jueves, abril 16, 2015

Aristocracia vs Democracia, Elección vs Sorteo


Hace 2500 años, en Atenas, la gente no se fiaba de los políticos. O más bien -puesto que políticos, en democracia, son todos los ciudadanos- no se fiaban de determinadas personas con altas habilidades oratorias que, gracias a ello, tenían más capacidad para influir en lo que la gente votaba. También eran conscientes de la capacidad que tenían los aristócratas para comprar votos gracias a su posición o su riqueza material.

Aristocracia significa, literalmente, “poder para los mejores”. Nuestro actual Sistema electoral, viene a ser, en cierto modo, y en principio, una aristocracia: se elige a los que se consideran “mejores” para representar a sus votantes y gobernar.
Sin embargo, los atenienses también sabían que la aristocracia degeneraba en oligarquía. Esto es, que al final, ni siquiera con elecciones son los mejores los que gobiernan, sino aquellos, unos pocos, que por sus circunstancias personales -posición, capacidad económica u oratoria, carisma, don de gentes- consiguen ser elegidos (ellos o sus secuaces) una y otra vez.

También eran conscientes los atenienses de la capacidad corruptora de la permanencia en los cargos. El poder corrompe, incluso a los que accedieron a él con buenas intenciones, si es que eso es posible.

Por todo ello, en su democracia, la primera, tal vez la única medianamente digna de ese nombre, se decantaron prioritariamente por el sorteo: puesto que todos los ciudadanos eran iguales, y a todos se les suponía capacidad política, todos eran elegibles en igual medida para realizar los diferentes servicios públicos.

Cargos sorteados, rotatorios y de la menor duración posible. Combinado con las Asambleas ciudadanas, se consigue el máximo nivel de participación, el máximo grado de democracia.

El sorteo iguala. Da las mismas oportunidades a todos. Nadie es mejor que los demás ni tiene ventaja por tener más dinero, apoyo mediático o saber camelarse mejor a la gente.
No hay democracia sin igualdad, y el mayor nivel de igualdad lo da, no la elección, sino el sorteo.

Hoy, en nuestro país, no hay democracia. Hay oligarquía. El pueblo vota, pero gobierna “la Casta”.
Si queremos cambiar las cosas, hay que cambiar el Sistema político. Y uno de los cambios obligados que habrá que hacer es eliminar la elección de representantes (aristocracia).

Participación directa, rotación de cargos, limitación de mandatos... y sorteo.

Cuatro pilares de la Democracia. La de verdad, no el sucedáneo que nos venden como tal.

Ninguno de ellos presente en nuestro Sistema político.

Y así nos va. ¿Cambiamos o no cambiamos?

2 comentarios:

Ricardo dijo...

Curioso, nunca había pensado en las ventajas del método del sorteo... la tengo que digerir despacio.

Ocol dijo...

Ricardo, para digerir lo del sorteo, echa un vistazo al vídeo que he colgado en el post anterior. Merece la pena.

http://ciudadanoenblanco.blogspot.com.es/2015/04/democracia-real-solucion.html