sábado, julio 11, 2015

Funcionamiento democrático de asambleas de barrio y sectoriales

Uno de los requisitos fundamentales que deben cumplir las asambleas de barrio y sectoriales en un sistema de participación ciudadana local digno de ese nombre, es ser democráticas.
Por desgracia, en nuestro país, en aquellos lugares en los que se han creado foros, asambleas, consejos, mesas de participación, etc., en general han sido un completo desastre.

La razón principal es la falta de costumbre de los españolitos de a pie en cuanto a praxis democrática. Es la herencia de tantos años de dictadura (1936-2015) en los que, a base de no practicar, a base de censura, y a base de manipulación, nos han convertido en menores de edad en cuanto a política se refiere: somos niños pequeños, y la democracia es una herramienta política para adultos. Nos viene grande.

El otro motivo es que los gobiernos locales se han cuidado mucho de poner en marcha unos auténticos sistemas de participación ciudadana. Han puesto en marcha modelos en apariencia participativos, pero que, a la hora de la verdad, no eran más que otro paripé para dotar de un disfraz de legitimidad democrática las decisiones del gobierno local de turno.

Respecto a este segundo inconveniente, poco se puede hacer. Si nos hemos equivocado al votar, el mal está hecho. Durante cuatro años más seguiremos sin oler la democracia, al menos, a nivel institucional.
Esta propuesta enumera unos requisitos para las asambleas que nos permitirían ir superando el primer inconveniente:

1. Las integrarán ciudadanos a título individual: ni asociaciones, ni partidos.
Esto es, participación ciudadana directa frente al modelo representativo que es precisamente el que está fallando.
Presuntos representantes ya hay en el Pleno. En las asambleas, ciudadanos.
Sin embargo, se esperará de los miembros de las asambleas que actúen teniendo en cuenta los intereses colectivos (de TODOS los vecinos del municipio o del barrio).

2. Los miembros de las asambleas se escogerán por sorteo entre los voluntarios que se presenten: si siempre ocupan los puestos los mismos, la participación no es ciudadana; es de los de siempre.
Mientras haya voluntarios de sobra, nadie podrá repetir presencia en una asamblea, sea la misma o distinta, sea sectorial o de barrio.
Sólo en caso de falta de voluntarios podrían repetir presencia las mismas personas, pero siempre teniendo en cuenta que los que hayan integrado menos asambleas tendrían prioridad sobre los que hayan integrado más. El sorteo resolvería los empates.

3. El número de miembros de la asamblea estará limitado: por sugerir unas cifras orientativas, entre 10 y 20 personas.
Menos aumenta el riesgo de actuaciones interesadas (es más fácil corromperse). Más, de ineficiencia.
Naturalmente, todas las sesiones serán abiertas, pero por ahora no es factible que todo el mundo sea responsable de los asuntos públicos todo el tiempo. Es algo que, al menos a día de hoy, no nos podemos permitir. Ni tenemos tiempo, ni madurez política suficiente.

4. Habrá una elevada rotación: como mucho cada 6 meses se renovarán completamente sus miembros. La participación debe alcanzar al mayor número de vecinos posible.

5. Habrá una retribución económica para los miembros de las asambleas, en reconocimiento al trabajo que estos van a realizar para la comunidad.
Esta retribución será modesta (no se entra en política para ganar dinero): se podrían asignar 200 € mensuales a cada miembro (asumiendo 10 horas semanales de servicio a la comunidad, son 5 €/hora, 4 veces menos que lo que cobra uno de nuestros actuales concejales).
Esto es, una asamblea de, por ejemplo, 15 miembros, costaría 3.000 € al mes, menos que uno de los concejales liberados. Y sacaría mucho más trabajo (150 horas semanales frente a 40).

6. Las decisiones se tomarán, siempre que sea posible -y debería serlo la gran mayoría de las veces-, por consenso, por lo que siempre deberán estar justificadas y argumentadas.
Excepcionalmente, cuando el consenso no sea alcanzable, se recurrirá a la votación por mayoría simple.

7. Todas las decisiones tomadas podrán ser revertidas por asambleas posteriores: esto es, nada de esas aberraciones antidemocráticas de contratos de 25 años con indemnización por cancelación.

8. Cada asamblea contará con los espacios necesarios en la web municipal, tanto para emitir información directamente como para interaccionar virtualmente con los vecinos. Máximas transparencia y participación.

Creo que esto es lo esencial. No está todo, pero ya me estoy extendiendo demasiado. Con esto, y con los dos textos anteriores, es más que suficiente para hacerse una idea de cómo va la cosa.

¿Qué conseguimos con unas asambleas con este funcionamiento?

- Máxima participación ciudadana.
- Máxima implicación de los vecinos a los que les ha tocado ser responsables de los asuntos públicos (participación de calidad, no como la de ahora).
- Mucha más imparcialidad y justicia a la hora de tomar las decisiones.

En definitiva, conseguimos mejores decisiones, y mucho más control ciudadano.

Además de un espacio para aprender a trabajar, y a vivir, la democracia.



Nota: este texto hay que entenderlo dentro de la propuesta de referéndum-asambleas que está desarrollada aquí:
1. Referéndum locales.
2. Asambleas de barrio y sectoriales.

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