viernes, mayo 27, 2016

PODEMOS, ese partido del CAPITAL

Antes de que Podemos diera su primer campanazo en las Europeas, ya tenía un lugar de privilegio en los medios de comunicación.
De muestra, un botón: Julia Otero, en su programa “Julia en la onda”, en febrero del 2014, regaló 15 valiosos minutos de entrevista a Pablo Iglesias, como líder de Podemos, cuando esta organización era poco más que el partido de un tertuliano de la tele, sin un mísero voto en la saca; en una entrevista compartida con el por entonces líder “provisional” de VOX -curiosa asociación-. Otro partido recién creado -en enero de 2014, como Podemos-.
Y sin embargo, el 6 de febrero, tres meses antes de iniciarse la primera campaña electoral de ambos partidos, Julia no sólo los sacaba en su programa -¿con qué otros “emergentes” ha hecho lo mismo?-, sino que ya les daba un trato de potenciales figuras de relevancia en el panorama político español: “enormes expectativas”, “se mueven cosas al margen de los grandes partidos”, “la voz de los indignados”.

Parece como si Julia supiera algo que los demás no sabíamos. Que Podemos sí iba a triunfar allá donde iban a fracasar otros en su misma situación (por ejemplo, el Partido X, Movimiento Red, u otros varios).
No salió la cosa demasiado bien para VOX, pero es que votantes indignados de derechas, indignados de verdad, en España, hay pocos. Con dinero las penas son menos.

Pero con Podemos lo tenía claro. Podemos tenía el visto bueno de los mandamases de los grandes medios de comunicación. Podemos iba a ser lanzado por los grandes medios de comunicación.

Como Onda Cero que, sin ser televisión, no es para nada un medio minoritario. Julia Otero tiene muchos seguidores. Seguidores a los que presenta “neutral e imparcialmente” una oferta política “selecta”.
Onda Cero, cuyo accionista mayoritario, entre otros potentados, era entonces José Manuel Lara Bosch, II marqués del Pedroso de Lara, presidente del Grupo Planeta (Antena 3, La Sexta).

Sus televisiones, sus emisoras de radio, sus periódicos... sus partidos. Podemos y VOX. PP y PSOE. C's.
Partidos políticos al servicio del Poder Económico.

Mismos amos. Mismos perros, distintos collares.



domingo, mayo 15, 2016

15M, cinco años después

Cuando un niño se enfrenta a situaciones que le contrarían, y se siente impotente ante ello, suele dar salida a su frustración a través de las rabietas. Cuando la rabieta pasa, si el deseo del niño no se ha visto cumplido, este pasa a un estado de aceptación. Estamos programados genéticamente para asumir la realidad.

El 15M fue una rabieta. Una sociedad inmadura políticamente enfrentándose a unas circunstancias que no eran de su agrado -indignantes-, pero que, dada su inmadurez, es impotente ante ellas: no sabe canalizar su cabreo en acciones útiles que cambien las cosas; en lugar de eso, estalla emocionalmente.
Y pasado el estallido emocional, sin el resultado deseado, los “niños” pasaron a un estado de pasiva asunción de la desagradable realidad política. Fin de la rabieta.

No quiero decir con esto que la rabieta no haya tenido consecuencia alguna. Sí las ha tenido.

Al igual que el mecanismo de una olla exprés, la rabieta sirve para aliviar la presión cuando esta alcanza niveles peligrosos -para el Sistema-. Así ocurrió con el 15M. El estallido emocional alivió la presión social que existía ante una partitocracia más cuestionada que nunca, que respondía cada vez menos a las necesidades de la gente, y cada vez más a las demandas del Poder económico.
La gente se indignó, ocupó las plazas, gritó, lloró, y, cuando pasó todo ello, volvió, ya más calmada, a sus vidas, incluida a la obediencia sumisa a ese Régimen político que detesta, pero que es incapaz de cambiar.

Una segunda consecuencia del 15M fue permitir que unos hábiles oportunistas identificaran y aprovecharan el momento para captar un gran nicho electoral, que estaba desatendido por los partidos políticos hegemónicos. El 15M, para ellos, fue como el toque de campana que indica que la hora de comer ha llegado, que el alimento ya está disponible y preparado para ser devorado. Y lo estaba.
El hecho de que esa gran masa de potenciales votantes viera cubierta su necesidad de un referente partidista, que les dijera lo que querían oír, disminuyó todavía más lo poco que quedaba de la movilización ciudadana propiciada por el estallido emocional.

