lunes, noviembre 19, 2007

El vendedor de móviles (II)

Disculpen la escasa calidad de las viñetas del artículo anterior, basadas en un anuncio propagandístico televisivo de nuestro actual gobierno. Está claro que mi talento oculto no es el dibujo.

Como curiosidad, para ampliar datos, aquí les dejo este artículo, con una cierta relación con este tema, aparecido en el diario “El mundo”.

El vendedor de móviles

Paul Potts. Imagino que les “sonará” de algo. “Descubierto” a los 36 años en un concurso televisivo británico. Si no conocen la historia, léanla. Y si no le han escuchado, háganlo.

La historia de este tenor, que andaba desperdiciando su talento vendiendo móviles, no es un hecho aislado. En estos momentos, un número considerable de “talentos” anda por ahí igual que Paul, ganándose la vida de cualquier manera, sin hacer aquello para lo que realmente valen.
En realidad, el caso de Paul no es de los peores, por varios motivos. Para él, porque durante un tiempo consiguió “ejercer” de tenor y ahora ha tenido la oportunidad de mostrar su talento en un concurso de televisión. Al final ha podido encontrar su camino. Para los amantes de la música, porque hay otros grandes tenores en el mundo, y pueden disfrutar de ellos. Paul supone un extra, otra gran voz a la que escuchar, pero no era, ni es, imprescindible.
Sin embargo hay otros casos de talentos desperdiciados que me parecen mucho más preocupantes.

Les voy a hablar de María. María tiene un talento diferente al de Paul. Es licenciada en ciencias biológicas, y tiene un talento natural para la investigación. María podría estar, por ejemplo, en un laboratorio, dedicada a encontrar la cura para alguna de esas muchas enfermedades que hoy simplemente, si te tocan, te mueres.
Sin embargo, María no investiga en un laboratorio. Justo ahora, está “investigando” cómo puede insertar en un documento de un procesador de texto las direcciones de 128 personas, para enviarles una carta. María trabaja como auxiliar administrativo. Además, María no tiene forma alguna de demostrar su talento. No hay concursos televisivos para ocultos investigadores talentosos. Y lo que es peor, al contrario que Paul, María SÍ ES IMPRESCINDIBLE. El trabajo que podría estar haciendo María, no lo está haciendo nadie. No como ella. Nadie va a encontrar la cura para “esa” enfermedad. No a tiempo para salvarle. A usted, sí.
Porque María podría estar ahora mismo trabajando para salvarle la vida. Para encontrar la cura de la enfermedad que le va a matar. Pero no lo está haciendo. Tiene que enviar 128 cartas.


Vale. De acuerdo. María, en realidad, es una invención. Pero existe. Desgraciadamente, existe. Tiene muchos rostros. Muchas historias personales. Muchos talentos desperdiciados.
Y en consecuencia, por ese desperdicio de talento, mucha gente sufre, y muere.
Probablemente yo voy a ser uno de ellos. De los muertos. Y usted, también. La enfermedad que nos va a llevar a la tumba podría ser superada, si se dieran las condiciones para ello. Si las Marías, los Pauls, del mundo estuvieran cada uno en su lugar.

Pero no lo están. Están vendiendo móviles.


martes, noviembre 06, 2007

Educación: España vs Finlandia

Siguiendo con los datos del Ministerio de Educación y Ciencia, encontramos una comparativa del ratio alumnos por profesor de distintos países. Un extracto:


España vs Finlandia. He seleccionado estos datos porque Finlandia cuenta con uno de los mejores sistemas educativos de la Unión Europea y España con uno de los peores, como queda reflejado, por ejemplo, en el porcentaje de abandono educativo temprano.


En España, en el año 2006, un 30% de los jóvenes habían dejado las aulas con una formación insuficiente. En Finlandia, menos de un 10%. La diferencia es abrumadora: es la que hay entre un país con un sistema educativo tercermundista, España, y otro con un sistema educativo del primer mundo, Finlandia.

Otra observación: en el artículo anterior comentaba que el ratio de alumnos por profesor no es demasiado significativo a la hora de valorar la calidad del sistema educativo. Podemos comprobar con estos datos que efectivamente así es. El ratio de alumnos por profesor es comparable en España y Finlandia, incluso es mayor en Finlandia. Sin embargo, a pesar de ello, el sistema educativo finés funciona mucho mejor que el nuestro.

¿Cual es la explicación para este fenómeno? ¿Por qué los finlandeses, con los mismos profesores por alumno, lo hacen mucho mejor que nosotros?

Dice el dicho popular que más vale calidad que cantidad. Y ahí está la clave de nuestro problema con el sistema educativo. No es cuestión de cantidad, aunque no vendrían mal unos pocos medios más, sino de calidad. Nuestro sistema educativo no tiene calidad.
Falta calidad a todos los niveles. Falta calidad en el profesorado, en la dirección de los colegios, en el diseño de los planes de estudio, en la aplicación de esos planes adaptándose a la realidad de nuestras escuelas, en las condiciones de respeto, atención y convivencia en las que se tienen que desarrollar las clases, en la elección de las asignaturas y la importancia de estas a la hora de realizar el reparto de las horas lectivas, en los horarios no adaptados a las necesidades de los alumnos y sí a las de padres y profesores, en la distribución de los alumnos en las aulas... Falta calidad en las decisiones de los dirigentes del sistema educativo, personas incompetentes para esa tarea, que además utilizan la educación para hacer política; y falta calidad en la labor de los padres, que fallan al desatender y maleducar a sus hijos (sí, también es este el problema). Y, sobre todo, falta calidad en la labor de gobierno de todos nosotros, ciudadanos del estado español, al permitir que el futuro de nuestros escolares esté en las manos de una clase política que ha demostrado, y demuestra cada día, que entre sus prioridades no está dar una buena formación a los futuros ciudadanos.

Ese es mi diagnóstico. Esa es la enfermedad que padece nuestro sistema educativo. ¿La causa última? ¿El origen de la enfermedad? Nosotros. Los ciudadanos. Los españolitos de a pie.
Y en nuestras manos está también la cura.