lunes, febrero 07, 2011

Castro Urdiales, el municipio más blanco

No, no lo digo porque los castreños sean todos hinchas del Real Madrid.
Desconozco si lo son. Lo digo porque en Castro Urdiales, municipio cántabro, se alcanzó, las pasadas elecciones municipales, la histórica cifra del 4,24% de votos en blanco (*).
Cifra esta sorprendentemente elevada además por otro motivo, el hecho de que los vecinos de Castro Urdiales tenían nada menos que siete candidaturas para elegir, dos recién creadas. Pero, a pesar de ello, 585 castreños, casi uno de cada veinte votantes, se decantaron por el voto en blanco.

Algo inusual, ciertamente. Pero no por ello lo traigo aquí a colación.

Porque Castro Urdiales dio la nota en otro sentido. Resulta que, más allá de su número, ese 4,24% de voto en blanco marcó un hito en nuestra reciente historia electoral: alteró el reparto de concejales del municipio.
Esto es, si esos 585 castreños hubieran optado por abstenerse en lugar de por votar en blanco, el PSOE hubiera tenido un concejal menos, el cual hubiera correspondido a la candidatura “Grupo de trabajo de Castro Urdiales” (**).

Es el único caso que conozco en el que ha ocurrido este hecho, en los más de 30 años de la reciente historia electoral española.

La leyenda negra del voto en blanco

Existe una leyenda negra alrededor del voto en blanco: que se suma al partido que más votos saca. O, en una versión menos precisa, que favorece a los partidos mayoritarios.
Lo ocurrido en Castro Urdiales viene a corroborar esa leyenda, o más bien, a explicar de dónde puede haber salido. Porque esta leyenda, como todas, sin ser real, tiene un fondo de verdad, un hecho excepcional que amplificado, o distorsionado, da pie a la leyenda. Castro Urdiales ha resultado ser, a posteriori, el sitio dónde ha tenido lugar ese hecho excepcional.

Y este hecho excepcional es también una aberración. Porque es aberrante que se haya privado a los 670 castreños que votaron al “Grupo de trabajo” de su representante legítimo a causa de los votos en blanco, votos ajenos tanto a esa candidatura como a la socialista, que es la que finalmente se llevó el concejal hurtado. Los votantes en blanco no votaron al PSOE, así qué, ¿por qué sus votos le dieron a este partido un concejal más?

Este hecho es, en democracia, incomprensible.

Como también lo es que a los votantes en blanco se les tenga en cuenta para “hacer la criba”, pero luego se les ignore a la hora de asignar los representantes. ¿Acaso no son también ciudadanos los votantes en blanco? ¿No tienen derecho ellos también a estar representados, en este caso, dejando las sillas vacías?
Al parecer, en España, no lo tienen.

Lo dicho. En una democracia, incomprensible. Pero en España, sea cual sea el régimen político que tenemos, lo incomprensible, es Ley.

Una alternativa mejor

En 2007, una plataforma ciudadana, creada a tal efecto, pidió el voto en blanco en Castro Urdiales. Con bastante éxito, sin duda.
Sin embargo, tal vez habrían tenido una alternativa mejor. Porque en 2007 se presentaba en otros municipios españoles una candidatura llamada “Ciudadanos en blanco”, que actuaba cual si de un voto en blanco se tratase. Sólo que, a diferencia del voto en blanco ordinario, en este caso, con los votos suficientes, esta candidatura desocupaba una silla de concejal, dando de facto la representación, en forma de sillas vacías, a los votantes en blanco.

Quién sabe. Si hubieran presentado esta candidatura en Castro Urdiales, con unos pocos “votos en blanco” más, habrían marcado otro hito. El de dar representación, por primera vez de la historia de España, al voto en blanco.
Tal vez en 2011.




El reparto



Podemos comprobar cómo, de repartirse los escaños por el método D´Hont sin excluir a los partidos con menos del 5% de representación y al voto en blanco, tanto PSOE como "Acuerdo por Castro" tendrían un concejal menos, que pasaría, uno a "Grupo de trabajo" y otro al voto en blanco.

Lo cual hubiera dejado el actual gobierno municipal castreño, en situación de 11 (PP + Acuerdo + alcalde tránsfuga de PRC) contra 10 (PSOE + IU + PRC menos el alcalde) en 10 concejales contra 9, a falta de saber el alineamiento del concejal hurtado al Grupo de trabajo. Interesante situación si este estuviera en la oposición...




(*) Cifra elevada comparada con el 2% de votos en blanco en Cantabria o el 1,94% nacional en esas municipales de 2007.
Y no es que ese 4,24% sea record nacional. En Euskadi se han alcanzado cotas más altas (Elduain, 96% en 2007). Aunque las circunstancias allí son las que son.
Pero fuera de Euskadi, y más en municipios del tamaño del de Castro Urdiales (más de treinta y dos mil habitantes) ese 4,24% de votos en blanco sí es una cifra histórica.

Por cierto, soy consciente de que la noticia es de 2007. Es ahora cuando me ha llegado la información, y por casualidad. Y es que no se habla mucho del voto en blanco en los medios...

(**) La causa: el límite del 5% de votos válidos exigido en las municipales para obtener representación. El Grupo de trabajo se quedó con el 4,85% de los votos válidos, entre los que se incluye el voto en blanco. Sin contar estos votos, tenía el 5,1%. Y le hubiera correspondido un concejal.