticia, miseria y corrupción no ha ganado las elecciones? ¿Cuál es el plan B?
Porque habrá un plan B... ¿no?

Son preguntas retóricas, claro.

No hay ningún plan B.

La propuesta de “acción” de todos esos pregoneros del voto partidista es, de aquí a los próximos cuatro años -posiblemente menos-, quejarse amargamente en la barra de algún bar de lo malo que es el PP y sus socios necesarios para el actual gobierno naciente. Cada día. Todos los días.
O también quejarse en Internet, ojo. Replicar comentarios en los foros y en las redes sociales criticando al PP&Cía.

Y esperar.

Esperar a que suene la flauta la próxima vez.
O la siguiente.
O la siguiente.
Y esperar a que, si suena la flauta, el partido-que-todo-lo-va-a-arreglar no incumpla sus promesas -como hacen siempre-.
Y si las incumple, pues esperaremos más. A otro partido.
Y a otro más.
Y... bueno, después de esperar lo suficiente, estaremos muertos, así que ya dará igual. Y serán otras generaciones las que sigan tirando de la noria electoral. Hasta que la cosa reviente.

Gran propuesta.
Al menos, cómodo sí que es. Para algunos. Sólo hay que esperar.

Que bueno, no todos se quedan en sólo-votar-y-después-llorar. Algunos dicen que hay que seguir luchando.
Desde los partidos, también lo dirán. Participando en alguna reivindicación, algún acto de protesta, alguna manifestación, tal vez. Alguna huelga de un día. Cosa de poco, que no moleste en demasía al Poder establecido.
Y siempre, eso sí, con las pancartas y distintivos del partido de turno. Eso es lo principal.
No el derecho o la libertad que se reivindica. Eso es secundario.
Lo principal es hacer proselitismo del partido. Que se vea bien quien convoca. Hay que mejorar los resultados electorales.

Hacer proselitismo del partido, y esperar. Mola, ¿a que sí?



P.D.

Quien realmente quiere hacer algo, no espera cuatro años. Lo hace.
O al menos, lo intenta. Hoy, mañana, pasado mañana.

El día de cambiar las cosas no era el 26J.

El día es hoy, y el momento, ahora.