viernes, diciembre 21, 2007

Rosa Díez no tiene quien la financie

Según el artículo 1 de nuestra Constitución, uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico español es el pluralismo político. Y según el artículo 6, los partidos políticos “expresan el pluralismo político”, manifiestan “la voluntad popular” y “son instrumento fundamental para la participación”.
Es decir, en el estado español, el pluralismo político, al parecer, es fundamental y se expresa por medio de los partidos políticos.

Una condición necesaria que debe cumplirse en una democracia representativa de partidos, es el hecho de que los ciudadanos tengan un partido que les represente. De Perogrullo. Si un ciudadano no tiene quien le represente, no participa, está excluido de la democracia. Incluso aunque vote. Votar no es suficiente, hay que tener a quién votar.
Para garantizar esa representatividad, los partidos deben poder ser creados libremente y optar a ser elegidos por los ciudadanos en igualdad de condiciones con los demás. Los ciudadanos tienen que conocer cada opción de voto tan bien como las demás, para tener la posibilidad de elegir, acertadamente, el partido que verdaderamente les represente.
Con esta libertad e igualdad de condiciones se podría evitar la perpetuación en el poder de determinadas personas, familias o grupos, permitiéndose la entrada de “sangre nueva” en la política y la aparición de nuevos proyectos políticos innovadores. Se podría renovar la democracia. Podría haber cambios.

Pero volvamos a España: según sigue el artículo 6 de nuestra Constitución, la creación de un partido y “el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley”. Es decir, en España se puede crear un partido libremente, aunque con las excepciones que marca la Ley de partidos. De lo de la igualdad de condiciones, como que no se menciona.
Y ahí llegamos a Rosa Díez y a su Unión, Progreso y Democracia (UPyD). Cuando Rosa ha acudido a las grandes entidades financieras, que otorgan préstamos y condonan deudas a los partidos como quien vende rosquillas, se ha encontrado con que el grifo, para ella, estaba cerrado. No hay créditos para UPyD.
Y en UPyD lloran. Denuncian la desigualdad de trato, las barreras a los partidos nuevos, el oligopolio de los partidos “que ya están”...
Como si fuera algo nuevo. Llevamos así 30 años. Parece mentira, esta mujer, tanto tiempo viviendo de la política y aún no se había enterado.

Sin financiación, un partido político nuevo no es nada. No tiene la menor posibilidad de conseguir resultados. Es vital una financiación para promocionarse, salir en los medios lo suficiente, hacer que la gente lo conozca, que se familiarice con él. Porque casi nadie votaría a un partido desconocido, ¿verdad? Al igual que no se compra un detergente desconocido, o una marca de leche desconocida... compramos lo que conocemos, lo que nos anuncian por la “tele”, lo que nos es familiar, lo que “nos suena”. Y a la hora de votar es igual. Si no sales por la “tele”, si no hablan de ti en las tertulias de la radio, si no sale tu foto en la prensa, no te vota ni el Tato.
De esta manera, se puede tener una Constitución “maravillosa” donde se otorgue libertad para crear partidos, donde se hable de valores fundamentales como el pluralismo político, y sin embargo no tener problemas para mantener en el poder a un número limitado y controlado de partidos. Para evitar que partidos “non gratos” al poder económico entren en el panorama político, basta con no financiarlos y no mencionarlos en los medios. Así de fácil.

Una curiosidad: ¿Sabe que actualmente hay más de 3.000 partidos inscritos en el Registro del Ministerio del Interior? ¿Y a cuántos de sus líderes ha visto en los debates de la “tele”?

domingo, diciembre 09, 2007

Un cuentecillo

Hablando un día de lo mal que está lo de encontrar vivienda en España, un amigo mío, extranjero, que había venido aquí por negocios, tal vez para intentar animarme, me contó la que había sido su experiencia en su país, ya que allí la situación de la vivienda es mucho peor que la nuestra. Esta es la conversación que tuvimos:

- Después de 39 años de vivir con mis padres –empezó-, pude por fin plantearme adquirir una vivienda propia. Puesto que es una compra importante, decidí informarme bien y estudiar primero todas opciones.
En mi ciudad hay dos grandes empresas inmobiliarias que controlan casi todo el mercado –continuó-. Se llaman inmobiliaria R e inmobiliaria A. Unos conocidos míos habían adquirido una vivienda de una de ellas, R, así que les pregunté. Me contaron que sus viviendas, las de sus vecinos, y todas las que vendía R eran horribles. Desperfectos por todas partes, grietas, goteras, suelos levantados, paredes de papel, problemas con la instalación eléctrica, las tuberías, la calefacción... un desastre, vamos. Y además la inmobiliaria no arreglaba nunca los desperfectos. Ni denunciándola. En mi país hay mucha corrupción, ya sabes, y la Justicia no toca a las poderosas empresas inmobiliarias.
Pensé entonces en dirigirme a la otra inmobiliaria, A. Sin embargo, sorprendentemente, mis conocidos me lo desaconsejaron, diciéndome que A era todavía peor, que sus viviendas estaban tan mal construidas que iban a derrumbarse sobre sus pobres ocupantes de un momento a otro y, además, R pintaba las paredes de un rosa pastel muy bonito.
Puesto que también tenía unos conocidos que habían adquirido sus viviendas en la otra inmobiliaria, A, acudí a ellos. Sus casas estaban en tan penoso estado como las de R, con sus grietas, goteras, etc., e igualmente no había expectativas de que las repararan. Aunque no se había derrumbado ninguna, hasta el momento.
Ante el estado de indecisión que me invadió, estos otros conocidos me aconsejaron que comprase mi vivienda en A, como ellos, porque, aunque efectivamente había muchos desperfectos, R era todavía peor, sus edificios se iban a derrumbar en cualquier momento. Y además A pintaba las paredes con un azul pastel muy bonito.
Espantado, intenté entonces recurrir a otras inmobiliarias, más pequeñas, pero apenas podían construir y, según me informaron, “tenían todo vendido para los próximos 30 años”.
- ¿Y qué decisión tomaste finalmente, compraste a A o a R?- Le pregunté, intrigado, ya que, ante ese panorama, no veía otras alternativas. Mi amigo, que tiene muy mala idea, me respondió con otra pregunta.
- Tengo entendido que dentro de unos meses tienes elecciones generales en tu país. ¿A quién vas a votar, al PSOE o al PP?