Y también contribuyó a esta desmovilización que parte de las personas que hace cinco años ya estaban movilizadas contra el Sistema, que no supieron leer lo que era realmente el 15M, y que se crearon esperanzas y expectativas irreales, acabaran quemadas, decepcionadas, sin ganas de seguir luchando.

El 15M actuó, en definitiva, como gran factor de desmovilización, dejando esta reducida a su mínima expresión en y para muchos años.

Pero bueno, no quiero dar la impresión de que todo, todo, ha sido negativo. El 15M también abrió la puerta a la movilización a unas cuantas personas, en especial jóvenes, que estaban desmovilizadas entonces, y que todavía lo están ahora. Casi todos ellos habrían acabado, tarde o temprano, actuando, pero el 15M hizo que fuera más temprano que tarde. Algo es algo, ¿no?

Mi conclusión: el 15M fue una buena muestra de que, hoy en día, el Poder establecido tiene más capacidad que nunca -partidos políticos, televisión y demás medios de adoctrinamiento- para controlar y anular los estallidos emocionales de las masas. Por ahí no hay nada que hacer.
La revolución no va a llegar por la vía emocional. O viene desde la racionalidad, o no llegará.
Una revolución de adultos, que no sólo ocupen las plazas, sino que se pongan a construir una sociedad justa, digna, humana, a través de herramientas políticas de adultos: la autogestión y la democracia.
Lejos estamos todavía de ese día, me temo.

miércoles, mayo 11, 2016

¿Por qué ahora sí es posible la confluencia de Podemos e IU?

¡Eh, voila! Lo que hace tan sólo unos meses no podía ser, ahora ha sido. Confluentia habemus.

Pero... ¿Por qué ahora sí y antes no? ¿Por qué lo que antes no era posible ahora lo es? ¿Es un milagro? ¿Es magia? ¿Será cosa de extraterrestres?

Habrá quien piense que es alguno de esos motivos. Y habrá quien no piense en absoluto. Los más, por desgracia.

Para mí, es bastante obvio que las razones que se dan hoy para justificar la unión son las mismas que había hace seis meses.

Y si esas razones son buenas hoy y no lo eran suficientemente antes, es porque alguna otra cosa ha cambiado. Algo más importante que esas razones. Algo que no se menciona en parte alguna. Algo que impedía la unión las pasadas elecciones, y ya no lo impide.

Hace casi un año publicaba una explicación de qué era lo que estaba impidiendo la confluencia. Mejor leedlo antes de seguir aquí. Creo que ahí la cuestión quedaba ya resuelta.

Daba dos motivos.

Uno, el menor, las primarias, ya no existe. Lo han hecho desaparecer.
Como comenté entonces, podrían ponerse de acuerdo para repartirse los sillones.
Lo han hecho.
Fin del primer impedimento.

El segundo impedimento siempre fue el más importante. El riesgo de que la candidatura de confluencia ganara las elecciones.
No les interesaba.
Ni les interesa ahora.

Pero ahora, tras conocer los resultados del pasado 20D, todos tienen claro que ese riesgo no existe. La confluencia podrá superar al PSOE, pero no van a alcanzar los escaños suficientes para gobernar.

En el mejor de los casos, se avecina un gobierno "de circunstancias" formado por una coalición "forzada" PP-PSOE. En el peor, por una coalición PP-C's. Aunque diría que, con la confluencia, este segundo caso es poco probable, porque la anunciada merma del voto a Podemos por desencanto se va a posponer gracias a la nueva generación de esperanzas producida por la confluencia.

Pero, en cualquier caso, el destino de los diputados y senadores confluyentes va a ser, casi seguro, la oposición. Cuatro cómodos años (o probablemente menos), donde la falta de escaños les servirá de excusa para no poder hacer nada útil para que cambien las cosas. Poco desgaste. Ideal para no perder demasiados votantes de cara a futuros procesos electorales. Ideal para liquidar al PSOE -que sí se va a devaluar, y mucho, como socio del PP en el gobierno-. Ideal para completar con éxito el reemplazo -inocuo para el Sistema- del PSOE por Podemos.

Presumiblemente, tarde o temprano, Iglesias -¿con Garzón?- llegarán al gobierno. Y, como corresponde a los buenos siervos del Sistema que son, se "marcarán un Tsipras".
Aunque, cuanto más tarde sea, mejor servicio harán al Sistema. Y más durarán sus respectivas carreras políticas. Más años de poltrona. Más años de fama. Más años de "ser importantes".

Hoy, saben que la confluencia no supone un riesgo para ellos. Saben que, por ahora, no van a gobernar.
Los impedimentos han desaparecido.
Y por eso, hoy, hay confluencia.