Al final conseguí descubrir lo que hizo mi amigo: se construyó, él mismo, su propia vivienda.

sábado, diciembre 01, 2007

Plan Avanza: ayudas para nuevas tecnologías

Desde el pasado 23 de octubre los ayuntamientos castellano-manchegos tienen a su disposición la convocatoria de ayudas correspondientes al programa Ciudades Digitales II, en el marco del Plan Avanza. Son ayudas provenientes de fondos regionales, estatales y posiblemente comunitarios, para la modernización tecnológica de las administraciones locales. Ayudas a los ayuntamientos para modernizarse. Para ir usando cada vez más las nuevas tecnologías.
Lo cual parece algo bueno. Este plan aparentemente realiza una muy necesaria labor de promoción del progreso tecnológico en nuestros ayuntamientos.
Sin embargo, la realidad es bien distinta.

Analicemos un caso concreto: vamos a ponernos en la piel de nuestro alcalde. Vamos a suponer que quisiera crear un servicio web para que, por ejemplo, los ciudadanos actualizáramos los datos del padrón, vía telemática.
Nuestro alcalde encargaría, a una entidad privada, el desarrollo de una aplicación informática que permitiera realizar esta tarea. Este desarrollo tendría un coste, una parte del mismo lo tendría que sufragar el ayuntamiento. El resto se pagaría con las ayudas, suponiendo que fueran concedidas. La aplicación, una vez funcionando, también llevaría aparejado un coste de mantenimiento, para lo cual se tendrían que reservar asimismo fondos municipales.
Y así nuestros conciudadanos podrían actualizar el padrón desde sus casas.

Para ofrecer este servicio en todos los municipios, en cada ayuntamiento se tendría que hacer lo mismo. Eso supondría pagar, uno a uno, ayuntamiento a ayuntamiento, cada uno por “su” aplicación informática para actualizar el padrón.
No tendría por qué ser así, claro. La aplicación para actualizar el padrón tendría que valer igual, por ejemplo, tanto para el ayuntamiento de Albacete como para el de Ciudad Real, por citar dos casos cualesquiera. No hay motivo alguno para que se realicen dos encargos distintos de dos aplicaciones distintas. Para que se pague dos veces por una aplicación válida para ambos ayuntamientos. Sin embargo, eso es precisamente lo que se hace. Pagar dos veces por lo mismo.
Y así cada aplicación, cada ayuntamiento. Y eso suma muchos encargos. Muchos euros.

Lo cierto es que los programas informáticos que pueda usar el Ayuntamiento de Albacete van a ser prácticamente los mismos que los que van a necesitar el resto de los ayuntamientos. Y, de hecho, van a ser muy parecidos a los que puedan usar las diputaciones provinciales, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Generalitat de Cataluña o la Administración del Estado. Salvo excepciones puntuales, las necesidades de la administración pública son más o menos similares en todas partes, y a todos los niveles.
Por este motivo, los ayuntamientos no necesitan realmente ayudas para aplicaciones informáticas. Necesitan las aplicaciones que actualmente están usando en otras administraciones públicas, por ejemplo, Hacienda, con unos ligeros retoques para adaptarlas al uso municipal. Los mismos retoques para todos los ayuntamientos. Las mismas aplicaciones para todos los ayuntamientos. Aplicaciones informáticas que ya están elaboradas y funcionando en esas otras administraciones públicas.
Aplicaciones informáticas que ya deberían estar funcionando en todos los municipios.

Y sin embargo, no es así. No hay mas que echar un vistazo a las páginas web de los diferentes ayuntamientos, y tomar nota de los trámites telemáticos que en cada una se ofrece a los ciudadanos. En Castilla-La Mancha, en el mejor de los casos, apenas se ofrecen un miserable puñado de servicios, diferentes en cada caso. Y en la mayoría de los municipios, nada de nada.

Conclusión: el resultado final de la fantástica estrategia de implantación de nuevas tecnologías de nuestros políticos, es el siguiente:
1) Muchos ayuntamientos (y otras administraciones) no se modernizan o lo hacen demasiado despacio, unos porque no pueden asumir (ni con ayudas) los costes de esa modernización, otros porque, simplemente, sus políticos o no saben, o no quieren. Se “Avanza”, pero más bien poco y, en algunos casos, nada.
2) Además, dejamos de “Avanzar” en otros aspectos, ya que el dinero de nuestros impuestos se despilfarra en pagar miles de veces por las mismas aplicaciones informáticas, por lo que no se utiliza de otra manera. Se frena el progreso general de nuestros municipios, de nuestras regiones, de nuestra nación.

Corolario: la próxima vez que alguien le diga que algo no se hace porque “no hay dinero”, acuérdese de estas “ayudas”. De los millones de euros tirados a la basura que suponen.
Y esta es sólo una de las numerosas formas que tienen nuestros políticos de despilfarrar nuestro dinero.

El plan Avanza contempla en Castilla-La Mancha ayudas hasta 2009 por valor de 2.369.041 euros.